Capitulo 25: Te siento cerca

Narra Jackson.                                                                                 

He llegado a mi suite, me siento en paz y feliz, Jessica se merece mucho amor por haber sufrido por mi culpa, la amo demasiado no sé qué fuera mi vida sin ella, mis padres se alegraran al saber que resolvimos nuestra relación, mañana la veré y ella me sonreirá como antes.

Estoy por acostarme para poder verla de nuevo, solo en pensar en ella mis preocupaciones se tranquilizan.

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Me he dado una ducha y estoy por ponerme mi ropa casera para trabajar, un traje negro de corbata hasta zapatos, iré a traer a mi chica, bajo a la estación de autos y ahí está mi motocicleta, me subo en ella y me dirijo a mi destino, al llegar me quedo recostado en mi moto para poder esperarla pero no se apura, así que mejor subiré.

Toco la puerta y oigo un “pase”, mi pregunta es ¿Por qué rayos dice pase a una persona que no sabe quién es? Al entrar voy a enfrentármela pero al abrir la puerta unos labios se acercaron a los míos, entrelaza sus manos en mi cuello, no me quedo atrás y la agarro de la cintura para hacer el beso más apasionado, esos labios me vuelven locos.

Luego de esa sensación hermosa, ella se aleja un poco dejando nuestras narices rosarse, su sonrisa en muy pequeña.

-Qué bueno que llegaste – se expresa acercándose para dejarme un casto beso.

-Siempre vendré por ti preciosa – confieso, ahora soy yo quien la besa, me alejo - ¿Cómo supiste que era yo?

-Eres el único que se le ocurre venir a esta hora – responde y en seguida nos reímos a gusto - ¿nos vamos?

-Si señorita Jessica Díaz – le respondo coqueto, ella solo ríe tranquila.

-Estas con modales señor Jackson – dice de forma maliciosa, la suelto y la agarro de la mano para irnos.

-Siempre soy así – respondo, sus labios no dejan de sonreír al igual que los míos.

Bajamos las gradas para poder llegar a la moto, llevo el casco de ella, se la coloco con la mirada fija en la suya, luego nos subimos y nos dirigimos a la empresa.

Narra Jessica.

Bajamos de la motocicleta y nos retiramos de ella, al estar cerca de la entrada una mano me retuvo haciendo que me volteara hacia él.

-¿Qué haces Jackson? – pregunto pero él no me contesta y de repente siento cuando entrelaza su mano con la mía - ¿No me escuchas?

-Ya no ocultemos nuestra relación – me dice acercándose y tomando mi cintura con su otra mano – quiero que sepan que eres novia de Jackson, así nadie se acerca a coquetearte.

-Lo dudo que lo hagan – respondo encogiéndome de hombros cuando enseño nuestras manos – porque soy solo tuya.

Jackson sonríe cosa que no puedo evitar también, caminamos hacia la entrada, son pasadas de la hora de trabajar, veo a Elizabeth con la boca abierta, como si no creyera que estuviéramos juntos, la saludo y Jackson también hace lo mismo antes de irnos hacia el ascensor.

Al estar en el ascensor, Jackson me cuenta que sus padres se alegraron al saber que estamos juntos, me alegra saber ello, me pone contenta saberlo.

El dolor del catéter se ha ido por completo porque la doctora me dijo que se me quitaría; al llegar a mi piso, mi novio no me suelta, enarco una ceja confundida ante sus actos y de repente se dirige afuera del ascensor sin soltarme hasta llevarme a la oficina de todos, nos miraban sorprendidos en especial Susana quien con sus amigas estaban con la boca abierta.

Me gustaba la idea de venir todos los días así para darle un merecido a estas locas, Jackson se mira contento saludando a sus conocidos, al llegar a mi escritorio, el me ofrece el asiento y me siento.

-Nos vemos pronto preciosa – es lo único que dice para posar sus manos en mis mejillas y darme un beso en la frente.

-Adiós – respondo sonriendo por lo que estoy pasando en estos momentos, después él se retira al elevador, dejándome sola con las miradas de todos.

Comienzo a trabajar con las gráficas, la mancha de la mano se ha ido y eso es bueno, espero que me caigan bien las quimioterapias, tendré mucho tiempo con Jackson, solo que no sabe que tengo leucemia, no quiero mentirle pero tengo miedo a que me deje

Las horas no son tan largas, pero ciento mareos y debo tomarme la pastilla pero debo hacerlo después de almorzar, no puedo hacerlo con el estómago vacío, Susana no deja de mirarme, cosa que me escalofríos.

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Habían pasado dos horas y seguía trabajando pero faltaba poco para terminar el proyecto, hasta que una voz me interrumpe.