Mi Último Deseo || Kim Taehyung

4. ¿Me gustas?

T/n.

Fuego. 

Hay mucho fuego. ¿Dónde estoy? ¿Jimin? ¿Leticia? ¿Mamá? ¿Hay alguien? 

 

—Recuerda—escucho a la deriva—Recuerda.

 

***

 

—¡T/n!—golpe—¡Jimin! 

Un grito demandante nos obliga a abrir los ojos. Era solo una pesadilla…

Me siento en mi cama con la vista nublada, pero es suficiente para notar que Jimin está en el suelo, como siempre. 

—¿Qué sucede?—pregunta Jimin con la voz ronca—Un momento ¿cuando llegaste? 

Es verdad, Leticia se había ido de viaje con sus padres. 

—Primeramente, sus mamás los están esperando abajo y segundo, regresé hoy—sonríe—Espero que no me hallan extraño tanto.

Esquivo la mirada recordando lo que ha pasado está última semana. 

Fué muy divertido, al menos para mí. Taehyung ha estado viniendo de vez en cuando y siempre me entretengo con él. Aunque nadie sabe que es mí amigo, por ahora creo que está mejor así, no se como podría reaccionar mí madre o mí tía. 

—T/n ¿me estás escuchando?— Leticia me saca de mi transe. 

—Sí, lo siento. Bajo en un segundo. 

-

-

Luego de una ducha, bajo las escaleras de prisa. Creo que demore demasiado. 

—Señorita T/n, la están esperando en el comedor—anuncia mi mayordomo. 

—Oh, Buenos días señor Sanchez—sonrisa—¿Sabe si todos están ahí? 

—Así es señorita, todos están esperándola para empezar el desayuno. 

—Oye, vamos. Deja de ser tan formal—golpeo su hombro—Llevas años trabajando aquí. 

Asiente—Entonces, ¡entra de una vez!—me empuja hacia el comedor. 

Mi entrada abrupta dejó a todos confundidos. 

Le doy una mirada asesina a mi mayordomo y este chasquea los labios. 

 

—Hija, qué son esos modales—dice mi madre. 

—Lo siento mamá—me siento al medio de Jimin y Leticia. 

Enseguida ingresan las cocineras y sirven un millón de platillos sobre la mesa. Esto parece un desayuno real. 

—Leticia querida ¿Cómo están tus padres?—pregunta mi tía. 

—Bien gracias—se limita a responder

—Jimin, toma come esto—le doy un bocado de mi plato—Hace algunos días lo probé y es delicioso. 

—Tienes razón—dice con las mejillas llenas—Tú come esto—me da más carne. 

—T/n, Jimin—interrumpe mi madre—Cuántas veces les hemos dicho que cuando estemos en la mesa no hagan eso. Cada uno tiene sus propias manos. ¿Por qué la necesidad de darse de comer? 

—Mamá, es una costumbre, perdón—ambos sonreímos. 

—Es cierto, la semana qué viene irán a la Universidad de Seúl—interviene mi tía. 

La noticia me tomó por sorpresa haciendo qué me atore con la comida. 

—¿Qué?—dice Jimin

—Tienen dos opciones: Leyes o Negocios Internacionales. 

—Pero tía… —la miro y luego a mi madre—¿mamá? 

—Tú tía tiene razón, pronto abriremos una sucursal en Seúl, así que los queremos a cargo. 

—No pueden hacer eso, nosotros no queremos ir a Seúl—dice Jimin. 

—Esto no se trata de si quieren o no, van a ir. 

—¿Por qué? Nosotros solo… queremos decidir nuestro futuro cómo cualquier otro adolescente—bufo

—Esa es la cuestión T/n. Ustedes no son jóvenes cualquiera. Normalmente las personas tienen que elegir su futuro, pero ustedes, ustedes ya nacieron con un propósito. Su destino ya está escrito—mi madre nos mira fríamente—Esto también va para tí Leticia. 

Los tres nos miramos desanimados. No es justo tener que depender de las decisiones de nuestros padres. 

Pienso todas esas cosas, pero no las digo porqué siento que en cuanto dejen mis labios perderé todo el respeto y educación. 

—Mam… 

Me animé a enfrentarla pero Jimin se levantó antes de que pudiera empezar. 

—Lo siento, pero ese destino es de ustedes. No el de nosotros—nos mira a ambas—T/n, Leticia, vámonos—ordena y sale con nosotras siguiéndolo atrás. 

—Hasta que no cambien de opinión, no pueden salir—escuchamos desde el comedor pero seguimos nuestro camino a mi habitación. 

***

—¿Qué haremos ahora?—dice Leticia tirada en mi cama.

—Iré a dar un paseo—Jimin sale de la habitación. 

—Oye, pero no podemos salir—lo detengo

—No pasa nada si no se dan cuenta ¿verdad?—sonríe y se marcha. 

—Nunca había visto esa parte rebelde de Jimin—digo

Leticia se levanta—¿No me digas que jamás te has escapado de casa?

—¿No? ¿Por qué lo haría?

—Tú sí te tomas muy en serio lo de niña buena—se burla

—Por cierto ¿Tú qué haces aquí? Mi mamá no puede castigarte

—Le tengo más miedo a tú familia qué a la mía—sonríe—Además no dudo qué mi chofer esté llegando a recogerme. 

 

Taehyung. 

Un fuerte sonido en la puerta nos despierta a todos. Qué noche la de ayer. 

—¿Qué sucede?—mi garganta arde, seca, lastimada por tanta bebida. 

—Abre esa puerta… —balbucea Jungkook. 

Me levanto con cuidado tirándolo a un lado. Me dirijo a la entrada y abro la puerta. Me sorprendo al ver a Jin con los ojos rojos y cansados, parece molesto o triste tal vez. 

—¿Por qué estás así?—pregunto pero él solo entra. 

—Nada de problemas personales aquí. ¿No lo recuerdas?—me da una sonrisa triste. 

—Es cierto, ¿quieres comer algo?—pregunto y él asiente—Hay ramen por allí, solo mueve a Yoongi. 

—¿Vas a algún lado?—pregunta

—Iré a comprar algo—miento.

Jin me hace el símbolo de "ok" con la mano y se retira. 

-

-

Luego de un rato llego a la enorme mansión de T/n. Miro su cuarto pero las ventanas están cerradas. Eso solo significa una cosa… 

—Sabía que estabas aquí—digo mientras salto el muro de su jardín. 

T/n se encontraba sentada leyendo un libro, como siempre. 

—¿Qué haces aquí?—ríe mirando a todos lados—No es un buen momento. 

—¿Por qué? ¿Tienes miedo que me vean? 

—No es eso, solo que hay algunos problemas—susurra




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