Mi Último Cielo | the Gazette ; Aoiha

Mi último cielo.

 "Mi último Cielo", fue el libro que escribí después de enterarme que tenía una enfermedad terminal.

Mi pasatiempo favorito es escribir... Escribir, leer, imaginar, fantasear e intentar vivir miles de millones de vidas en una. Porque, ¿sabes? Escribir es crear vida a partir de tu imaginación.

Y vida es justamente lo que me va a faltar en unos meses.

Los doctores dicen que me queda poco tiempo, y aunque no me creas, no estoy triste. Sé que todo el mundo se pone melancólico y depresivo cuando sabe que va a morir, pero yo no soy todo el mundo, y además no me puedo permitir estar triste por lo inevitable.
Aún así, no sé qué hacer: ¿Debo esperar el momento de mi fin sentado, disfrutando de las comodidades de mi casa, o tengo que vivir estos últimos momentos al máximo?

No te quiero quemar el cerebro con mis inquietudes, pero... Siempre me he preguntado cuál es el propósito de vivir y qué hay después de esto. Qué hay más allá... ¿Habrá otra vida? ¿Reencarnamos? ¿Nos quedamos en un punto intermedio, entre el cielo y la tierra? ¿Vamos al infierno? ¿O será que no hay nada más?
Sé que no hay ser que pueda decir con precisión lo que ocurre cuando estás en el otro lado, pero a veces es un poco inevitable cuestionarte el por qué de tu existencia y qué pasa cuando te mueres.

Si yo pudiera, juro que te lo diría.

Y, como no te quiero aburrir con mis tonterías, voy a contarte un poco sobre mí. ¿Sabes mi edad? Tengo apenas treinta. ¿Te parezco joven para morir? Sé tu respuesta, pero no me la digas.
Ah, además estoy soltero. No creas que soy un solterón porque quiero, sino porque soy un hombre ocupado intentando alimentar a las mentes intelectuales con mis novelas.

Bueno, voy a contarte qué estoy haciendo. Como siempre y de costumbre, me encuentro escribiendo en mi estudio de la editorial Disorder Heaven. ¿Te parece un poco extravagante el nombre? Bueno, a mí me gusta, y además el dueño es uno de mis mejores amigos.
Ya es mi hora de salir, así que aprovecho el horario nocturno para ir a comprar café al Starbucks. Quizás sea más fácil redactar algo con un poco de café en el cuerpo; tranquilo, ordenado y con la mente despejada.

Contemplo por la ventana el anochecer, y esto me trae recuerdos de mi infancia, cuando me quedaba con mi mejor amigo mirando estrellas y contando historias. ¿Puedes creer que han pasado tantos años desde aquel entonces?
Una jovencita me saca de mis pensamientos, me saluda mientras me alcanza uno de mis recientes libros publicados, pidiéndome un autógrafo. Se lo firmo y ella, contenta, se va. Me alegra saber que soy capaz de hacer sonreír a alguien.
Aprovechando la interrupción, decido terminar un capítulo más e irme a casa. Mi Último Cielo está hasta la mitad y espero me alcance el tiempo para terminarlo.

Cuando hablo de tiempo, hablo de vida.

¿Acaso no puedo quitarme de la cabeza la idea de que voy a morir pronto? Sé que dije que no estoy triste, pero... Pienso que es una lástima que tenga que irme de tan maravilloso y a la vez horrible mundo.
Espera, me he puesto profundo así que voy a soltarte algo que me está llegando al alma:

¿Sabes por qué el mundo es maravilloso? Aquí puedes amar, sonreír, cantar, bailar, expresar todo sentimiento que tu corazón sienta y tu mente perciba; aquí puedes llorar, odiar, herir y ser herido, tener malos pensamientos, dolores, terribles agonías que acaban por llevarte al más profundo de los infiernos. En este mundo puedes profesar la paz como la guerra; puedes cambiar el día a una persona mostrando una sonrisa, una lágrima o simplemente un rostro inexpresivo e indiferente.

¿Te das cuenta lo increíble que es sentir, vivir, pensar, hacer, crear, y todas esas cosas que pasan desapercibidas en el ajetreo del día a día?

Miles y millones de personas en este mundo viven el día a día como si nada, así como lo vivía yo antes de enterarme de esta terrible enfermedad que se está llevando mi vitalidad de a poco. Pero ellos no saben lo que es tener los días, las horas, los minutos, los segundos ya contados. No saben lo bella que es la vida. Como dice la frase: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

Quizás te sientas identificado con esto: Mucha gente sale de casa diciendo "vuelvo temprano", o sin decir ni una palabra, y no vuelven jamás. Se van de aquí sin despedirse, sin decir lo que debían o querían decir. Sin expresar sus sentimientos a sus seres más queridos, sin haber pronunciado nunca un "Te quiero". He pensado noches enteras en esto, en lo que tenemos y en lo que podemos perder en una milésima de segundo.

La muerte a veces es inesperada, así que, como dice esa otra famosa frase: No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.

No creas que te estoy dando una lección de vida. Para nada, pero sólo quiero que pienses en lo que realmente quieres en la vida. Haz lo que te guste, di lo que sientes, exprésate sin miedos. Te lo digo yo, que estoy a punto de irme de aquí.

¿Sabes? No hay día en el que no le diga a Maki, la mujer que me crió, que la quiero como a una madre. No hay día en el que no le diga a mi mejor amigo que lo quiero como a un hermano; no hay día en el que no agradezca a la vida haberme puesto en el camino personas tan maravillosas. Y haberme dado el don de la escritura, para expresar en letras lo que a veces mi voz no alcanza a decir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.