Mi Teniente. México del Terror y Leyendas

CAPITULO PRIMERO LA PELA DE LA GALLINA

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO PRIMERO

LA PELA DE LA GALLINA

¡Don Pedro grito!, ¿dónde está ese alcahuete?, nada bueno era su arribo, con su carácter desbordado avecinaba una tormenta, ¿dónde está Candelario? volvió a gritar, toda la hacienda se estremeció, retumbo su voz grave  y conocedor de su posición de amo y señor.

Corría el año de 1909, Un México con muchos problemas sociales, con una población sumida en la miseria, sin trabajo, sin escuelas y viviendo realmente el cacicazgo donde por tu jornal se pagaba tu trabajo en la tienda de raya, y  el machismo y creencias en lo sobrenatural era parte de una cultura.

Donde el patrón era dueño de la noche y del día. Como tributo al amo se festejaba con fiestas y derroche era dueño de vidas, costumbre traída de la nueva España y adoptada por los hijos de españoles nacidos aquí en el país.

La cuna de  una historia de Reyes y sacerdotes de guerreros tigre, guerreros águila  en un México, donde las mujeres del pueblo hacían sus labores desde el alba hasta altas hora de la noche

Don Pedro hombre de 45 años de edad, estatura media, piel morena curtido por las largas jornadas en el campo, forjado con sudor y esfuerzo construyo su patrimonio a pulso de fuerza de voluntad y perseverancia.

Su hacienda era de adobe. Bardas doble ancho para soportar el duro clima de San Pedro de las Colonias  en Torreón Coahuila México, ya que en tiempos de frio extremoso, que congela hasta los huesos, y en lluvias copiosas hasta llegar al desbordamiento e inundaciones, es una comarca 100% ganadera,  en tiempos de calor vaya que es insoportable, por eso se usa techumbre de troncos de árbol con recubrimiento de adobe y teja, construcción rustica, cuartos a lo largo del predio y en frente todos independientes con puertas-ventanas muy usadas en ese tiempo por cuestión de pagar menos impuestos  al gobierno Porfiriano. Pero también encerradas con tranca, ya que entrada la noche se sentía en el ambiente esa sensación de inquietud de que algo no anda bien y entra el temor , por eso se encierran y ponen una tranca de palo en la puerta, aunque saben que eso no les garantiza estar a salvo.

Esa noche se escuchan ruidos el ganado se mueve inquieto, se oye un aullido que eriza la piel, si hay algo en el potrero pero nadie se atreve a salir se ven atreves de la puerta luces fugases, duran un instante y desaparecen es una noche fría y oscura, y en esta ocasión con una neblina espesa que no deja ver nada. Por fin el cansancio y el sueño vencen todo queda en silencio.

Porfirio Díaz y su administración 1876-1880 y 1884- a 1911. Con un duración de 30 años en el poder

El gobierno de Díaz  creo una policía rural, conocida como Rurales y desplego ejército Federal, con el fin de mantener el control en Todo el país, a estos también se les conocía como Pelones por el corte de cabello.

La cocina al fondo con fogón de adobe, uso de leña para elaborar los alimentos, diariamente; se prendido a las cuatro de la mañana para preparar el desayuno de los peones y todos los que empiezan su labor del campo.

Las mujeres calladas trabajando en sus cosas cada una como una orquesta sinfónica todas en sincronía cocinando, haciendo café de olla o atolito de maíz, sirviendo a todos, pero primero a Don Pedro señor de honores y respeto atendidas por sus cuatro esposas.

Si señor oyeron bien cuatro esposas, era el símbolo del hombre macho, de aquella época.

¿A quién busca Don Pedro?

¡Se escuchó tímidamente la voz de una mujer!

¡A tu escuincle replico Don Pedro!

Allá atrás en el potrero dijo Margarita mama’ de Candelario, un jovencito de 12 años de edad, encargado de cuidar las gallinas, chivos, vacas y caballos. Labor ardua que ejercía desde las cinco de la mañana hasta altas horas de la noche, aquí no había día de descanso era día tras día.

Margarita era la tercera esposa de don Pedro y padre de Candelario.

Presuroso recorre el largo y terroso patio y ya lleva la cuarta, fuete de cuero tejido con que fustiga su caballo y arreaba el ganado.

Don Pedro desquita su ira contra el muchacho dejándolo molido por el cruel castigo del fuete, nadie recurre a su ayuda todos callados con la mirada clavada en el suelo nadie respira, el tiempo pasa lentamente.

Don Pedro se retira y lanza una advertencia más bien es una sentencia, cualquiera que pierda un animal, grano o propiedad de la hacienda recibirá el mismo castigo.

Margarita se lleva a Candelario a curar sus  heridas y ahora se entera que su hijo perdió una gallina, lo que le costó tal castigo. Fue anoche el corral amaneció revuelto y con sangre, no sabe como pero alguien o algo abrió y mato a una gallina dejándola seca sin gota de sangre todas las demás medio desplumadas y escondidas por todas partes, no sabe quién hiso eso pero todos, se quedan viendo entre las mujeres y hombres nadie dice nada.

Don Pedro tenía a su primera, esposa María con la cual contrajo nupcias, y procreó a tres hijos. Con la cual se casó por la iglesia.

Pedro el mayor 18 años, Juan 17 y Eduardo 16.




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