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Son las 6:30 de la mañana, ya yo estaba más que lista para ir a la Universidad.
Decidí estudiar "Medicina Veterinaria", siempre me han gustado los animales y poder ayudarlos cuando más lo necesiten.
Mamá decidió llevarme por el día de hoy. No se como es la vida universitaria. En la prepa todo era fácil porque ya sabían de lo que sufría y era más fácil de manejarlo. Ahora, en la universidad es un nuevo plano, nueva facetas, nuevo comienzo.
Termino de tomar mi bolso, conecto los audífonos a mi celular y reproduzco músicas de Dua Lipa.
El camino a la Universidad solo me concentro en la melodía de- "Don't Start Now". Chequeo un rato las redes sociales y como siempre hay un post de Verónica mostrando su alegría por el nuevo comienzo a clases.
No sé que le ve de bueno— suelto aire molestoso por la nariz.
—¿Te sientes bien, Mao?—Pregunto mi madre mientras se estacionaba en frente de la Universidad.
Es super grande, parece un castillo. Hay muchas personas caminando para entrar en ella. ¿Por qué casi todas las universidades son tan grandes? ¿No saben que eso le da una vista tenebrosa? No se si esto será mucho para mí, pero tengo algo de miedo para ser sincera.
—Un poco ansiosa, pero creo que son los nervios.
—Sabes que puedes estudiar en casa, no es necesario que vengas a la Universidad si no quieres.
Se que puedo estudiar en casa pues con una orden médica puedo ver clases online pero no es que quiera pasar toda mi vida encerrada. No me apetece morir ahorcada por la depresión.
—No, no quiero estar toda mi vida encerrada en aquellas cuatros paredes— digo sin sonar grosera—.Quiero tener un vida normal aunque se que no puedo ternela. En algún momento moriré y créeme que no quiero vivir encerrada y ver como las oportunidades pasan por mi vista sin yo poder hacer algo por miedo a salir—lo dije sin pensar, y vi el rostro de mi madre triste.— Lo siento madre, es que todos los días tengo que lidiar con estas charla.
—Lo se hija, se que aveces tu padre y yo somos muy sobreprotectores pero es sólo por que eres nuestra pequeña y sería difícil para nosotros no volverte a ver más— posa su mano en mi mejilla regalándome hermosas caricias.
—Mama, no voy a morir todavía. Ya iré a entrar, te amo.—trate de recomponer lo que dije hace un segundo. Le di un beso en la mejilla y baje del auto.
— Yo también te amó mi Mao. —dijo por la ventana para luego ponerse en marcha.
—¡Mao!— escucho el grito de Verónica y sobresaltado del susto.
—Veronica, por Dios. Deja de saludarme con esos gritos me vas a dar un ataque al corazón.—dije poniendo mi mano en el pecho.
—Lo siento. Pensé que no ibas a venir— pasa su brazo por detrás de mí cuello dejándolo caer en mi hombro y así comenzamos a caminar.
—¿Cómo de que no? Obvio que iba a venir.
Ya conocen a Verónica, es mi mejor amiga. Desde muy pequeñas hemos estado juntas. Estudiamos en la misma secundaria y en la preparatoria, ahora en la Universidad. Nunca me ha dejado sola, es como la hermana que nunca tuve. A diferencia de mí, Verónica es muy, pero muy carismática, siempre me hace reír, siempre anda feliz, aveces pasa por problemas como toda persona normal y aún así es capaz de mantenerse feliz.
Nunca me cuenta de sus problemas, o sea, si los hace pero no todos en sí. Se que ella tiene secretos pues la conozco pero respeto su espacio al no quererme decir las cosas.
Tampoco es que le ponga un arma en la cien y le diga; — Cuéntame tus secretos perra— no, no puedo.
—¿Estas lista para tu nuevo comienzo en la Universidad?—pregunta Verónica mientras caminábamos en los pasillos.
Habían muchos estudiantes, unos más guapos que otros, unas más hermosas que otras. Habían rockstar, las nerd. De todo un poco.
—Yo nací lista.
—Esa es mi chica. De igual manera habrán clases que vamos a compartir y hoy nos toca la misma la primera hora ya luego tengo que irme a clases de Inglés— dice— Pero siempre estaré cuidándote, no permitiré que unas de estas víboras se acerquen a ti.
—Verónica... — hago una mueca de fastidio —No creo que sea tan mala la Universidad.
—Me han contado cosas peores.
—No ayudas en nada.—fijo la mirada en ella.
Iba distraída viendo a Verónica, que tropecé con alguien y su celular se cayó de las manos.
Perfecto, es que tonta no se hace, las tontas ya nacemos y nos esparcimos por el mundo.
—¿Te puedes fijar donde caminas?
Al levantar mi rostro para ver quien era me había quedado sin palabras. Era una obra de arte para mis ojos. Bueno, tampoco exageremos no es mas bello que Ian Somerhalder, pero si tenía lo suyo.
Piel blanca, cabello negro peinado muy bien hacia atras, ojos negros— Bueno no tan negros digamos que si te acercas mucho a sus ojos los puedes detallar como un marrón oscuro— olía super bien
—¿Qué me vez? ¿Te comió la lengua el ratón?—pero su arrogancia hace que pierda lo lindo. Me agache para recoger su celular y dárselo en las manos.
Soy tonta, pero con modales.
—Dis... disculpame. No me había fijado.
¿Es enserio? ¿Tengo que parecer una estupida también al hablar?
—Comprate unos lentes, anciana— los amigos que venía con él se empezaron a reír. Me sentí muy incómoda y rápidamente sentí como mis mejillas se encendieron por la vergüenza.
—Lárgate de nuestras vistas, lagarto con peluca.—Dijo Verónica. Me tragué la risa pues ya no quería empeorar las cosas.
—¡Ohhh!— gritaron los amigos de él, al unísono y él solo me miró serio.
Verónica me hizo seña para que caminara con ella.
—Primer día de clases, aquí vamos.— dije soltando un suspiro pesado.
— No es nada, aquí estoy yo.
Entramos a nuestro salón. Y ya había algunos sentados en sus sillas y mesas, y otros estaban hablando ya que aún no llegaba el profesor.
Me senté en la tercera fila, y Verónica se sento a mi izquierda.