Mi soledad

26. Misterio y el verdadero amor

Mia:

Ya pasaron tres días después de ese accidente. He mejorado en todo los aspectos, no tanto en lo mental, pero trato de mantenerlo a raya.

Abren la puerta y pasa una enfermera.

- buenos días, señorita - le saludo.

- buenos días, Mia - responde la enfermera - el doctor dijo que está tarde ya te puedes ir.

- que bueno - digo y aplaudo de alegría - gracias por su atención.

- no es nada, el hospital siempre a tu disposición- me responde.

Alista una vacuna. Luego se acerca a mi, extiendo mi brazo y me inyecta. No me había dado cuenta que hubo una clase de grumos en el líquido. Saco rápidamente mi brazo, para mi sorpresa, la aguja da un peñiscon en otra parte de mi brazo. La sangre empieza a emanar.

- señorita, no debió hacer eso - dice la enfermera.

- déjeme - le exijo- me voy.

Ya me había cambiado, así que sólo salgo con la mochila que desde el primer día que vine aquí se quedó. Rebusque entre todo y saque mi celular. Llamé a William.

- si, señorita, que desea- dice William.

- venga al hospital inmediatamente- le digo.

- el mismo hospital,¿verdad?- me pregunta.

- Si- respondo.

Corto la llamada y espero. La sangre sigue saliendo, pero robé un poco de algodón, así que está protegiendo que no rebalse todo la sangre. Sin embargo al mirar el algodón, está empapado de mi sangre.

- oh Dios- digo, preocupada.

Suena la bocina de un auto. Levanto la mirada. William llego rápido.

- gracias - me entró al auto, en la parte trasera.

-¿destino?- pregunta.

- hospital de la mansión- respondo.

Él asiente.

Nos vamos por otra carretera, donde hay otra reja, para entrar a la mansión. Al llegar automáticamente la reja se abre. Nos da paso hasta nuestro pequeño hospital en la mansión.

- pensé que nunca lo usaríamos- digo.

William me ayuda a pararme, nos dirigimos hacia un cuarto del hospital de la mansión. Me empiezo a sentir mareada, todo me da vueltas y siento ganas de vomitar.

- señorita - dice William.

Por alguna razón empiezo a llorar.

- llama a Maycol, el es un buen doctor- digo y él asiente.

Sin más fuerzas, me caigo al piso, las piernas ya no me responden, tampoco mis brazos y por último me desmayo.

Ayrton:

No he podido ir al hospital, ni para visitar a Mía o Antonia. Mis pensamientos son un revoloteo, sin cesar. Cada vez que tomo fuerza, se desvanece cuando ya estoy frente al hospital. Sólo un día pude entrar, pero pase de largo hacia la habitación seis, no quería ver a Mia, pero me preocupaba Antonia, así que la fui a ver ese día.

Hoy sí voy a ir. Ya me encuentro en la salida del colegio, con los demás chicos.

- ¿no creen que se está demorando más de lo normal?- dice Jamal.

- correcto - dice Nicolás.

¿Que será Nicolás de Mia? Sin querer lo miro y observo cada cosa que hace.

- deja de mirarme - dice Nicolás.

-¿eres gay?- pregunta Jamil.

Suspiro.

- no lo soy - digo, girando los ojos.

- que ocurrencias las tuyas - dice Jamal.

- desde hace ya un rato estaba mirando a Nicolás- responde Jamil.

- cualquiera puede mirar a la persona que quiere, más cuando la persona se porta raro- digo, enarcando una ceja.

Nicolás me mira con confusión, creí ver que quiso decir algo, pero no dijo nada.

- vámonos caminando- dijo Jamal.

Sin que nadie dijiera nada, acataron lo que dijo Jamal. Íbamos en silencio, hasta que me atrasé un poco y Nicolás, vino hacia mi.

- ¿hablaste?- pregunto Nicolás.

Al comienzo no entendí, pero supe que lo dijo por Mía. No quise hablar de ese tema, así que me hice el desentendido.

- ¿de que hablas? Estas medio loco, será mejor que me vaya - dije, adelantándome junto a los chicos, pero él me detuvo.

- hablo sobre Mia- dice él.

- ¿qué hay con Mía?- pregunto.

Él rueda los ojos.

- sabes de lo que hablo - dijo.

- no, no lo sé, ni quiero saberlo - digo en otro intento de irme. Pero otra vez me detiene.

- no fuiste - dice con afirmación.

- no,no fui - digo molesto - ahora déjame ir.

Alza su mano de mi hombro y pone su cara de ya entendí.

Me alejo rápidamente de él y me adelantó a todos.

Mia, perdón por no apoyarte, pero ahora mismo no entiendo mis sentimientos, puede parecer cursi, pero cuando aclare lo que me tiene preocupado, te daré hasta mi vida y mi alma, para que estés mejor.

- esperar es lo menos que te puedo pedir - le digo a Mia, sabiendo que ella no puede escucharme.

Casi olvidó que debía ir a visitarla hoy. Me dirijo por otro camino, hacia el hospital.

Ya entre al hospital y cuando pregunté por Mía, la señora dijo que ya le habían dado de alta, me pareció extraño, pero entonces decidí visitar a Antonia. Le pregunté una vez más, pero esta ves sobre Antonia. Me dijo que podía pasar, sin embargo me miro medio raro.




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