Káel apareció en el borde del bosque, en uno de los múltiples enlaces de teletransportación. Se sintió un poco mareado al inicio, pero esta vez fue mucho más leve que en su primera ocasión.
Miró hacia los costados rápidamente, solo para notar que el área estaba completamente despejada. Esto fue un verdadero alivio para él.
Había escuchado rumores sobre algunas facciones que solían controlar algunos enlaces, con la esperanza de asaltar a los novatos. Pero, incluso si esto fuese cierto, había muchísimos enlaces distribuidos por los alrededores, por lo cual, era imposible controlar todos siempre.
Después de tomarse algunos breves momentos para orientarse con ayuda del mapa que compró, caminó hasta el inicio de las marcas que había dejado durante esa misma mañana, y regresó rápidamente hacia el refugio siguiéndolas. Era mucho más rápido llegar cuando solo debía seguir las marcas, en lugar de estar prestando atención al rumbo exacto durante todo el viaje en el denso bosque.
Al llegar al refugio, notó que el lugar estaba hecho un asco, parecía que había ocurrido una guerra aquí.
La entrada a la cueva estaba destrozada y las pertenencias del grupo estaban desparramadas por todo el suelo. Además, la única cacerola que tenían para hervir agua o cocinar, ahora estaba abollada y se encontraba tirada bajo un árbol. Káel notó que tenía algunas migajas de comida en su interior, que en este momento se habían convertido en un festín para las hormigas del bosque.
« ¡Mierda! No pude comer nada en todo el día y creí que la cena estaría lista al regresar, pero ahora me encuentro con este desastre ¿Qué demonios pasó aquí? » Káel estaba molesto y con hambre, mientras buscaba al resto de su grupo por los alrededores.
No tardó demasiado en encontrar a estos tipos, trepados sobre un enorme árbol y con sus rostros pálidos.
“¿A qué diablos están jugando? ¡Bajen ahora mismo y arreglen este desastre!” gruñó Káel, bastante enojado.
“¡K-Káel! ¡Ten cuidado! Ese astuto oso rojo me ha acosado durante todo el día y finalmente logró seguirme hasta aquí también.” chilló Killian, en pánico.
~ ¡Puuf! ~
Káel chistó con descontento, y sentenció sin piedad:
“Además de ser un cobarde, eres idiota y lo condujiste directo hacia nuestro refugio ¡Bien hecho Killian!”
Killian estaba rojo de la vergüenza. En realidad, no le había contado a los demás exactamente lo que pasó en el bosque con Káel, y en su lugar dijo que se habían separado casualmente al perderse en la inmensidad del mismo.
Cedric y Kendra parecieron percibir algo al escuchar las furiosas palabras de Káel, pero no dijeron nada.
“¡Vamos! ¡Bajen de una vez! El oso rojo ya se fue. Seguramente solo quería comer algo y como Killian no sirve ni como cena, acabó devorando nuestras provisiones en su lugar” afirmó Káel, en un tono gruñón, que podría sonar similar al de un abuelo regañando a sus nietos.
El trio bajó del árbol y, luego de asegurarse de que el oso se había marchado, comenzaron a trabajar en el campamento. Esta vez, colocaron algunas defensas por si el oso rojo decidía volver. Aunque no era imposible combatirlo con magia en un campo de batalla abierto, dentro de este denso bosque la historia era otra. Si el oso los atacaba por sorpresa, no tendrían tiempo para preparar nada. De hecho, esto fue exactamente lo que les pasó hoy.
Después de reconstruir el refugio, y de rodear el lugar con puntiagudas estacas y trampas, ya era muy tarde por la noche y el grupo se sintió con verdadera hambre. Sus estómagos gruñían con furia.
“Quizás debamos cocinar un brazo de Killian para alimentarnos hoy, ya que de todas formas no los usa ni para trepar árboles.” propuso Káel, riendo entre dientes.
El grupo se rió con tacto, mientras observaban los brazos de Killian con cierto anhelo.
“Prefiero su brazo izquierdo, el derecho tiene una verruga.” declaró Cedric algunos segundos después.
“¡No, con ese me limpio el trasero!” replicó Killian de inmediato.
El grupo estalló en carcajadas y el ambiente se volvió más suave.
“¡En realidad tienen suerte! Debido a que nunca había probado los dulces desde que llegué al continente Nirm, decidí comprar algunos en la tienda de la biblioteca hoy. Pensaba guardarlos para una ocasión especial, pero dadas las circunstancias, es mejor comerlos ahora que pasar la noche con nuestros estómagos vacíos.” comentó Káel, sacando una pequeña bolsa con dulces. No los alimentaría hasta saciarse, pero, al menos, podrían comer algo esta noche.
Los ojos de todos brillaron.
“Káel es realmente una persona fiable, no como otros…” murmuró Kendra mientras tomaba un caramelo y miraba con recelo a Killian y Cedric.
“¿Por qué también me miras a mí?” se quejó Cedric encogiéndose de hombros.
Algunos minutos de charla ociosa después, y cuando ya todo el grupo estaba a sus pies, Káel dijo:
“La situación en la Gran Biblioteca es tremendamente difícil. Hoy he gastado casi todos mis PR en conseguir cosas importantes como el mapa del bosque, la información de las grandes facciones y otros documentos significativos, que nos ayudarán en gran medida mientras estemos en este lugar.”
Después de una breve pausa, que usó para tragar un dulce, agregó:
“Sé que todos ustedes no tienen muchos PR ahora, por lo cual no les exigiré que paguen por estas cosas caras. De hecho, se las compartiré ahora mismo de forma gratuita, pero a cambio solo necesito que me ayuden con algo”
“Claro ¿Qué necesitas?” preguntó Cedric, con una sonrisa. Desde su punto de vista invitar a Káel al grupo fue la mejor decisión que tomó en su vida.
“Necesito que me disculpen de mis tareas de caza y acondicionamiento del refugio durante un tiempo, ya que estaré ocupado con unos asuntos importantes y no tendré tiempo para esto.”
“No hay problema por mi” dijo Killian al instante, fue el primero en responder ya que se sentía bastante culpable por lo que pasó antes.