“Parece que, desde ahora, todos hemos sido ascendidos a aprendices de mago. Pero siento ganas de quejarme debido a los rumores falsos que circulaban en el pabellón… la verdad es que superar los exámenes fue mucho más sencillo de lo que se decía” soltó Káel, riendo entre dientes, ante la complicada mirada de todos los demás.
El viejo examinador sintió ganas de insultar a Káel en diez idiomas distintos luego de escuchar este comentario.
« ¡Ni siquiera tomaste el tercer examen! » maldijo el viejo en su corazón.
El viejo árbol se había salvado, pero el daño causado a este no era menor y llevaría un buen tiempo poder curarlo totalmente. Además, salvarlo le había costado tener que aprobar a la fuerza a una tanda entera de novicios alborotadores. Esto era algo que jamás sucedía, normalmente se podrían considerar como muy afortunados si la mitad de un grupo de novicios lograba superar los exámenes y convertirse en aprendices de mago.
El anciano estaba disgustado y solo quería deshacerse de estos problemáticos jovencitos. Por lo cual, forzando una sonrisa incomoda, dijo:
“Ya pueden irse hacia sus habitaciones y comenzar a empacar sus cosas. Alguien los buscará temprano, el día de mañana, para moverlos hacia el pabellón de aprendices.”
El viejo agitó su mano como intentando espantar a un grupo de moscas molestas. En este momento, solo quería quedarse solo con sus penas; mientras observaba al rostizado árbol que cuidó durante tantos años.
“Señor examinador, creo que se olvida de algo…” mencionó Káel, con una sonrisa insidiosa.
El viejo frunció el ceño hasta el máximo posible de su rostro, mientras luchaba por no perder los estribos. Si no fuera porque la otra parte era un talento único que posiblemente lo superaría dentro de solo algunos años, lo atacaría en el acto para apaciguar su frustración y enojo.
“Todavía no me entrega los 30 puntos de reconocimiento que gané por atacarlo…” comentó Káel, señalando con su dedo al pobre árbol quemado.
« ¿De verdad tienes la piel lo suficientemente gruesa para exigirme los PR de premio después del desastre que generaste? » el viejo examinador estaba con ganas de azotarlo, pero tampoco podría faltar a su palabra; ya que tenía una reputación y un prestigio que mantener. Por lo cual, se obligó a calmarse y le transfirió los 30 PR desde su esfera mágica de medición, mientras forzaba una incómoda sonrisa, y resistía con fuerza las lágrimas que querían bajar por su rostro.
“Eres muy amable, y debo reconocer que ha sido todo un placer tomar este examen bajo tu tutela.” mencionó Káel, con ojos llenos de burla, mientras se despedía del viejo examinador.
“Lo mismo digo…” musitó el viejo, resistiendo las ganas de llorar.
« ¡Pequeño bastardo, no tendrás una buena muerte! » pensó el anciano, mientras se acercaba hacia el árbol con preocupación.
Minutos después, el grupo se alejó alegremente de la zona de pruebas y Killian fue el primero en hablar:
“¡Ese ataque combinado ha sido realmente increíble! ¿Cómo se llama?”
Káel se encogió de hombros antes de admitir:
“No tengo idea, lo inventé en el momento.”
El grupo lo miró con ojos llenos de escepticismo.
“¿Qué?” disparó Sheila que había permanecido callada durante el último rato. Y para asegurarse de haber escuchado bien, preguntó:
“Debes estar bromando… ¿Quieres decir que esa fue la primera vez que combinabas esas tres magias distintas para lograr formar ese devastador ataque combinado?”
Káel asintió con la cabeza ligeramente antes de agregar:
“De hecho ahora que lo mencionas, fue la primera vez que use el conjuro Estacas de Tierra. Por lo cual, temí un poco que pudiera fallar en su lanzamiento si me descuidaba, pero por suerte todo salió bien.”
Sheila tuvo un impulso de vomitar sangre al escuchar esto. La gente normal, como ella, tendría que practicar decenas de veces antes de lograr lanzar exitosamente la versión más básica de un conjuro nuevo. Pero este tipo lo hacía en su primera vez y durante el examen de ascensión a aprendiz de mago. Y todo esto, mientras ejecutaba un ataque combinado, de tres magias distintas, al mismo tiempo.
« ¿Tienes que ser tan exagerado? ¿Pasará algo si no presumes durante un momento? » pensó ella, indignada, mientras se arrepentía enormemente de haberse querido medir con este monstruo antes.
Káel parecía haber desarrollado un cierto talento para enfurecer a las personas últimamente, incluso cuando no era su deseo hacerlo.
***
Al día siguiente, el grupo de jóvenes fue conducido por un aprendiz de mago de voz gentil que los llevó hacia el nuevo pabellón donde vivirían desde ahora.
Este aprendiz debía tener alrededor de 16 años y por alguna razón siempre tenía sus manos escondidas dentro de las mangas de su larga túnica. Además, su mirada era totalmente baja, como evitando cruzar la vista con otros. De hecho, pocas veces mostraba su rostro entero y prefería mantenerlo oculto bajo su túnica marrón.
Káel ya conocía parcialmente el interior de la colosal Academia Celestine, debido a que había comprado la excursión por la academia anteriormente, pero, a pesar de esto, no pudo evitar sorprenderse al ver otra vez lo enorme que era este lugar. Tan solo la parte cubierta de la academia podría contener tanta gente como una pequeña ciudad.
« Entre personas normales, novicios, aprendices y magos oficiales… ¿Cuánta gente vivirá aquí en total? » se preguntó Káel, mientras el grupo entraba al enorme pabellón de aprendices.
Mientras recorrían el descomunal pabellón, el grupo pasó por el salón principal del mismo, donde un grupo de aprendices avanzados discutían aireadamente. Estos aprendices notaron las túnicas grises de Káel y su grupo, e inmediatamente detuvieron su discusión para observarlos fijamente, con ojos depredadores. Luego, comenzaron a chiflarles y a burlarse de ellos abiertamente, sin ninguna razón aparente.