Mi ultima lagrima

Capitulo 15

Daniel Gabao
Estaba sentado en el pequeño sillón que hay en el cuarto, estaba mirando las estrellas fluorescentes que estaban pegadas en el techo, recuerdo que cuando era niña me comento muchas veces que le daba miedo la oscuridad, así que una vez que vine de visita compre de esas estrellas de plástico y las pegue en el techo sin que se diera cuenta y hasta la fecha sigue sin  quitarlas de ahí, tal vez no quiere o tal vez no puede y nadie esta dispuesto a ayudarla.
—  ¿En que piensas?—  me pregunta sacándome de mis pensamientos. 
—  En nada— le respondo y la miro—  ¿Por que no las has quitado?—  le pregunto señalando al techo. 
—  Porque aun me da miedo la oscuridad— me responde—  Y ahí se ven bonitas. 
—  Me he conseguido una mejor amiga— le digo.
—  ¿En serio?—  me pregunta feliz y yo solo asiento—  ¿Quién es? 
—  ¿Recuerdas que te hable de la chica con la que sale Alan?
—  Si. 
—  Es ella. 
—  ¿Alan no se molesto? 
—  No lo se, no le pedí permiso— le digo—  Tu me dijiste que el hecho de que ellos salieran no significaba que no me podía acercar a ella. 
—  Si pero tampoco quiero que tengas problemas con tu mejor amigo. 
—  Y no habrá problemas porque ellos realmente no están saliendo—  le digo—  Ella ha dicho repetidas veces que no son novios. 
—  Pero aun así tienen citas o salidas lo que sea. 
—  No habrá problemas— repito. 
—  ¿Cómo es ella?—  pregunta y yo en el momento en que pienso en ella se me forma una sonrisa. 
—  Es increíble—  le digo—  Tienes que conocerla. 
—  Espero conocerla algún día. 
—  Te quieren meter a una clínica—  le suelto y su cara cambia de inmediato. 
—  Dios, ¿Papá ya lo aprobó? 
—  Supongo que si porque a mi me dijeron muy seguras de que lo iban a hacer—  respondo y nuevamente miro hacia el techo. 
—  Tu vas a dejar que me lleven—  dice muy segura. 
—  Claro que no. 
—  ¿Qué harás? 
—  No lo se.
—  Hay que escaparnos— dice nerviosamente. 
—   ¿A donde iríamos?—  le pregunto riendo. 
—  Tu tienes amigos— dice—  Alguno de ellos nos tienen que aceptar. 
—  Tal vez si. 
—  Entonces hay que irnos.
—  ¿Cómo te sacaría de aquí?—  le pregunto buscando una respuesta pero aun así no estoy considerando el plan.
—  Por la noche, ven por mi en la noche y nos vamos solo tu y yo. 
—  No— le digo—  No nos iremos solo tu y yo. 
—  Adoro a Amaia y Alan, pero no va a ser bueno que los llevemos.
—  No los llevare a ellos y tampoco te llevare a ti— digo—  No nos escaparemos Pau. 
—  Dejaras que me lleven—  asegura nuevamente.
—  No— respondo y cuando la miro se puede notar a primera vista los nervios y el miedo—  Buscare la forma de que sigas aquí, pero si no puedo hacerlo— comienzo a decir y veo como sus ojos se comienza a lagrimear—  Te tendrás que ir con ellos. 
—  Pero— intenta hablar pero los sollozos se hacen presentes. 
—  No has pensado que tal vez no sea tan malo— le digo y ella al instante me mira—  En una clínica te van a cuidar mucho mejor y te apuesto que te trataran mejor que aquí— aseguro—  Voy a convencerla de que sea un lugar cercano para poder verte constantemente, a lo mejor esta vez mamá si quiere lo mejor para ti. 
—  ¿Es en serio, Daniel?
—  Si, realmente pienso que seria lo mejor. 
—  Daniel, desde que enferme mi madre nunca ha hecho nada por mi bien— me dice molesta—  ¿En donde tienes la mente? reacciona y date cuenta que ellas solo están jugando contigo, madura de una vez.
—  Soy bastante maduro— le respondo molesto—  Porque tuve que crecer demasiado rápido y si, ella desde que enfermaste tal vez no ha hecho muchas cosas buenas por ti, pero de alguna forma te ha estado atendiendo cuando ninguno de nosotros puede— digo—  Posiblemente esta vez ella si quiere algo mejor para ti, porque al final de cuentas eres su hija y antes de que todo pasara eras la hija que mas atendía, ella siempre estuvo contigo y siempre te apoyo sin importar que— sigo diciendo y ella solo me mira—  Asi que tal vez cuando enfermaste todo en ella se desconcertó y no supo como reaccionar. 
—  ¡¿Y por eso me trata de esa forma?!— pregunta gritando.
—  ¡¿Tu como reaccionarias si te enteras que tu hija puede morir?!— le pregunto de la misma forma. 
—  ¡¿Por que la estas defendiendo?!—  al terminar de hablar comienza a toser. 
—  Deja de gritar— le digo—  Sabes que te afecta la respiración. 
—  ¿Por que la defiendes?—  repite la pregunta—  Si ella te ha tratado como la mierda, ¿por que la defiendes? 
—  No lo hago— digo—  Solo quiero lo mejor para ti, porque ¿Qué haría yo sin ti?— respondo—  Y al final de cuentas es mi madre. 
—  Vete.
—  Paula. 
—  Quiero que te vayas, Daniel. 
—  Jamás dudes que te quiero y eres lo que mas me importa—  le digo y no obtengo respuesta—  Llámame si necesitas algo—  le digo y salgo del cuarto.

