Jessica se fue al hospital con su amiga temprano para empezar la primera quimioterapia, después iría de compras con Elizabeth para comprar unos vestidos para lucir bien a la fiesta, aunque dudaba en ir ya que no sabía cómo fueran estas cosas que harían.
Llego al hospital con unos nervios que le recorrían todo el cuerpo solo pensar que haría eso, la doctora Patricia la atendió con seriedad pero ella entendía por qué, estos casos eran delicados y más si la persona sufre una enfermedad que no ha todos se les puede curar.
Le dijeron que se desabrochara la blusa en unos cuanto botones para poder hacer el proceso de colocar el catéter.
Después de ponerle el catéter en el hombro casi cerca de su corazón, a Jessica le dolía pero debía ser fuerte por tanto proceso que duro, sintió la aguja penetrarle la piel a tal grado que ella solo quería llorar, las reacciones más raras de toda su vida las vive aquí, Elizabeth la observaba como le hacían eso, solo de verlo sentía una sensación de miedo, la apoyaba cuando estaba su rostro expresando dolor.
Jessica se retiró del hospital después que la doctora le diera pastillas para el dolor que sintiera después, quería tocar su parte lastimada pero solo por rozarle sus dedos, ello le dolía tanto.
Se retiró a su departamento junto a Elizabeth dejando caer unas lágrimas que no podía alejar ya que lo que sentía era tan triste, llegaron al edificio después de tomar un taxi para llegar.
-¿Estas segura que quieres ir así? – Pregunto Elizabeth angustiada por su estado de desánimo – si quieres yo te consigo un vestido.
-No te preocupes, iré contigo – se levantó con si nada hubiera pasado, agarro sus llaves después de haberse dado una ducha a su cabello – vámonos antes que nos dejen sin vestidos.
-Ok pero ve despacio – la agarró del brazo para sostenerla.
Bajan del edificio donde toman un taxi para ir al centro comercial más cercanos.
Al llegar a un centro comercial, Elizabeth le iba contando chistes que la hacían reír pero todavía sentía dolor en la parte de su hombro que la evitaba divertirse, su amiga no dejo atrás esa expresión de dolor en su rostro pues la empatía con su amiga era grande; entraron a una tienda donde hay una variedad de vestidos.
Primero se buscó unos vestidos Elizabeth e iba al mostrador a ponerse todos los vestidos que había elegido, se probó uno de color rojo que era muy corto que le llegaba a los muslos, si se baja para recoger algo se le subiera.
-No me gusta, es muy corto – afirma Jessica con tono serio.
-Pero es lindo – hace un puchero que no puede evitar hacer, ya que le gusta ese vestido.
-No, todos los chicos te verán como perros salvajes – dice Jessica haciendo reír a su amiga.
-Está bien veré que otro – se retira de nuevo a cambiarse.
Y así pasaron hasta que al fin Elizabeth eligió un vestido color vino que le llegaba más debajo de los muslos. No era tan coqueto pero se conformó con ese.
-Ahora me toca a mí – exclama sonriendo Jessica, dirigiéndose al lugar donde había una variedad de vestidos, eligió los que fuera más decentes.
Después de elegir sus candidatos se colocó uno color anaranjada que le llegaba hasta los tobillos, era muy largo y a ella le gustaba, al salir del cuarto se fue donde su amiga, que cuando la vio con ese vestido se negó.
Quería que su amiga se mirara sexy y elegante, así podría conseguir a alguien. Pero lo que no sabe Elizabeth es que su amiga aun siente muchas cosas por su primer amor Jackson, quien les destrozo el corazón pero quería olvidarlo.
Luego de cinco vestidos decentes, quería complacer a su amiga ya que sabía que no la dejaría en paz en la fiesta diciéndole que hubiera elegido otro vestido.
Salió con el único que tenía, era color crema que le llegaba hasta las pantorrillas y era un poco apretado, al salir su amiga le dijo que estaba excelente, al fin habían terminado, Jessica se conformó con ese vestido.
Fueron al departamento a dejar todas las cosas ya que Elizabeth se quedaría ahí hasta que fuera de noche y se retiraría ya que le ayudaría a su amiga a verse hermosa más de lo que es.
Ella se sentía bien con Elizabeth en esos tiempos difíciles que está pasando por causa de la leucemia; la doctora le dijo que se verían el lunes próximo para hacer la otra quimioterapia.
Solo pensaba lo que había sentido en esa, debía acostumbrarse a ese sufrimiento pero más le dolía no estar con la persona que tanto quería aunque ella lo ocultaba bien.
Siempre pensaba en él, pero se recordaba que tal vez Jackson ya no la extrañaba.
Pasó la tarde y era hora de arreglarse, primero se tomó un baño su amiga para después hacerlo ella.
Pasaron más de media hora y Elizabeth se tardaba un siglo en bañarse, cosa que ella lo hace en quince minutos.