Era una mañana como cualquiera, al fin teníamos algunas vacaciones por parte de la Universidad, un mes entero sin el estrés de tareas y trabajos, todo era perfecto pero...
¿Qué carajo hare para no morir de aburrimiento?.
No suelo salir mucho, pues prefiero quedarme en casa y leer un buen libro, soy la típica chica de 23 años, en realidad no me considero interesante, no conozco a mis padres y siempre que preguntaba por ellos mi tía se volvía loca así que prefería no tocar el tema, Andrea visitará a sus padres en Oklahoma, lo que significa que estaré sola aquí en Oregón, sinceramente no me molesta la idea.
-¿En qué piensas Sol?- pregunta mi amiga mirándome con curiosidad.
-En lo mucho que te extrañaré tonta- Le digo dándole un fuerte abrazo de despedida
-¿Estarás bien?- me dijo con tono de preocupación, hemos estado juntas desde pequeñas y decidimos mudarnos juntas a Portland Oregón para cursar la Universidad, nunca habíamos estado tanto tiempo separadas, eso me ponía un poco triste a decir verdad, aún que no tenía mucho caso ir con ella, pues mi tía falleció hace poco tiempo cuando unos rufianes entraron a la casa, fue un poco raro pues no se llevaron nada -¡contéstame!- exclama sacándome de mis pensamientos.
-Vas a perder tu vuelo, tienes que darte prisa- le digo mientras asiento.
Ella se va y me quedo sola con mis pensamientos. Tome un libro y me perdí en el, hasta que el hambre se apoderó de mi. Tome mi celular y...
¡¿Qué?! ¿ cómo puede ser tan tarde?.
Cuando Andrea se fue eran las 8:30 a.m., pero ahora son las 6:30 de la tarde, ¿en qué momento?.
Decidí tomar mi chaqueta e ir a una cafetería. ¡muero de hambre!...
Al llegar me percaté que unos hombres desconocidos me miraban mal y con algo de odio. ¿Ay por que me miran tan feo esos dos?, Ni siquiera los conozco pero al parecer ellos a mi si y eso comienza a asustarme.
Decidí retirarme en cuanto me dieron mi comida pues era algo incómodo, en cuanto salí esos hombres se levantaron de sus asientos y al poco tiempo salieron de la tienda, ya era algo oscuro así que apresure un poco el paso. Cálmate Sol, tal vez sólo es coincidencia. Trate de convencerme de que sólo era producto de mi imaginación por lo que decidí ir por el bosque. ¡Gran error!.
Al llegar al bosque comencé a correr lo más rápido pude hasta que sentí un golpe que me derribó, en ese momento vi a uno de los hombres tornar sus ojos a un tono rojizo que me congeló la sangre.
-¡Idiota no la mates!- exclamó el otro hombre que lo acompaña- hay algo en su sangre que no es normal.
-Es verdad- dice el otro hombre con asombro en sus ojos, ¿pero qué demonios está pasando?- ¿Quién eres princesita?- escucho decir a ese loco mientras se acerca cada vez más, me toma de la garganta y me estampa en un árbol- te vez muy apetitosa- ¡¿pero qué?!, de su boca salen unos enormes colmillos y los clava en mi cuello, ¡el dolor es insoportable! pero en ese momento una criatura se lanza sobre los dos hombres desgarrando su garganta, ¿pero qué clase de lobo es este? ¡Es enorme!.
Cuando termina con ellos su mirada se enfoca en mi y por alguna extraña razón me hace sentir que todo estará bien y me provoca una paz que no puedo explicar.
-¡por fin!, ¡al fin te encuentro mi amada luna!- ¿De dónde salió esa voz?.
A lo lejos veo como el gigantesco lobo desaparece de los árboles y al salir veo a un hombre que pareciera que fue creado por los mismos dioses, lo último que recuerdo es como me toma entre sus brazos y de repente todo se vuelve oscuro...