Mi Último Deseo || Kim Taehyung

26. La luz de la vida

Taehyung. 

El viento soplaba fuertemente que me erizaba la piel. La tarde se tornó muy extraña. Faltaba algo. Faltabas tú. 

 —¿Jimin? —la mamá de T/n salió de su casa apenas notó nuestra presencia —¿Qué pasó? ¿Dónde está T/n? 

 —Eso es lo que venimos a preguntarle. ¿Dónde está T/n? —mis palabras fueron más duras de lo que quise

 —Pero se supone que… —la señora Yung miró a Jimin antes de contestar una llamada. 

Luego de unos minutos su expresión cambió por completo. Sus ojos se salieron de su órbita y en un impulso el teléfono cayó de sus manos. 

 —Mi hija…

 —¿Es T/n? ¿Tía? ¿Es ella? ¿Está bien? —Jimin se acercó un poco pero Leticia lo tomó del brazo.

 —¿Qué está pasando? ¡¿Por qué no habla?! —yoongi gritó desde atrás. 

 —Está muerta…

 

T/n. 

Todo el mundo tiene miedo. El cielo que veía solo parecía dispuesto a tragarme y daba miedo. ¿Cómo será el cielo cuando no esté? 

—¡Es increíble!—el hombre empezó a burlarse—¿Cómo es que estás a punto de morir y ni siquiera tienes miedo? ¿Tanto deseas la muerte?

—No se necesita la muerte para convertirnos en polvo…

—¡Acaba con esto de una vez! Tengo cosas que hacer—dijo otra persona detrás de él.

El sujeto volvió a sonreír y me miró con morbosidad. 

—¡Hombre! ¡Déjate de juegos!—el señor anónimo se acercó y le quitó el arma tranquilamente—Eres muy aburrido. 

—Te lo dijo a tí entonces—retrocedió el otro tipo y el señor anónimo se quedó delante de mí.

—Ahora estamos a mano—me dijo casi como un susurro

—Pero yo no he hecho nada por usted—respondí cansada.

—Aún no—sonrió y apuntó el arma. Pero esta vez no esperó para dispararla. 

Para mi sorpresa aquella bala no era para mí, sino para alguien más. 

—He pagado…mi deuda—la voz familiar me estremeció. Cuando me di la vuelta el Señor Sanchez cayó al suelo con una herida en el pecho. 

—No, no, no—balbuceé en mi interior. 

Retrocedí hasta recoger su cuerpo sobre mis manos. Su pulso se debilitaba y cada vez tocía más sangre. Las demás personas solo se quedaron como espectadores aún analizando lo que había pasado. 

—Señorita T/n—dijo con dificultad—Perdóneme. 

—No hable, se lo prohíbo, no siga hablando—mis lágrimas no tardaron en aparecer recordando todas las veces que mi mayordomo me ayudó. Durante toda mi infancia fué mi cómplice, mi amigo.. mi familia. 

—No me queda mucho tiempo…—me tomó de la mano—Debe saber la verdad..

—No me importa que verdad sea, ya no quiero saber más…

—Yo….—se detuvo—¿Sabe por qué la cuidé todo este tiempo? Porque me sentía culpable. Al inicio fué fácil… pero mientras más crecía, me encariñe con usted y la culpa aumentaba—una lágrima cayó de sus ojos—Yo fuí quien ocasionó el accidente de sus padres biológicos. Yo la separé de su familia… 

—No…—dije cubriendome la cara

—Espero…espero que algún día pueda perdonarme—tosió con más fuerza y la sangre no paraba—Usted… fué mi única amiga…

Con esas palabras en el aire no volví a escuchar su voz nunca más. Sus ojos se cerraron y mi corazón se estremeció.

—¡Lo perdono! ¡Lo perdono! Ahora despierte, se lo suplico—me llevé su cuerpo al rostro pero su corazón había dejado de palpitar. Lo abracé cuánto más pude, lo movía a todos lados pero él no reaccionaba. 

—¡Vámonos! ¡Esto está de locos!—gritaron los sujetos de atrás. 

El señor anónimo se acercó con los ojos rojos, nos miró unos segundos y antes de marcharse dijo:

—Dejaré que vivas.

Alcé la mirada y con los ojos llenos de lágrimas lo miré con rencor. 

—¿Por qué? 

—Por mi hijo. 

Y si, hubiera preferido no haberle preguntado nada. 

—Chan hee—volvió a decir—Él te quiere como una madre. No quiero que vuelva a perderla por segunda vez. Así… que te pido que lo cuides como si fuera tuyo—asintió antes de salir corriendo con los demás. 

Me quedé estética mirando al cuerpo lleno de sangre y algunas lágrimas recorrían cada cierto tiempo. Pensé que esta etapa había terminado, la etapa de ver muertes, pero esto no se terminará hasta que arranque esto de raíz. 

 

*** 

 

—¡Ya les dije que está muerta! ¡Dejen que lleve su luto en paz! ¡Vayanse!—el grito de mi madre me sacó de mi perdida conciencia. 

Todos los chicos estaban con ella, mirando su buena actuación. Pisar esta casa me apretaba el pecho. El recuerdo del señor Sánchez se me presentaba. Podía verlo sonriendo en la entrada, luego lo miraba en la ventana de mi cuarto esperándome con mi cena, pero poco a poco se fué desvaneciendo. 

—Sigues mintiendo—tomé el valor y hablé 

Todos me miraron perplejos. Como si hubieran visto un fantasma. 

—¿Qué haces aquí?—dijo mi madre cuando me acerqué a ella—Debiste huir. Irte a otro país donde no te conocieran. 

—¿Y terminar como tú?

—Hija, piensa—introdujo sus uñas en mis brazos—¡Escucha! ¿Quieres terminar arruinada? Yo no quiero que seas así. No quiero que termines como tus padres. 

La miré confundida y ella entrecerró los ojos antes de hablar. 

—No lo recuerdas porque eras muy pequeña, pero tus padres biológicos quedaron en la bancarrota. Su negocio fracasó. YO te salvé de ese fracaso. 

—¡Ya no me vas a manipular! ¡Ya me cansé de todo esto!—grité lo suficientemente fuerte para que todos escucharan—Solo quiero descansar, estoy cansada de todo esto, ya no más. He llegado a mi límite. Ya no quiero ser tu familia. 

Mi madre hizo un gesto de dolor y se alejó. El cielo se tornó gris de repente y las nubes hacían referencia a que iba a llover. 

—Ahora ellos son mi familia. Familia que nunca debí dejar por tí—retrocedí hasta los demás y le di una última mirada—Adiós, mamá. 

Vi como Taehyung antes de ponerse en marcha le volvió a recordar algunas palabras.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.