III
Me he quedado helada. Era él. Me sorprendió. Juraría que todo sería mentira. Mi cabeza se había hecho la idea de que no hablaba en serio. Es decir, ¿Por qué llamaría? O mejor dicho ¿Por qué me llamaría a mí?
-eh, no. No es tarde –por fin pude hablar.
-menos mal. Me había preocupado que fuera muy tarde, ¿tus papas no te regañan porque te llamen a esta hora verdad?
Y que podía decir. Era algo que él no sabía. Yo vivía sola desde hace dos años. No tiene idea de que mi mamá nos abandonó a mi papa y a mí. Tampoco estaba enterado de que hace dos años que no se sobre mi hermano. Y, por último. No sabía que mi papá viaja por el país trabajando para él y para mí. Para mantenerme y que yo pueda salir adelante.
-no, no hay de qué preocuparse –dije con tranquilidad.
-bueno. Entonces. ¿esperabas mi llamada? –sus palabras sonaron entre risas. ¿está ligando conmigo?
-quizá. O más bien no creí que llamarías hoy –respondí con una risita escondida. Por mi tono de voz, él podía suponer que estaba sonriendo como tonta.
-era un trato, tú lo dijiste. Y por supuesto, yo acepte eso.
-vale, está bien. Para ser sincera, no estoy acostumbrada a las llamadas. Podría decirse que no recibo llamadas, tampoco soy de hablar mucho, no creo que te hayas dado cuenta, supiste como sacarme conversación –al final no pude evitar reírme. El hacía que quisiera hablar.
-al principio si pude darme cuenta de eso, pero como luego hablamos tan bien, pues supuse que era porque no sabíamos de qué hablar. Yo si hablo mucho, me gusta hablar con las personas y escucharlas. Es algo importante que pocas personas tienen.
-respecto a eso podría decir que soy más de escuchar que de hablar.
-eso quiere decir que no hablas mucho sobre ti o lo que pasa en tu vida, ¿o es otra cosa?
Su voz era cálida. Cuando hacia preguntas un tanto personales, tendía a cambiar el tono de su voz. Era precavido con los temas personales. Y eso me gusta.
-sí, eso es –dije sin pensar. Pero hubo un silencio incómodo. Por un momento creí que tal vez lo había jodido.
- ¿siempre has sido así o es porque tal vez pasó algo en tu vida que te haya hecho ser así?
-toda la vida he sido la misma, aunque supongo que desde hace un tiempo me he cerrado un poco más. Nunca he tenido un amigo o amiga en quien confíe plenamente. Jamás he tenido un mejor amigo o amiga. Para mí no ha existido.
- ¿y en tus padres?
Esa pregunta me joderá hasta que no sepa la verdad.
-todos sabemos que a nuestros padres no les contamos todo lo que nos sucede, ¿o no? –dije con una risita.
-es cierto, eso no hay que negarlo –me respondió mientras se reía-. Pero quiero que sepas que, si necesitas alguien con quien hablar, tomar un café o estar en silencio –volvió a reír-, puedes decirme. Ya tienes mi número. Puedes timbrar o enviarme un texto.
-vale, lo tendré en cuenta.
No podía evitar sonreír. Pero también estaba asustada. Esas palabras las había escuchado antes de alguien que decía amarme, pero terminó por abandonarme cuando lo necesitaba. En el momento más triste de mi vida. Hasta ahora.