Está hecho. No hay vuelta atrás, ni excusas ni arrepentimientos. Solo resta afrontar lo que venga.
Al mirarlo, no hay ninguna expresión en su rostro. Tal vez está a la expectativa sobre lo que voy a decirle. Simplemente se ha quedado observándome, más exactamente, me mira a los ojos. Poco a poco siento que me intimida, pero no debo ceder. ¿y acaso no dirá nada? Una mueca, una palabra, algo. Ese silencio que conserva me retumba en los oídos. Ha inundado todo el apartamento. No hay un solo ruido. Estamos él y yo mirándonos fijamente. Solo eso.
-continua –dice finalmente sin inmutarse. No había ninguna reacción en su rostro.
-está bien –dije sin más- pero vamos preparando la cena.
Solo asintió con la cabeza, se dio la vuelta y empezó a lavar las verduras. Luego se sentó en el mesón. Entonces yo agarre el pollo para desenvolverlo y lavarlo también.
-pero es una historia algo larga.
Algo dentro de mí, me decía que mirara hacia atrás. Sí. Se quedó viéndome.
-bueno, tenemos toda la noche –dijo sonriendo.
Asentí y volteé la cara. Me sentía extraña. Quizá vigilada o son la sensación de que me estaba manipulando para que le contara. Aunque era muy poco probable.
-hace casi 5 años, mis padres se separaron. Habían peleado recientemente, entonces mi mama un día empaco con mi hermano y no dejó. No la he vuelto a ver desde ese día. Ni siquiera se despidió de mí.
- ¿Qué hay de tu papa? –me pregunto suavemente. Cálido y bajo.
. -como yo aún no había salido del colegio, buscó un sitio para vivir más pequeño, poco después lo despidieron del trabajo. Intento durante unos meses encontrar uno nuevo, pero no pudo, hacia trabajos en el mercado y a penas podíamos con los gastos básicos –suspiré, volteé a verlo e hice una pausa-. Entonces un día cuando llegó a casa por la noche y me dijo que había hablado con unos amigos del colegio, que hacían trabajos por todo el país con buena paga. Así que decidió hacerlo, ya lleva en eso, casi 4 años. Y así es como terminé viviendo sola.
-entiendo. ¿pero tu papá está bien? –su pregunta no estaba de más, pero no la esperaba- pregunto porque dices que trabaja por todo el país y está lejos de ti.
-sí, cada vez que inicia un trabajo y lo finaliza, me llama para reportarse y decirme cómo le va y que va a hacer. Le va muy bien.
-entonces con todo lo que él hace te mantiene a ti, y se mantiene él ¿cierto?
-sí, pero yo también tengo trabajo, bueno, hago turnos por temporadas o cubro cuando alguien debe faltar.
- ¿y qué hay de ti?
- ¿sobre qué? –su pregunta me deja un poco confundida, estoy hablando sobre mi vida y ya he dicho algunas cosas.
-sobre cómo te sientes con todo esto. Has hablado de lo que tus padres hicieron, pero no de cómo estás tú.
Es indescriptible. No puedo decir con exactitud lo que su rostro expresaba, ni el tono con el que decía las cosas. Por momentos me intimidaba. En otros sentía su preocupación por mi situación, por cómo estaba. Había mucha variabilidad en sus emociones, y yo, demasiado inestable para soportarlo.
-nunca he sido de amigos, así que cuando ocurrió todo, me encontraba sola. Todo el dolor que sentí lo afrontaba, no confiaba en nadie, tampoco se preocuparon por mí. Y supongo que aun llevo el dolor por dentro –bajé la mirada y jugaba con mis manos. Sentía que en cualquier momento podría llorar-. Me acostumbré a eso. Si sucedía algo en mi vida, todo me lo guardaba. Nadie sabía que pasaba en mi vida.
No me había dado cuenta. Se levantó y se paró frente a mí. Tal vez la oscuridad hace que vea menos. Me miraba fijamente. A los ojos y los labios. Y las lágrimas ya estaban empezando a brotar. Entonces las secó y me abrazó.