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Daniel Gabao
—  ¿Qué pasa?—  me pregunta sentándose a mi lado. 
—  Necesitaba hablar con alguien así que te llame—  le digo. 
—  ¿Fui tu ultima opción?— me pregunta riendo. 
—  Fuiste mi única opción, Alexia. 
—  ¿De que quieres hablar? 
—  Me siento un estúpido—  le digo y recargo mi cabeza en su hombro. 
—  ¿Por? 
—  Porque creo que dije cosas que no debí y ahora soy un estúpido. 
—  Si no me dices que paso no te voy a entender. 
—  Le dije a Pau que le iban a internar.
—  ¿Cómo reacciono? 
—  Mal, propuso que nos escapáramos— le digo riendo—  Pero yo le dije que no y le dije que tal vez seria bueno que se fuera a la clínica. 
—  No creo que ha ella le pareciera bien eso.
—  No, comenzamos a discutir y todo termino mal. 
—  ¿Qué hiciste? 
—  Hice que se enojara al decirle que tal vez nuestra madre esta vez quiere algo bueno para ella. 
—  ¿Defendiste a tu madre? 
—  No, solo dije que tal vez cuando ella se entero de todo no supo como reaccionar. 
—  La defendiste—  asegura. 
—  Si—  digo finalmente. 
—  Oye se que es tu hermana y quieres lo mejor para ella— dice—  Pero el hecho de que este enferma no significa que puedan decidir sin tomar su opinión, si ella no quiere ir no deberían obligarla a ir. 
—  Pero si alguien profesional no la trata tal vez empeore. 
—  Y ella lo sabe, no es estúpida, sabe perfectamente que existe la probabilidad de que empeore y aun así no se quiere ir porque ustedes son su familia. 
—  Solo quiero lo mejor para ella. 
—  Lo sabe, pero no puedes obligarla. 
—  Soy un idiota—  aseguro. 
—  Lo eres.  
—  Tengo que hablar con ella—  le digo levantándome de su lado, pero ella me toma de la mano y hace que me vuelva a sentar. 
—  Esta molesta contigo y en este momento lo que sea que le digas no le importara, deja que se le pase el enojo. 
—  Bien. ¿Cómo has estado? 
—  Bien—  me responde y se baja mucho mas las mangas de la sudadera, pienso que es una acción involuntaria.
—  ¿Segura?—  le pregunto. 
—  Si. 
—  Soy tu amigo y puedes confiar plenamente en mi. 
—  Lo se, pero simplemente no quiero hablar de eso. 
—  Okey. 
—  ¿En donde están tus sombras?—  pregunta y se que se refiere a Alan y Amaia. 
—  No lo  se, dijeron que tenían que ir a algún lugar. 
—  Son muy apegados, ¿no?
—  ¿Celos?—  le pregunto con una sonrisa. 
—  No—  responde con el ceño fruncido. 
—  Aja. 
—  No tengo porque estar celosa. 
—  ¿Lo quieres? —  le pregunto y ella voltea a verme, se queda por un momento pensativa en busca de la respuesta. 
—  Si— dice—  No—  se corrige al instante—  No lo se—  dice finalmente. 
—  No deberías estar con alguien si no sabes lo que sientes, porque te terminas confundiendo mucho mas. 
—  No estoy con el. 
—  Deberías aclarárselo—  digo mas para mi que para ella. 
—  El lo sabe. 
—  ¿Segura? 
—  Si, ya se lo aclare varias veces. 
—  Creo que no le ha quedado claro. 
—  ¿Por que lo dices? 
—  Por nada, olvídalo. 
—  Sacas el tema y después dices que lo olvide, idiota—  me dice a lo que yo río.
—  ¿Crees que Alan tenga problema con nuestra amistad?—  le pregunto—  Porque si los tiene tal vez es mejor— 
— ¿Quieres dejar de hablarme solo por qué a él le molesta?—  pregunta interrumpiéndome—  Y el no debería de tener problema con esta amistad porque repito, el y yo no tenemos nada.
—  Tal vez no tienen como el título oficial de novios pero salen.
—  Y solo son salidas, no hay nada más haya.
—  No te dejaría de hablar—  le digo respondiendo su pregunta.
—  Ya lo sé—  me dice segura.
—  ¿Por qué tan segura?
—  Porque a tu vida le hacía falta una amistad cómo la mía—  me dice—  Y es por eso que no me dejaras de hablar.
—  No me hacía falta una amistad cómo la tuya—  le digo y ella me mira—  Me hacía falta una persona cómo tú—  digo y ella sonríe.



#4489 en Joven Adulto

En el texto hay: drama, drama -romance

Editado: 22.10.2021

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