Siempre he pensado que las cosas que nos pasan en la vida suceden por algo, al fin y al cabo todo tiene un propósito. Un propósito que no siempre queremos y que solamente el tiempo y la sabiduría nos ayudan a aceptar.
Con el tiempo me he dado cuenta de que el amor no siempre es suficiente. Puedes amar a una persona con todo tu corazón, con cada fibra de tu cuerpo y pensar que el amor va a ser suficiente para sobrellevar todas las adversidades que la vida ponga en tu camino y en la de esa persona que tiene tu corazón, pero no es así.
Quiero decir, el amor es parte fundamental de la existencia humana, todos necesitamos amor aunque muchas veces nos cueste aceptarlo, ya sea de tu familia, amigos o pareja.
Pensé que el amor que sentía por él era todo lo que necesitaba en esta vida. Pensé que esto iba a durar la eternidad porque no hay nada más grande que el primer amor. Entonces, te das cuenta de que el tiempo pasa, que las personas crecen, van, vienen, maduran y las cosas que parecían ser sumamente importante ya no lo son.
Ese sentimiento de creerte invencible que mantenemos durante gran parte de nuestra adolescencia simplemente desaparece.
Lo que realmente te parecía importante cambia, tu enfoque en la vida cambia y comprendes que ese primer amor no es más que eso… el “primer amor”. Porque si bien pudo ser lo más hermoso durante un tiempo no es más que un lindo recuerdo, un recuerdo que probablemente relatarás a tus hijos o nietos como un ejemplo de que uno ríe, llora y sufre para luego encontrar a esa persona que tanto esperabas.
O bien, queda como el recuerdo de algo por lo que no fuiste capaz de luchar y es, a su vez, un ejemplo de cómo una persona puede encontrar al amor de su vida y dejarlo escapar.
¿Por qué? Porque somos seres humanos que nos equivocamos una y otra vez, porque no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, porque no te das cuenta de que perdiste al amor de tu vida por pensar que simplemente era ese “primer amor” o porque simplemente te das cuenta de que por mucho que amaste a esa persona, eso te sirvió para sufrir, aprender, levantarte y encontrar eso que todos deseamos en el fondo de nuestro corazón: nuestro último primer beso.