MIA:
Jamás pensé que acabarían formando un tremendo escándalo en el cine, solo porque Ayrton me beso de casualidad. Solo es un tonto beso, a cualquiera le podría haber pasado, pero no, Junior se exalto demasiado, no se que le pasa, es tan inmaduro. Joder, ya no sé que hacer con mi vida, cada vez que estoy con alguien, siempre pasa algo malo, soy la culpable de todo esto. Pero lo que me voy a preguntar siempre es que m... Le pasa por la cabeza a Junior, para casi matar a Ayrton.
- ¡calmense!-grito. Pero ninguno de los dos me hace caso. Bien pues ellos se lo buscaron. Le doy una patada en la parte íntima de Junior y Ayrton. Los dos retroceden, agarrándose en donde les golpeé.
-¡ son unos inmaduros!, ¿qué parte de calmense no entienden?- les grito con enojo. Después me retiro con pasos rápidos. Me acuerdo de que Ayrton vino conmigo, por las indicaciones de su madre, ella podría pensar mal de mí si llego así. Tampoco quiero ir sola.
- ¡Ayrton! Vamos a casa - le grito.
Él hace una cara de que ha ganado. A Junior lo veo muy tenso, sus amigos no se que le dicen pero él se va calmando, poco a poco.
- Aquí estoy- me dice Ayrton.
- vámonos- le digo.
- ¿qué es ese cambio repentino? Acaso el beso que te di, te hizo cambiar de opinión- me pregunta, con una sonrisa.
- no- respondo y él se pone triste- no he cambiado de opinión sobre tí, sigues siendo el mismo de siempre.
No se como lo interpreto, pero tiene una gran sonrisa, él me hace sentir cómoda, como si siempre nos hubiéramos conocido. Le miro detenidamente. Pero justo cuando miro al frente hay un poste, me golpeo tan fuerte, que la nariz me sangra. Ayrton al darse cuenta, viene hacia mi y acuna mi cara en sus manos.
- Ah duele, para- le digo a penas formulando las palabras.
- lo siento, este, voy a comprar algodón no te muevas de aquí- lo dice, mientras mira a todos los lados, con mi poca visión y energía, que me queda, veo una botica, le señalo para que vaya. Él lo ve y se va corriendo.
Las fuerzas que antes me sostenían, se han ido, estoy perdiendo demasiada sangre, ya no puedo orientarme, trato de caminar lo más que puedo, pero mis piernas flaquean, a penas logro mantenerme de pie.
Siento las manos de una persona, posándose sobre mi hombro.
-¿estás bien?- me pregunta esa voz. Es tan obvio lo que me sucede y me pregunta. Ni siquiera puedo enojarme, porque me hace doler más.- ven te voy a llevar a mi casa- vuelve a hablar.
Ya no siento mi cuerpo, lo único que pudo hacer es dejar que esa voz me lleve, no se a donde pero necesito recuperar mis fuerzas. Si no lo hago, estoy segura que moriré en cualquier momento.
La persona me esta llevando como una princesa, me tiene en sus brazos fuertes y duros. Cierro poco a poco mis ojos, pero la persona me dice que no me duerma.
-¿por qué?- le pregunto.
- sino podrías morir- me dice. Su voz suena a la de un hombre.
- ¿como?- me sorprendo.
Él se ríe.
- me das risa, Mía- me dice- con razón el te prefiere-lo dice en un susurro, que no logro escuchar bien.
-¿quien eres?- pregunto.
- ¿no reconoces mi voz?- me pregunta. Trato de prestar atención a su voz, pero no logro diferenciarlo o identificarlo.
- no, no recuerdo.- le contesto, confundida.
- soy Piero- me dice, me vuelvo a asombrar, pero no lo demuestro en mi cara.
- ¿que, de verdad? no te reconocí- le digo.
- bien, pues tu sabrás donde vivo¿no?- me pregunta.
- si lo sé.- le digo y me acuerdo de Ayrton.- pero antes tienes que llamar a Ayrton, le prometí que me quedaría allí, mientras el compraba el algodón, por favor, Piero- le sigo hablando, aún cerrando los ojos. Trato de abrirlos pero no puedo.
- espera ahora lo llamo, primero necesito llegar a la casa- esboza una sonrisa. No entiendo porqué.
- ¿tanta gracia te doy?- le pregunto, pero el se queda callado.
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Creo que me he dormido, me duele todo mi cuerpo. Trato de pararme, pero siento que la casa se mueve, aunque se que mi mente me está jugando una mala pasada. Me duele la cabeza. Sobo con las yemas de mis dedos mi sien.
Me paro con la mayoría de mis fuerzas, aún así mis piernas flaquean. Alguien me coge de la cintura. Volteo hacia atrás.
-¿ Piero?- digo un poco confundida.
- ¿ya te olvidaste que te traje a mi casa?- me pregunta, haciendo qué vuelva a sentarme en el sofá. Él se sienta a mi lado, con un poco de distancia.
- soy olvidadiza, ¿pero al final llamaste a Ayrton?- le pregunto.
- eh, bueno si, le di toda la información que necesito- hace un pare- para eso tuve que coger tú celular.
No puede ser, solo espero que no haya visto algo que no debió de ver y si lo ha visto, espero que no malinterprete nada.
- solo entraste ha mis contactos ¿no?- le miro un poco nerviosa.
- tuve curiosidad y vi tu galería... otras cosas más- me responde avergonzado, moviendo su cabeza y evitando mi mirada de reproche.
- no te preocupes - le digo.
- ¿quieres agua?- me pregunta, levantándose del sofá y llendo a su cocina.
- solo un poco.- le contesto. Después de lo dicho, se entra a la cocina, puedo escuchar como el agua chorrea, al servir en el vaso.