Mi Tío al Rescate (serie Brown)

Capítulo 19★ Edición especial★

 

 

AÑOS DESPUÉS:

 

 

—¿Cómo me veo?. —preguntó Dany, observándose en el reflejo del espejo, mientras se colocaba perfume.

—Te ves muy guapo, igual que siempre. —le respondió Lupita, con una amplia sonrisa.

—¡No mientas Lupe!. Parezco una momia resucitada. —añadió, colocando un sombrero en color negro sobre su cabeza rapada.

—Sé que ha sido duro pero lo importante es que estás con nosotros, ya habrá tiempo para que te recuperes. —pronunció Lupita, abrazándose a su cuerpo a espaldas de él, qué no dejaba de observarse en el espejo.

—Ni siquiera tenemos la seguridad de qué voy a seguir con ustedes, han sido varios meses y el cáncer sigue en mi cuerpo. —pronunció, colocándose brillo labial en sus labios partidos, por la deshidratación de los efectos de las quimioterapias.

—Pero lo estamos intentando y has respondido bien, el doctor Harper tiene muchas esperanzas. —mencionó Lupita con un nudo en la garganta, tratando de controlar todos esos sentimientos que la consumían para ser fuerte, y darle esa fuerza que Daniel necesitaba.

—Si no morirme es responder bien a los medicamentos qué alivio, de todas maneras debo de reconocer que Camilo es un excelente oncólogo, y se ha portado muy bien conmigo, mira que viajar constantemente solo para atenderme a mí. —añadió con una sonrisa.

—Es uno de los mejores doctores y lo hace con mucho gusto, te tiene aprecio al igual que nosotros a él, estamos muy agradecidos con su dedicación. —pronunció Lupita.

—En eso tienes razón, y aparte es guapísimo todo un adonis, digno esposo de alguna de mis sobrinas. —pronunció sacándole una sonrisa a Lupita, ya que en realidad el doctor era guapísimo, y de sangre Alemana.

—¿No se te hace, qué es un poco mayor para ellas?.

—¡Qué va!. Es mejor que se enamoren de un hombre maduro ya con experiencia, con una carrera, responsable, no de un huerco hijo de papi, y mujeriego cómo mis sobrinos, los amo pero esa es la realidad, nada más mi nene Carlos es el único que se escapa, pero los otros dos ni volviendo a nacer se enderezan, aunque ahorita mi pato la está pasando muy mal, con la ausencia de Renatita. —dijo.

—¿Has hablado con ella?.—le preguntó.

—Si hemos hablado varias veces, pero solo por llamada, no he querido que me vea así. —le respondió, ya que ella vivía en otro país hace varios meses atrás.

—Deberías de decirle la verdad para que regrese, ella debería estar aquí contigo, en estos momentos difíciles.

—De ninguna manera, no pienso obligarla a que regrese, y menos para que me vea en estas condiciones.

—¡Pero!. —alcanzó a mencionar Lupita.

—Pero nada, ya bastante tiene con sus problemas, con todo lo que está pasando con Patricio y su familia, para que todavía se preocupe por mí.

—En eso tienes razón.

—¡Dime la verdad Lupe!. ¿cómo me veo?. Estoy en casa después de casi un mes de estar en el hospital. ¡Sabes lo que es para mí!. Estar en esta condición frente a mi esposo. —mencionó preocupado.

—Alan te ama y no se preocupa por eso. Tú bien lo sabes. ¿Cuáles son tus temores?. —le preguntó ya que lo podía ver afligido.

—Tengo miedo de que se harte de mí, me estoy apagando poco a poco. ¡Que no te das cuenta!. Estoy feo, por más que me ponga perfume y los mejores trapos, sigo feo, flaco y pelón y me da vergüenza que me vea así, tal vez sienta asco de mí. —añadió con tristeza.

—No digas eso.. Tú sabes que eso no es verdad, tú eres lo más importante para ese hombre, te ama más que a su propia vida, y por el tienes que esforzarte y luchar. —le aseguró Lupita, con voz quebrada aguantando el llanto.

En eso la puerta se abrió interrumpiendo la plática, he ingresó la elegante mujer con una sonrisa en el rostro.

—¿Cómo vamos por aquí?. Todos están impacientes por verte. —mencionó Isabella Harris, avanzando hacia el y lo abrazó.

—¡No me estás viendo cómo estoy Chabela!. —añadió pataleando.

—¡Pues divino como siempre!. —dijo la mujer acomodándole su sombrero, con una sonrisa.

—Yo voy a ir con los demás, nos vemos en un rato allá abajo. ¡No tardes mucho Dany!. Sabes que todos están impacientes por verte. —añadió Lupita con una sonrisa, y salió de ahí dándoles privacidad.

En cuánto la puerta se cerró, Daniel respiró profundo, se aclaró la garganta y mencionó.

—A ti no te puedo mentir Chabela, me siento muy mal, tengo miedo. —pronunció, empezando a derramar lágrimas, ya que era con la única con la que lloraba, en esos momentos difíciles.

Isabella lo abrazó manteniendo la calma, aún con su dolor y con esa frialdad que la caracterizaba, y que jamás se veía derrotada a pesar de las circunstancias, respiró profundo y añadió.

—Lo se Dany pero no puedes rendirte, tienes que ser fuerte y luchar hasta no poder más, lo tienes que hacer por Alan, y por todos tus sobrinos que te aman y que te necesitan. ¿Dime en qué puedo ayudarte?. ¡Pídeme lo que quieras!. Podemos buscar otras opciones, podemos viajar a otro país. —le propuso la mujer, tomándolo de las manos.

—No quiero viajar, no quiero irme lejos de aquí, no quiero morirme en otro lado, quiero estar cerca de la gente que amo. —añadió con tristeza.

—¡Tú no te vas a morir!. Mandaré a traer doctores, buscaré la manera de ayudarte y para que ayuden al doctor Harper. ¡Además quién me va a regañar!. ¿Quién va a estar conmigo, cuando estoy cometiendo estupideces?.—pronunció Isabella, con una sonrisa en su rostro abrazándolo a ella.

Daniel al escuchar sus palabras, se apretó con fuerzas al cuerpo de su amiga, a esa mujer que le había tendido la mano, y que había creído en el desde que era un jovencito cuando había llegado a tierras extrañas, con las manos vacías.

—Gracias Chabela, por tu amistad todos estos años y por tu apoyo, a pesar de que eres una socarrona y a veces quisiera colgarte del palo más alto que encuentre, porque eres un alacrán venenoso, sabes que te quiero mucho. —pronunció, haciendo que la mujer soltara en carcajadas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.