22 de mayo del 2016. 9:45 am.
—¿Segura qué está bien?—le pregunta Jimin a alguien en alguna parte.
Todo el mundo se comporta como si yo no estuviera oyendo, pero no me importa, prefiero estar presente pero sentirme invisible al mismo tiempo.
—No lo sé. Desde ayer no ha dicho absolutamente nada. Está en estado de shock, y la entiendo perfectamente—responde Leticia.
<<No estoy en estado de shock..>>
—Debimos haberla acompañado… aún no lo término de creer ¿Cómo… ? ¿Por qué… ?
—Pobre T/n, tuvo que ver con sus propios ojos la muerte de… Taeyang y Jiyu… —dice Leticia entre sollozos.
Taeyang…
Jiyu…
Los recuerdos de la noche anterior torturan mi mente pero no puedo reaccionar. Lo mucho que hago luego de las innumerables súplicas y compasivos intentos de hacer que me mueva de mi sitio del suelo es cubrirme los oídos con ambas manos y enterrar mi cabeza en mis rodillas.
—Tranquila—Jimin abraza a Leticia quien no puede parar de llorar. Debería consolarla, se que debería, y lo haría si pudiera, pero no recuperar el sentido.
Todo el mundo parece estar llorando menos yo. ¿Por qué?
Lo último qué recuerdo de la noche anterior son las voces de los paramédicos diciendo que Jiyu evidentemente estaba muerta. Murió en mis brazos. Mientras que la policía me informaba que encontraron un cuerpo en el mar. No recuerdo exactamente en qué momento mientras corría a ver a Jiyu llamé a la policía informando lo que había pasado, pero lo hice.
Se que estaba sosteniendo la cabeza de Jiyu entre las manos, y creo que estaba gritando, o llorando, quizás ambas cosas, cuando Jimin y Leticia llegaron y forcejearon conmigo para que soltara a la chica que tenía entre mis brazos, pero después de eso mi mente se salta directamente al momento que llegué a casa y vuelve a quedarse en blanco.
—¿Siquiera ha dormido un poco?—pregunta Leticia en voz baja.
El cielo se ilumina por el sol, y no encuentro una respuesta a su pregunta. ¿He dormido? No estoy segura de haberme dormido, ni haberme despertado.
—T/n, por favor, reacciona—la voz Jimin me despierta, o me saca de mi transe. O lo que demonios sea esto.
Entonces pasó.
Pude al fin mover mi cuerpo voluntariamente.
Pero también volvió el sentimiento de dolor.
—Dime que esto es una pesadilla—dije entre balbuceos.
Él me miró por unos segundos y me regaló una sonrisa triste—Me gustaría decirte que sí…pero...lo siento.
—Ellos no pueden estar muertos… Jimin, ellos no… —las lágrimas por fin aparecieron y lo abracé con fuerza.
—Su funeral está siendo justo ahora, ambas familias lo hicieron juntos. Como los grandes amigos inseparables que eran—añade Leticia.
—Quiero verlos—me separo de Jimin—Necesito despedirme de ellos.
—Es peligroso, la policía y la prensa deben estar por ahí. No creo que estés preparada emocionalmente para sus preguntas. Al menos no por ahora.
—Por favor, necesito verlos...—trago en seco—aunque sea… una última vez.
—Jimin, nosotros también éramos sus amigos—Leticia me apoya.
—De acuerdo, pero tenemos que salir sin que se den cuenta.
***
Apenas puedo respirar cuando el taxi se detiene en la funeraria. Jimin y Leticia me sostienen de los brazos para evitar que me desplome. Las flores que adornan la entrada me destrozan el alma, jamás pensé que llegaría a odiar tanto las flores como hoy.
—¿Estás segura de esto?—pregunta Jimin por onceava vez.
Asiento y doy un suspiro doloroso para luego avanzar hacia dentro.
—¡T/n!—el grito de mi madre me congela.
—Tía, ¿Qué haces aquí?—siento el peso del brazo de Jimin que me protege.
—Tenemos un viaje. ¿No lo recuerdan?—dos autos se detienen después de ella.
—Mamá, hoy no, por favor…—digo entre sollozos.
—Tía, quizá no lo sepas pero-
Mi madre se baja del auto e interrumpe a Leticia.
—Luego me lo cuentan, ahora tenemos que irnos.
Cuando mi madre da un paso hacía mí, retrocedo a toda prisa y me golpeo la espalda contra un buzón con la suficiente fuerza como para caer al suelo y dejarme sin aliento.
—Sr. Sánchez, encarguese por favor—ordena y se sube a su auto.
Mí mayordomo se acerca a mí y me toma de la cintura para obligarme a entrar.
—¡No! ¡Déjame! ¡Mamá!—sofoco un grito.
Veo entre la adrenalina que Jimin y Leticia también son forcejeados para entrar.
—¡Suélteme! ¡No! ¡No quiero!—escucho como gritan.
—¡Mamá! ¡No! ¡Suélteme! ¡No!—intenté todo lo humanamente posible pero la fuerza de mí mayordomo era mucho mayor.
—Lo siento señorita, solo sigo órdenes. Lo siento, en verdad.
—¡No! ¡No!—grité entre sollozos pero era tarde, la oscuridad de la camioneta me atrapó.
Tiempo actual.
Taehyung.
No sé cómo me siento en este momento. Es una combinación de todas las emociones. Ni siquiera me atrevo a decir ninguna palabra hasta que Leticia vuelve a hablar:
—Yo sé que la muerte de tu hermano fué muy dolorosa. De verdad te entiendo, pero…—suspira—¿Sabes lo qué es qué tener qué presenciar dos muertes en un día? ¿Y qué además de eso no te permitan ir a verlos?
—Tienes razón—me quedo mirando la pared vacía—¿Y… y qué pasó después? Hasta donde yo sé, T/n ahora se lleva bien con su mayordomo y con su familia.
—Estuvo un año en completo shock, no hablaba, no comía, no reía, no era la T/n qué todos conocíamos. Luego, estuvo dos años yendo a terapia y poco a poco volvía a hacer ella misma, supongo qué con el tiempo prefirió olvidar este tema. T/n no es de las personas que guardan rencor, así que pasó por alto todo y lo superó, hasta hoy—sentí la mirada pesada de Leticia.
—No está por ningún lado—interrumpió Jungkook cansado.
—¿Ahora qué hacemos?—Leticia se levanta del suelo—Ya es de noche.
—Iremos a buscarla a los alrededores, ya nos dividimos por grupos—agregó Yoongi.
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Editado: 24.08.2022