Mi Sol, mi mate.

Capítulo 5.

Sol.

Ya han pasado varias semanas después de todo lo que pasó, desde ese momento no eh salido de la casa, por lo general estoy con Liz en la cocina o charlando con Daniel, aún que el día en que Joseph se enteró de que charlaba con migo y pasaba gran parte del tiempo a mi lado se volvió loco y casi lo mata, el es lindo y no digamos nada sobre su apariencia por que está como quiere, no le eh visto mucho después de lo que le dije, la verdad aún no eh tomado una decisión, una parte de mi quiere correr a sus brazos pues son realmente cálidos, "además que brazos tan perfectos tiene este hombre". Aún recuerdo el día en que me presto algo de ropa para dormir ya que no eh tenido tiempo de ir por algo de ropa a mi casa, en realidad no se si me permitirá volver ahí, en ese momento entró sin camisa dejando poco a la imaginación, "¡valla pero que hombre!", de tan sólo imaginarlo mis mejillas se ruborizan.

-¿En qué piensas niña traviesa?- escucho una voz burlona a mis espaldas, "oh maldición, ¿acaso sabe lo que estaba pensando?", Cada vez me siento más avergonzada así que bajo la cabeza.

-E-en nada- digo con la mirada al suelo, en eso, siento como su mano toma mi rostro y poco a poco levanta mi mirada, "¡Oh por Dios santo!" Veo su torso desnudo y sudado al parecer había estado entrenando junto a los demás, ese abdomen perfectamente definido, "¡mira nada más esos músculos!".

-¿Segura mi luna?, la forma en la que me acosas con tu mirada me dice lo contrario- me dice mientras suela una pequeña risa, "Demonios, eh sido descubierta", pero con ese cuerpo como no quiere que lo acosen- Tranquila mi luna, tu me puedes hacer lo que quieras, este lobito es totalmente tuyo.

-Y-yo, voy a tomar una ducha- digo eso para intentar librarme de esos brazos que me aprisionaban entre la pared, en ese momento siento como toma mi cintura "Ay dios mío, ¿acaso estas probando mi fuerza de voluntad?".

Esta bien mi luna- susurra a mi oído con esa voz gruesa que eriza cada parte de mi cuerpo- pasaré por ti a las seis, quiero mostrarte algo- se aleja depositando un beso en mi mejilla.

"Ay santa papaya, este hombre saca un lado de mi que es peligroso", Me quedo
embobada unos minutos hasta que me doy cuenta que sólo me queda una hora para arreglarme, me ducho lo más rápido posible y elijo algo de ropa que me dio Liz para sobrevivir, en realidad no se de donde sacó tanta ropa y lo más asombroso es que toda es de mi talla, me coloco unos jeans junto con una blusa blanca, tenía algo de frío así que me coloque un abrigo gris realmente hermoso, cepillé mi cabello rojizo y coloque algo de máscara para pestañas.
Eran las seis en punto cuando tocan a la puerta y ahí lo veo, recargado sobre ella con unos jeans y al igual que yo una playera blanca, "valla, ¿nos pusimos de acuerdo o que? Aún que esa playera no le quedaba nada mal, todo se ve perfectamente bien"

-¿Nos vamos preciosa?, o seguirás devorándome con la mirada- pregunta con un tono pícaro- Vamos, antes de que no te deje escapar de mi.

Sujeta mi mano y no me opongo el lo absoluto, en poco tiempo llegamos a un jardín realmente hermoso, era increíble el como podía verse tan bien a pesar de que era invierno, había mariposas al rededor de las flores en perfecto estado, un pequeño lago y un árbol enorme adornado de flores rojas.

- ¿Te gusta mi luna?- pregunta Joseph mientras toma asiento bajo el árbol haciendo una pequeña seña para que lo acompañe.

- Es hermoso, es tan mágico y lleno de color- le digo mientras observó todo con asombro y emoción.

-Este es mi lugar secreto, siempre solía venir a qui cuando necesitaba aclarar mi mente, ahora es tuyo mi luna, pues toda mi vida te pertenece a ti- me dice mientras me mira fijamente a los ojos, siento todo tipo de emociones que no puedo explicar.

Nos quedamos un largo tiempo charlando de todo tipo de cosas, me contó de las travesuras que solían hacer el y Daniel, también me contó que su padre, el antiguo Alfa, murió con tal de proteger a toda la manada y a su familia de las criaturas que los amenazaban, Fue muy duro para todos pero lograron salir a delante.
Después de unas horas entramos a la mansión y decidimos dormir, ya era un poco tarde y a pesar de que pasamos la mayor parte de la tarde juntos, no me quería separar de el.
"¿Acaso será que me estoy enamorando?"..

 




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