Toda mi familia piensa que soy ridícula por no tener novio a mi edad de veinte años, lo único en lo que mi vida le ha dado interés es a mi carrera de ingeniería en sistema, amo esa carrera sin dudar porque desde que comencé la universidad no tenía pensado que estudiar hasta que me llego la curiosidad de saber que era ingeniería en sistema, me agradaba la idea de trabajar en un banco con la carrera especialista; después de seis años estudiando en la Universidad al fin pude graduarme, la mayoría de mis compañeras tenían a sus novios al lado de la graduación, podría decir que era la única sin un estorbo en mi vida, creo que fue la palabra correcta pero es que realmente no me llamaba la atención tener una persona a mi lado, había visto muchas películas donde los padres se enojan de que los chicos tengan novios pero mis padres eran lo contrario; deseaban que yo me enamorara y me casara. La razón de no querer tener novio es porque he mirado a mis alrededores y he visto como hombres y mujeres son lastimados por la infidelidad de su pareja teniendo una gran confianza les pasa eso, podremos decir que tenía un trauma y no sabía si se me quitaría algún día.
Después de dos semanas de mi graduación, buscaba empleos en los periódicos cada mañana mientras tomaba una taza de café con un poco de leche incluida, era agradable estar en la casa de mis padres, pero algún día tendría que dejar el nido, la mayoría de mis amistades no me creen, que desde que comencé la preparatoria he ahorrado sin parar, aunque mi madre siempre me quitaba dinero, no la culpaba de ello porque tenía que pagarme la universidad y cuando mi padre no le pagaban su quincena tenía que agarrar de mis ahorros, pero he podido alcanzar la meta de dinero que quería obtener.
Sin embargo lo ocuparía para pagar mensualmente mi departamento, hasta que consiguiera mi primer trabajo en un banco, pensaba que en New York era fácil conseguir empleo pero la paciencia se me estaba agotando, temía que pasaran muchos meses y que el dinero ahorrado se me fuera como el aire, no quería que eso pasase. Al fin me mude al departamento, realmente no deseaba uno lujoso sino que uno donde me pudiera acomodar a vivir sola, me imaginaba uno horrible pero este departamento era espectacular, tal como lo había soñado algún día, también había soñado tener una hermana pero lamentablemente soy hija única; me estaba enojando ya que habían pasado un mes y nada de señales de empleo, había ido a muchas entrevista pero ninguna me llamaba para decirme que estaba contratada, creo que me debía arriesgar a no trabajar en banco, revise el periódico de nuevo y vi muchas empresas que querían personas con esta carrera para los proyectos de marcas, esa me llamaba la atención, anote el día y la hora para llegar puntual, llego el día, me levante de la cama con ganas de trabajar, en seguida me bañe y cepille mis dientes, me mire al espejo, miraba mi ropa si estaba limpia, mi cabello me lo había agarrado con una coleta, era un poco corto me quedaba hasta mis hombre, nunca me queje de mi cabello, era un poco liso con color café oscuro; lo que todos también se quejaban era mi forma de vestirme ya que nunca he usado un tan solo pantalón en mi vida porque la tengo relacionada con lo que dice en la biblia que las mujeres no se vestirán igual a los hombres, ni los hombres se vestirán igual a las mujeres, tomo en serio esa lectura y siempre la tomo en práctica; no comí por la razón de mi dieta pero tan solo en el camino comía un pedazo de pan con mermelada, subí al autobús me parecía extraño viajar porque era la primera vez que tomaba el autobús, cuando iba a la universidad iba caminado ya que quedaba un poco cerca de la casa, debía acostumbrarme a viajar ya que si me contrataban seria todos los días gastar en autobús, hable con una mujer que también iba a una entrevista de empleo, parecía ser de la misma edad.
-Me presentare como abogada – expreso ella con una sonrisa en sus labios – estoy un poco nerviosa pero es normal.
-Si yo también siento lo mismo, después de ello no conversamos más, ya era el momento de bajarme – fue un gusto conocerte – le dije sonriendo y ella solo levanto la mano expresando un adiós.
Al bajarme vi la empresa y la altura que tenía era inmensa, tenía miedo a las alturas pero para el trabajo no hay temor, así que entre con seguridad y vi a una chica en medio del pasillo sentada con una mesa de vidrio, sabía perfectamente que es la que indica los pasillos del edifico, fui a donde ella estaba y le pregunte:
-Discúlpeme – ella hablaba por teléfono pero en seguida se lo quito de la oreja, con una gran sonrisa y amabilidad contesto.
-Si dígame.
-¿Dónde debo presentarme para una entrevista que pusieron en el periódico?
-En el piso veintidós, ahí vera un guía donde le dirá la puerta de las entrevistas – me había agradado la chica como me trato de forma honesta y amigable.
-Muchas gracias.
Seguí las indicaciones tal como las menciono la joven, al subirme al ascensor ya no quería bajarme de ella, se sentía divertido como subía y mi cuerpo sentía una vibra bastante cosquilluda, en la pared de una oficina decía donde debía ir, fui al pasillo indicado, los nervios me atacaron en seguida, cuando toque la puerta abrió un hombre, le agradecí pero me asuste ya que al entrar había tres personas que venían por el puesto, recordé que solo a una persona es la contratada lo decía en el periódico, sentía que no iba a salir bien, que elegirían a otra persona pero vale la pena intentarlo.
Llego mi turno y enseñe mi currículo que lo traía en un fólder gris, me hicieron muchas preguntas y todas las respondí con sinceridad ante las dos personas que me miraban fijamente mis ojos, los nervios me atacaban pero me esforcé tanto que hasta me alegre de ser así, cuando termino, me dijeron que me llamarían si me contratase; la confianza no debía perderla nunca; pasaron dos días y estaba en la casa de mis padres contándoles todas las entrevistas que he hecho, mis padres se sorprendieron por los que decía, ese día pasamos una velada increíble junto a mis padres y algunos primos, lo que me tomo de sorpresa fue una llamada desconocida pero en seguida le conteste y me retire para escuchar mejor; no podía creerlo, era la empresa que me había llamado para decirme que desde mañana empiezo a trabajar, les conté a mi familia y ellos saltaron del gusto tan grande por mi gran triunfo; me despedí de ellos ya que debía dormir temprano para agarrar fuerzas para mi nuevo empleo en la empresa Sky Blue.