El grupo se organizó y todos participaron en la búsqueda de más supervivientes, y de las carretas de comercio con sus respectivas mercancías.
Los gordos no tardaron demasiado en despertar y apenas tenían algunas heridas en sus cuerpos, los cuales, claramente, no eran normales. Sus heridas sanaban a una velocidad impresionante y Káel sintió que estos dos se convertirían en monstruos aterradores en un futuro, siempre en cuando lograran dominar sus cualidades positivas. Él sentía que probablemente el experimento de Erwin no fue un fracaso de todo, y posiblemente había mucho más detrás del asunto.
El único problema era el hambre atroz que sentían. Pero, por suerte para ellos, la carreta que tenía las provisiones y víveres para el recorrido, fue la primera que encontraron; y los gordos comieron hasta saciarse. Luego, se unieron a los demás en la búsqueda de los cocheros y de las demás carretas de comercio que fueron enterradas por la avalancha de nieve.
Apenas dos horas después del terrible incidente, usando magia y la fuerza bruta de Lennox, Nicov y Desmond, la nieve había sido despejada del camino y todos los carros fueron reparados.
El grupo se encontraba frente a una tumba hecha con rocas amontonadas, y que tenía una gran roca en el centro, en cuyo dorso superior se había grabado con magia las siguientes palabras:
“En honor a Tullido, nuestro querido amigo.”
Los carros de carga y el carruaje de Morgani, estaban debidamente alineados para continuar, totalmente listos para partir en cualquier momento. Pero, el problema es que no había como llevarlos.
Después de explorar en todas direcciones, el grupo descubrió que no había sobrevivido ninguna mula o caballo a la avalancha.
Debido a que estaban totalmente sujetados a los carros, al momento de la avalancha, ninguno logró escapar; y ahora, todos yacían muertos.
Esto era normal, ya que la avalancha de nieve y escombros había impactado con muchísima fuerza al inicio, antes de ingresar al frondoso bosque, donde perdió velocidad y fuerza; hasta detenerse por completo el avance de la nieve.
Los animales recibieron el impacto de lleno y no tuvieron oportunidad de sobrevivir, al igual que los viejos cocheros.
“Señor Morgani, creo que es hora de que decida sus prioridades ¿Prefiere completar la misión o resguardar el secreto de su carga comercial?” preguntó Káel, en un tono inquisidor. Había tenido un día pésimo hasta ahora, y no estaba de ánimos para compadecer a este mercader.
Joseph Morgani también había enterrado a sus muertos, y ahora se encontraba colocando una última roca sobre la recién creada tumba de su cochero más antiguo.
“Seré honesto contigo, solo porque pareces ser el más sensato entre todos los de tu grupo.” comenzó diciendo el señor Morgani, mientras miraba hacia los lados y se aseguraba de que estuvieran solos en la cercanía.
“En mis más de 20 años como comerciante, esta se ha convertido en la misión más desastrosa de todas, y apenas estábamos completando el primer tramo del recorrido. Pero no puedo darme el lujo de fallar, ya que, el estatus social de toda mi familia depende de que complete correctamente este importante encargo. Así que prefiero ser franco contigo al respecto, e intentar terminar con esto de la mejor forma posible.” explicó Joseph Morgani, con el ceño fruncido.
“Una decisión muy sabia. No tenemos animales de carga, ni tampoco cocheros, así que, la única forma de completar el encargo sería a pie, al menos hasta que lleguemos hasta la siguiente ciudad. Por lo cual, es inevitable que todos sepamos lo que estaremos transportando desde ahora.” explicó Káel, con calma.
“Lo sé. Solo el comodoro Desmond y uno de mis cocheros fallecidos sabían sobre esto, pero dadas las condiciones, no se puede evitar.” suspiró Morgani, y luego explicó:
“No sé que tan informado estés sobre la situación en el Reino de Arcia, pero, desde hace algunas semanas, el reino se prepara secretamente para una guerra contra el Imperio Andrasin, al sur del continente. Esta será una enorme guerra, como pocas veces ha sucedido en la historia del continente, donde el Imperio Elessar atacará a los andrasines desde el Este y los arcianianos atacaremos con barcos desde el Oeste. Si todo marcha bien, los andrasines se verán comprimidos y severamente afectados; debido al ataque sorpresa desde ambos lados.”
Káel asintió con la cabeza, mientras escuchaba una información sumamente importante para el continente, pero muy poco interesante para él.
“¿Qué tiene que ver este asunto con nuestra misión comercial?” preguntó, sin más consideraciones. La verdadera pregunta que tenía en mente era como un mercader normal como este podría saber semejante cosa, pero la dejaría para más adelante.
“Esta no es una misión comercial normal en absoluto. Por razones que no explicaré ahora, tengo cierto acuerdo con uno de los príncipes herederos al trono y, gracias a esto, se me confió la importante misión de transportar las gemas de veltrum, que son necesarias para mover velozmente a la armada del reino, hacia los puntos de interés del reino. Nuestra verdadera misión es transportar secretamente estas gemas, desde las minas que hay al Este de Ciudad Verdi, hasta los distintos puertos costeros de las ciudades armadas, desde donde partirán los navíos de guerra al momento de iniciar la invasión. Pero, por supuesto que debemos simular que estamos visitando estos lugares con fines comerciales normales.”
Káel procesó brevemente la información recibida, y se hizo con una idea de lo que estaba sucediendo.
El antiguo imperio élfico, el Imperio de Elessar, y el último reino puramente humano, el Reino de Arcia, habían formado una alianza secreta para invadir al poderoso Imperio Andrasin, quienes, durante los últimos 20 años, habían estado creciendo inmensamente en riqueza y poder, y amenazaban con anexar forzosamente al Reino de Arcia a sus dominios, para expandir su imperio.