La caravana se detuvo, debido a que una enorme criatura impedía su avance y obstaculizaba su camino.
Káel asomó su cabeza y lo que vio lo dejó desconcertado. Poniendo sus ojos en blanco, y señalando a Killian con furia, gritó:
“¡Killian, bastardo! ¿Acaso lo haces con osos o como demonios es que los encuentras siempre tan fácilmente?”
El carruaje en el que viajaban Morgani, Desmond y Aldair, que se encontraba en tercera posición, se frenó abruptamente; y todos los carros de comercio que estaban detrás de este debieron hacer lo mismo.
~ ¡¡Groaarr!! ~
Otro poderoso rugido se escuchó en el bosque nevado y todos pudieron notar claramente que el problema vendría de una pareja de osos rojos, que volvían de lo alto del gigantesco monte cercano y estaban por ingresar al bosque por el mismo sendero que ellos transitaban.
Pero Killian parecía más temeroso de Káel, que de los dos enormes osos que yacían frente a él. La última vez había aprendido algo importante. Los osos podrían matarse fácilmente con magia si trabajaban juntos, pero él moriría todavía más fácil si volvía a decepcionar al niño demoniaco otra vez.
Esta vez había una pareja de osos frente a ellos, pero nadie se vio demasiado afectado por esto. Ya no eran los mismos aprendices novatos que en el pasado.
Killian hizo los canticos rápidamente, y concretó su poderoso conjuro.
“Fera Impetus Tempestatis” (Torbellino Salvaje)
Esta magia era una mejora de su Impetus Tempestatis (Torbellino), la cual anteriormente había sido su máxima arma.
A diferencia de su antecesor, el viento provocado por el Fera Impetus Tempestatis giraba más locamente y rápido, haciendo que su poder destructivo sea superior, al igual que su gasto total de maná.
Tullido, que estaba en el segundo carro, no era tan rápido como Killian a la hora de atacar con magia, y además estaba más alejado de los objetivos, por lo cual, prefirió arrojar hacia los osos a un par de las esferas hechas con alquimia, que Káel le había entregado, las cuales denominó como esferas del terror.
Káel había sido muy perezoso como para ponerle un nombre a su reciente creación, por lo cual, Tullido decidió hacerlo en su lugar.
El fuerte viento, provocado por Killian, restringió la movilidad de los osos y los cegó parcialmente, al levantar una pequeña tormenta de nieve en el lugar.
El Torbellino Salvaje había arrastrado la nieve y las rocas del suelo, mientras impactaban con fuerza contra las duras pieles de los osos rojos.
Aunque no era suficiente para dañarlos, todavía los restringía bastante. Pero fueron las esferas del terror que lanzó Tullido, las que verdaderamente concretaron el trabajo.
~ ¡¡BooM!! ~
~ ¡¡BooMM!! ~
Luego de ser arrastradas por el viento, se estrellaron contra los osos; provocando una poderosa explosión en la zona.
« Esto debería ser suficiente. » pensó Killian, aturdido, pero muy contento con su desempeño; mientras intentaba recuperar su capacidad auditiva. La explosión había sido muy estruendosa y ensordecedora. Además, él estaba en el primer carro y muy cerca de la misma. Pero lo importante era que el plan de ataque, que habían coordinado con Tullido la noche anterior, había dado buenos resultados ahora.
No obstante, unos segundos después, el grupo notó que los dos osos rojos no estaban muertos. Aunque habían sido quemados y tenían sus pelajes de color carbón, y sin duda habían sufrido daños severos, todavía podrían moverse y atacar.
Pero, a nadie podría importarle menos esto ahora; ya que todos pudieron apreciar algo enorme que se avecinaba a la distancia. Algo que era mucho mas intimidante que un par de osos heridos.
Lo que comenzó como un ligero sonido de nieve deslizándose, ahora se había convertido en una enorme avalancha que caía desde el gran monte cercano, que estaba justo en la salida del bosque nevado.
Aparentemente, la explosión había causado una reacción en cadena y lo que comenzó siendo un pequeño deslizamiento de nieve, ahora se había convertido en una destructiva avalancha; que se aproximaba en dirección hacia el bosque con fuerza.
“¡Si sobrevivimos a esto, los mataré a ambos!” rugió Káel, mientras formaba una serie de sellos con sus manos a velocidad vertiginosa.
Benedictio lux pedes (Bendición de los pies ligeros)
Káel lanzó su bendición a todos los que pudo y que eran de importancia para él, la cual aumentaría la velocidad y agilidad de los afectados, durante un breve tiempo. Y luego, se echó a correr hacia las profundidades del bosque en un intento desesperado por escapar de la avalancha.
Debido a que bendecir con este encantamiento a una enorme cantidad de personas distantes, y en poco tiempo, era algo imposible; ya que, requeriría un gran control de maná y consumiría una enorme cantidad de este, Káel tuvo que elegir con cuidado a quienes ayudar, antes de decidir escapar también.
Descartó a los cocheros de inmediato, ya que eran demasiados y no tenían nada que ver con él. Luego descartó a Killian y Tullido, ya que estaban demasiado distantes de su posición al estar en los primeros carros, y su encantamiento no podría afectarlos desde aquí. Además, Killian era el más rápido del grupo y su velocidad máxima normal ya era similar a la de Káel cuando usaba Lux Pedes.
Y con respecto a Tullido…
« ¡Confío en ti Tullido! Yo sé que estarás bien… O quizás no… » pensó Káel, mientras recordaba que sería muy difícil que no estallaran las esferas restantes que Tullido llevaba consigo en su túnica.
« Definitivamente Tullido volará en mil pedazos una vez que la avalancha de nieve lo alcance… » Káel negó con la cabeza mientras escapaba. Realmente comenzaba a agradarle este sujeto de una sola mano.