13 de marzo
Él
Jamás en mi vida había sentido tanta vergüenza.
Hasta el día de ayer por supuesto, todo por el impulso de voltear a ver.
Estoy por salir de casa para ir a la estación del tren. Es muy temprano aún, pero prefiero salir de casa ahora.
– ¡Vete! – escucho la voz de mi madre, dirigiéndose a mi (desgraciadamente) padre, él sale de la cocina como suele hacerlo todas las mañanas (lo más borracho posible)
– aún no te has ido Pablo – dice mi padre con tono enojado aunque evidentemente ese no es mi nombre, yo solo salgo de casa somatando la puerta detrás de mí.
Me coloco lo único que me desconectaba del mundo, mis audífonos.
Luego de unos segundos volteo a ver cómo él sale también de casa, pero hacia el lado contrario. Va a comprar más cerveza.
Llego a la estación y me quedo viendo fijamente como la misma chica que me vio casi caer el día de ayer, esta sentada en la banca de enfrente leyendo un libro.
Hasta que inesperadamente ella sube la vista de su libro, y me ve a los ojos, siento como rápidamente mis mejillas se tiñen de rojo, me siento en la banca y espero a que llegue el tren, ella vuelve su vista a el libro.
No sé por qué voltee a ver siquiera, pero me quedé viéndola fijamente. Supongo que siente mi mirada encima porque despega de nuevo su vista del libro.
Hasta que reacciono y volteo a ver hacia el tren que viene en camino.
Me levanto cuando ya a parado y subo después de ella, me siento en el lugar vacío frente a ella.
Debo aceptar que es una chica muy bonita.
Después de un largo recorrido me levanto para poder bajar, esta vez he decidido bajar antes, no hay nada de malo en caminar un poco, pero al levantarme termino botando un par de papeles de la señora que iba a mi lado, me agacho a recogerlos, siento como alguien se levanta y se posiciona detrás de mí, porque el tren ya está llegando a la estación.
Me levanto rápidamente sin calcular el espacio que había entre la persona y yo.
Al levantarme me doy la vuelta y termino tropezando con una chica.
Ella en un impulso da un paso hacia atrás, yo no logro mantener mucho el equilibrio y doy un paso más o incluso dos, ella da dos hacia atrás, me sujeto de una barra para no caer, mi rostro paso muy cerca del suyo.
No se si debo disculparme.
Sin decir una sola palabra, entrego rápidamente los papeles y salgo del tren.
De reojo veo que la chica se quedó con una expresión de confución, ¿en realidad debía disculparme con la chica que llegó a la cafetería el día de ayer?.
Bien ya pasó, así que olvídalo, ni siquiera te conoce, por qué habría de reclamar que casi topase mi rostro con el de ella... bien eso suena raro, es como si estuviese diciendo que intente besarle. Y sin conocerla.
Mejor me olvido de estupideces y me apresuro a caminar a la cafetería.
Cuando ya estoy a casi una cuadra de llegar, veo que la chica pasa de largo, ¿es universitaria?, Eso a de ser, porque de no ser así ¿A dónde se dirige?.
Abro la puerta y entro yendo hacia la parte trasera del local, donde se encuentran los locker, abro el mío para dejar mi mochila ahí, me cambio de ropa, y salgo a atender en caja.
– ¿Que tal todo? – dice Johan mi mejor amigo desde los 5 años, es ese tipo de chico al que no le importa mucho el orden o las reglas
– debo decir que muy bien
– tu padre...
– igual que siempre – lo interrumpo, él solo asiente
Seguimos el día con normalidad atendiendo a los clientes, la misma rutina de siempre.
– oye – Johan lanza una bola de papel llamando mi atención– ¿al salir quieres ir por una pizza?
– claro, ¿por qué no? – siempre salimos un día de la semana, no es un día en específico pero nunca falta el día en que salimos por una pizza o algo por el estilo
– al de la esquina – dice señalando con su cabeza al puesto más cercano, yo levanto mi dedo pulgar en aprobación
Terminamos de ordenar a eso de las 8:30 pm, yo saco mi mochila del locker y camino hasta la salida, donde se encuentra Johan ya esperando.
Cruzamos la calle para poder llegar a la pizzería, y abro la puerta frente a mi.
Entramos sentándonos en la primera mesa a la derecha.
Pedimos nuestra pizza y en ese entonces veo entrar a la chica de la cafetería, bueno... a la que veo entrar es a su amiga.
Solo espero que la otra chica entre detrás de ella.
Lastimosamente eso nunca paso. Vi entrar a dos chicos más que iban con ella, después solo iban entrando más y más personas, pero nunca ella.
– ¡eh! – Johan me ve curioso – ¿Por qué de pronto esa cara de decepción?
– ¿eh? ¿Perdón?¿Que has dicho?– pregunto
– ¿Por qué esa cara de decepción?
– yo no... – y entonces la veo entrar a toda prisa "disculpen la tardanza" escucho decir a lo lejos. Lleva un lindo vestido que le queda pegado en la parte de la cintura, se ve preciosa, saluda a su amiga y amigos.
Son sus amigos ¿No?.
Veo pasar una mano frente a mis ojos, parpadeo y volteo a ver a Johan.
– ¿Tú no que?
– nada, olvídalo– de pronto veo que viene la mesera– mira, ahí viene nuestra pizza
– claro– dice Johan aún confundido.
Al darse cuenta que veo directamente atrás a su izquierda, Johan se voltea para ver qué pasa.
Regresar su vista a mi con una sonrisa torcida.
– ¿acaso estoy viendo mal o han domado al rey de el amor es una estupidez? – pregunta con tono de burla
– ¿Por qué lo dices?
– ¿Que por qué lo digo? – pone expresión pensativa – Será por el simple echo de que no dejas de ver a la chica de haya– señala detrás de él con su dedo
– yo no la estaba...
– no te atrevas a decirlo– me interrumpe, levantando su dedo– no me digas que no la estás viendo, cuando en realidad la estás viendo descaradamente ignorando mi conversación... Se que te gusta, es amor a primera vista
– yo jamás haría tal cosa
–ah pues qué crees lo acabas de hacer, me acabas de ignorar
– no me refería a eso
– tu decías, ¿que te guste una chica?– suspiro en respuesta, existe una razón por la que no me quisiera volver a enamorar– vamos, tienes que olvidarla, tú puedes
– no es que no pueda, sé que puedo... Pero no quiero
– ella es un fantasma de tu pasado, literalmente, ella se fue, sin decir nada sin despedirse... Y no hay otra manera de decirlo que no suene dura, pero... ella, nunca te amo... ella no te amaba– dijo, yo sentí algo romperse dentro de mi... De nuevo. ¿Por qué tenía que ser así?
– lo se – digo en un tono casi audible – es solo que... No lo quiero aceptar, ¿comprendes?– el suspira ofreciéndome un trozo de pizza
– por el amor que es una estupidez – me ofrece la pizza de nuevo, la cual agarro con una sonrisa, él levanta otro trozo como si fuese cerveza, se queda esperando a que repita lo que ha dicho, lo cual no pienso hacer – dije ¡POR EL AMOR QUE ES UNA ESTUPIDEZ! – grita y yo suelto una carcajada chocando mi pizza con la suya, de reojo veo como la chica voltea a ver en nuestra dirección, al parecer Johan grito demasiado fuerte
– si, eso– digo y le doy una mordida a mi pizza, el me ve como diciendo, "supéralo" pero enseguida cambia su expresión.