Narra Jessica.
Me observo en el espejo lo pálida que estoy, las ojeras me dilatan que no he dormido bien, las lágrimas no han dejado de correr después de estos tres días, con Jackson mi vida me ha dado muchas oportunidades pero he tomado mi decisión, aunque muera pero hare el intento de vivir.
Me ducho lo más rápido posible ya que Jackson vendrá por mí en media hora, me preparo con una camisa manga larga color piel y una falda larga con unas sandalias de color blanco, al terminar me preparo un pan con mermelada, da igual si como o no como lo que quiero ya que de todas maneras no mejoro.
Sin un trasplante no tengo esperanza, he decido no hacerme más quimioterapias; ya que en vez de recuperarme me afecta demasiado, comienzo a creer que así va a ser mi destino, quiero solo cumplir mi deseo y es amar a Jackson.
Escucho la bocina de la motocicleta, bajo de mi departamento quitando unas lágrimas que me traicionan.
Al llegar miro a mi chico con los brazos abiertos esperando que lo abrace cosa que no me niego, lo abrazo como si fuese la última vez, coloca su cabeza en mi cabello suelto respirando profundamente.
-¿Dormiste bien? – Me mira para después tocarme la cara con sus dos manos - ¿te veo pálida?
-No he dormido bien últimamente – le arreglo su cabello con mis dedos – por eso me veo así.
-Entonces tendré que… - corta la voz y se acerca para darme un casto beso – venir a dormir contigo para que duermas bien, ¿te parece?
-Me encanta – respondo cuando lo agarró del cuello y lo acerco a mis labios para unirlos - ¿lo quieres hacer en la noche?
-Entre más rápido mejor – me levanta cargándome y me sube a la moto.
-Te comento que se caminar y puedo subirme a la moto si no lo sabias – hablo sarcásticamente.
-Si lo sé pero… - corta la voz y mueve su cabeza para mirarme atrás – pero me gusta hacer esto.
Solo sonrió tontamente ante su comentario, me sostengo fuerte para acostarme sobre su espalda que esta cálida, lo único que pienso es en él, ha cambiado tanto ya que no he visto que valla a los bares y hacer apuestas.
Daniela ya no la he visto y eso me alegra, ella era un estrobo en nuestra relación y confió demasiado en Jackson que él nunca me dejara, porque me lo ha demostrado de una manera hermosa.
Al llegar a la empresa, hacemos lo que siempre hacemos todos los días en el cual amo hacerlo, me deja en mi asiento y se va a su oficina, algunas veces me llama para hablar, bueno más que todo a besarnos y a acariciarnos como un noviazgo; al estar haciendo mi trabajo algo hace que me distraiga de ello y es una gota que cae en mi escritorio, al ver me di cuenta que era sangre.
Me levante de prisa para ir inmediatamente al baño de mujeres, me miro al espejo y me doy cuenta que me sale sangre de la nariz, me lave con cuidado, estoy demasiado pálida y eso me aflige demasiado, quiero llorar al saber que no sobreviviré de esto, aunque diga que todo estará bien es imposible.
Cierro la puerta del baño y me quedo encerrada para llorar como niña pequeña, me duele el cuerpo; ese dolor es insoportable, solo puedo desahogarme y darme fuerza pero es inútil.
Quiero pensar que esto es una pesadilla pero es mentira no puedo engañar mi mente, solo quiero pensar en mi familia, mis amigos y en especial a Jackson, el amor de mi vida que me ha llenado de felicidad estos últimos tiempos; me levanto con cuidado y me lavo la cara, ya que me miraba pálida le dije a Elizabeth que me consiguiera un polvo para quitar esos rastros de ojeras y la palidez, realmente funciona.
Me salgo de ahí, para irme a mi escritorio, no ha pasado absolutamente nada así que prosigo con mi trabajo de las gráficas.
Narra Jackson.
Ya quiero salir de esta empresa, para quedarme en el departamento con mi amada chica, me preocupa un poco su estado de ánimo, últimamente la he estado viendo pálida y con ojeras pero eso no le quita lo hermosa que es.
Tal vez debe estar estresada por los trabajos fuertes que debe ver en la empresa, quiero dejarle unas vacaciones para que despeje su mente; pero ahorita debo seguir con la empresa, tengo varias reuniones que atender y programaciones de marcas.
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Ya es hora, ¡por fin! Quiero estar en este momento con Jessica, recojo mis cosas y salgo hasta las oficina donde se encuentra ella, al verla veo como se coloca su suéter de cremallera y quitarse algunos mechones, voy hacia ella y la abrazo desde atrás, se pone tensa en un momento pero después como que se dio cuenta que era yo me sonríe.
-Estoy listo – digo cuando la hago voltearse colocando mis manos en su cintura – para disfrutar esta noche.