Mi soledad

8. Amor a la vista

Ayrton:

Estamos demasiado cerca, temo que pueda suceder algo que no debe ocurrir por nada del mundo.

- ¿ que haces aquí?- pregunta Mía, alejándose un poco de nuestra cercanía.
- paseaba por los alrededores, tu casa es súper grande - le digo alzando una ceja- no parecía grande en la entrada.

- Ah eso - dice y da un paso atrás - mis padres bueno por asi decirlo lo camuflaron con los árboles y lo que le rodea. Seguridad absoluta contra los delincuentes.

Se ríe, mostrando la más hermosa sonrisa, dejando ver sus dientes blancos y sus delgados labios rosados.  Es hermosa.

- ¿qué cosa?- me pregunta.

Creo que lo dije en voz alta.

- ¿Qué de qué?- digo
- dijiste es hermosa - me mira confundida.
- me refería a ...- no se que puedo decir, sería un milagro que alguien nos interrumpa.
- ¡Ayrton!- grita una niña que no reconozco.
-¿Qué?- mi seño se frunce.

Mia mira a la niña, cruzándose de brazos, que estará pensando. La niña se tira sobre mi, cayendo al piso junto conmigo, su cara esta pegada frente a la mía y no puedo creer lo que la niña hace, me... está ¡besando!

- ¿niña sabes lo que estás haciendo verdad y sabes que no debes hacer algo contra la voluntad de una persona?- dice Mía.

La niña deja de besarme, no puedo creer que me haya paralizado cuando me beso, se levanta de mi y me paro.

- por supuesto que sé pero si el no lo hubiera querido, entonces me habría apartado- dice la niña, poniendo sus manos a las cinturas.

Ella voltea a verme, veo su rostro y me hace recordar a la niña que más me aterrorifica desde mi infancia, ella es...

-¿Isabella?- me pregunto a mi mismo.
- Si, te acordaste de mí- me dice sonriendo- ¿recuerdas que prometiste casarte conmigo? Solo falta 6 años, ¡qué bien!- exclama.
- no lo recuerdo- le digo mirándola a los ojos y tratando de que no empiece a llorar, porque siempre llora cuando no puede tener algo.
- pero, firmamos un papel- dice, sacando de su bolsillo una hoja, lo abre y veo piro garabatos que no se entiende nada.
- Mía, me darías un rato- digo y me levanto, pero ya no está.- vaya no me lo esperaba.
- Ayrton,¿ te gusta esa chica?- me pregunta.

Lo pienso un rato, no creo que me guste, pero siento algo diferente.

- tal ves- le digo- deberías ir a tu cuarto a ordenarlo.
- ok - me dice, al parecer habla inglés.

Creo que en otro momento se lo pregunto. Isabella se va a su cuarto con tristeza.

- hay dios mio- digo cansado y pasando las dos manos por mi cara.- es hora de irme de aquí.

Vuelvo a mi habitación, en el transcurso de llegar, escucho a Mía conversar con alguien, suena enojada. Su puerta está a medio cerrar y la veo caminando de un lado para otro. Me asomo un poco más a su puerta, ahora si escucho mejor.

- tía, ¿van a venir más personas?- pregunta ella.

Pasa un momento y vuelve a hablar.

-¡ 8 familias! No puede ser tía escucha yo no...-no termina de decirlo.- esta bien ¿donde lo encuentro?- pregunta- Ajá, ya, esta bien- dice- una cosa más, te voy a decir que si yo..- iba seguir escuchando cuando mi madre me habla.

- hijo, ¿por qué estás escuchando cosas que no son de tu incumbencia?- me dice.

Casi me da un paro cardiaco. Mi madre me descubrió husmeando conversaciones.

- solo me dio curiosidad- digo. Me levantó y sacudo mi ropa, camino unos cuantos pasos hacia mi puerta.

- hijo por favor no te..- antes de que diga algo más, entro a mi cuarto y cierro rápidamente la puerta.
- lo sé madre- digo en voz baja que tal vez mi madre no haya podido escuchar.

Sus pasos alejándose, indican que se está llendo.

Mia:

La tia es un caso perdido, no puedo creer que vaya a traer a la mayoría de sus amigas con su familia a vivir aquí por un tiempo. Es insólito, sé que es una mansión, pero tratarla como un hotel ya es demasiado.

Voy al encuentro de la hoja en donde dejó los apuntes del alojamiento. Es una pequeña oficina, donde mi madre trabajaba. Al llegar abro la puerta con la llave. Todo está como lo dejaron mis padres.

-maravilloso- digo mirando el librero que rodea todo la oficina.

En la mesa está un pasaje para viajar a Francia. Aún recuerdo ese día, en el que era su luna miel, íbamos a ir todos juntos, ese era el deseo de los dos. Yo no quería ir, deseaba quedarme con mis amigos, les dije que  era su luna de miel y debían vivirlo los dos juntos esa pequeña semana sin interrupción. Sin embargo como eran tan testarudos, no me hicieron caso y me llevaron con ellos. Cuando estuvimos en el avión, algo en el se dañó. Mis padres me protegieron con sus brazos y cuerpos, el artefacto volador caía en dirección al suelo. Temía que mis padres murieran, pero más me aterraba morir, dejé que me protegieran. Al caer el avión y los demás pasajeros la mayoría murió, con repugnancia miraba los cuerpos tirados, me daba asco verlos así, pero al ver a mis padres no me importó nada, trate de curarlos, sin embargo ningún intento hacia posible que mís padres pudieran subsistir. Desearía no haber tenido miedo y yo los habría protegido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.