Mi tiempo contigo

4 La nueva rutina


Tras el nacimiento de Sebastián, los días se sucedieron con estruendo,  Sofía y Mary Ann apenas podían dormir, Sebastián lloraba como un cerdo, al menos eso había dicho Sofía, a Mary Ann el comentario le pareció cruel, es verdad que el niño lloraba pero, ¿no era acaso natural?.
Cada Mañana Lucía se despertaba con el llanto del niño, Sofía maldecía por lo bajo y Mary Ann daba vueltas en la cama intentando taparse los oídos para seguir durmiendo, luego de alimentar al bebé, Lucía procedía a preparar el desayuno para las niñas y luego corría a levantarlas para que no llegaran tarde a clases, Sofía y Mary Ann se sentaban somnolientas en el comedor atestado de libros y ropa y haciendo un pequeño hueco con las manos entre las cosas, esperaban a que su madre les trajera el plato del desayuno para empezar a comer, recogían sus libros tirando al suelo algunas de las prendas que había en la mesa y cuando estaban listas, salían a la brisa fría de la mañana que se colaba por las escaleras del edificio. Se les había hecho rutina encontrar a Joshua en las escaleras, siempre listo, esperándolas para caminar juntos a la escuela.
-Buenos días, las saludaba.
Las chicas respondían casi al unísono e inmediatamente emprendían el camino, Sofía siempre se adelantaba a ellos, siempre encontraba a sus amigas de camino y prefería alcanzarlas y seguir el trayecto con ellas en medio de chistes y risas. Mary Ann miraba a su hermana y pensaba que su vida parecía falsa, como si sus amigas no fuesen sus amigas y sus intereses no fuesen realmente suyos, parecía que Sofía se esforzaba por vivir de una manera que no era la que realmente deseaba, si no la que se imponía por encuadrar en el grupo de amigas que tenía.
Pasaban junto al grupo de jóvenes sudorosos que las chicas del barrio admiraban, esta vez limpios y vestidos para el trabajo, los jóvenes recorrían una ruta similar a la de los estudiantes del sector, Mary Ann vio que Sofía y sus amigas miraban con insistencia el grupo de jóvenes así que volteó al grupo y vislumbró un chico que miraba con insistencia a Sofía, un joven de cabello cobrizo y actitud coqueta. Sofía y sus amigas se miraban y reían por lo bajo y los jóvenes parecían hacer lo mismo, manteniendo al mismo tiempo un intercambio de frases cortas y sonrisas maliciosas.
-Es una idiota, dijo en voz alta Mary Ann un día olvidando que Joshua le acompañaba.
-¿Tu hermana dices? respondió el muchacho.
Mary Ann le miró por unos instantes, sopesó la idea de que Joshua pudiera irse de la lengua con lo que iba a decir a continuación y descartó la idea por completo, él no era ese tipo de persona.
-Se comporta como una idiota, repitió, mira a ese chico pelirrojo del grupo de al lado, le sonríe y habla quién sabe qué con sus amigas del tonto ese y lo peor es que el idiota la mira y parece que sonríe burlándose y ella no se da cuenta de nada.
-No me parece que él se esté burlando de ella, respodió Joshua mirando al chico, de hecho parece que le gusta-dijo ahora mirando a Mary Ann con insistencia.
-¿Gustarle?, la idea pasó por la cabeza de Mary Ann y se esfumó tan rápido como llegó. Sofía no puede gustarle a nadie, respondió, su personalidad es tan desagradable que ningún chico se fijaría en ella.
-Bueno yo creo que siempre hay una persona para cada cual, respondió Joshua.
-No para mí, respondió rápidamente Mary Ann mirando al frente, el amor es para los tontos.
Joshua sonrió ante el comentario de Mary Ann, el profesor, los apremiaba desde la entrada del colegio así que Joshua tomó de la mano a su amiga y empezaron a correr para que el profesor no les regañara.



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En el texto hay: primer amor, amistad, vida cotidiana

Editado: 07.03.2019

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