Mi Último Suspiro ✔

Capítulo 4

14 de marzo

Debo decir que me quede confundida el día de ayer, cuando el chico de ojos azules se tropezó conmigo, no se si se puede considerar eso un tropiezo, pero así pasó, creí muy dentro de mí que se disculparía, pero no lo hizo. En fin así es todo el mundo, esperamos cosas de las personas menos indicadas. ¿por qué digo esto? Porque él no me conoce siquiera, y yo ya estoy esperando que se disculpe, pero que va, eso no cuesta nada, pudo haberme dicho "disculpa" o "lo siento", eso no costaba mucho realmente.
Pero esta bien así dejemoslo, no es importante.

Tengo un día común, con la misma rutina, levantarme, tomar una ducha, desayunar, salir a la estación, subir a un tren, salir de la universidad, llegar a casa, estudiar un poco y dormir. ¿Quien no se aburre de la rutina? Claramente todos, pero supongo que no puedo hacer mucho para cambiarla.

Al regresar de la universidad, salgo al parque a despejarme y me siento en uno de los columpios, escucho el sonido del viento, hasta que veo a una persona en específico, entre todas las demás del parque. No es el chico de ojos azules.

El que se encuentra a algunos metros de distancia de mi es su amigo. Y lleva una hoja en la mano.

– ¡te he dicho que me la devuelvas! – grita, ahora sí, el chico de ojos azules 
– ¡y yo te he dicho que la superes!, Ella es una simple chica que busca darte pena, ¿acaso piensa que con una simple carta, tu volverás a caer? No, Patrick, se que no eres así, por Dios se que no volverías a caer– se quedan un momento en silencio
– rompela – oigo decir a él chico de ojos azules– ¡JODER ROMPELA! – grita y su amigo sonrie rompiendo la hoja
– ese es mi amigo – dice dando una palmada en el hombro de el otro chico  y seguido de esto, ambos salen del parque, al igual que yo.

...

Llego a la estación y veo que ya no hay nadie, el tren aún sigue con las puertas abiertas, por lo que me apresuro a entrar.

Debo decir que este día el tren va más lleno de lo normal, y no hay lugar para que pueda sentarme plácidamente, me quedo parada al lado de la puerta.
Viendo la belleza de la naturaleza me agarro de un tubo cercano a la puerta.

Quedan dos estaciones más para llegar a la universidad, y volteo a ver si no se ha levantado nadie para poderme sentar.

Debo agregar que estoy lo más cansada posible, el día de ayer me quedé hasta tarde leyendo un libro de los buenos, que por más que lo intentes no puedes dejar de leerlos, bueno claro que puedes, pero la cosa es que no quieres dejar de leerlos, en fin, y también me han obligado a hacer ejercicio (específicamente mi madre) quiere entrar en una rutina diaria de ejercicio, lo que:
a) es muy aburrido para mi, y 
b) me hace gritar mentalmente ¡matenme por favor! Y seguido de esto decir ¿nadie? ¿Seguros? es muy cansado hacer ejercicio, y apenas llevo una noche, evidentemente me falta mucho por delante.

Después de pensar en todo esto, el tren se estaciona y las puertas se abren, esta no es mi parada, por lo que me quedo donde estoy. Sigo tranquila hasta que siento una mano posarse sobre la mía, la cual estaba empuñada contra el tubo de metal, bajo la vista hasta la mano de la persona, pero en ese preciso momento la quita y sale inmediatamente del tren, ¿Quien era? Él iba vestido totalmente de negro, con la capucha puesta.
El tren sigue su rumbo y yo veo en dirección al chico, que en ese momento voltea hacia el tren.

¿Estoy viendo realmente a esa persona?.
¿Realmente es el chico de ojos azules? Él se da la vuelta metiendo después sus manos en las bolsas de los pantalones.

Bien, ahora que recuerdo, su nombre es Patrick ¿verdad? ¿no es un nombre tan hermoso? 
Patrick
Patrick
Patrick

Ese nombre le queda a la perfección.

Bajo del tren y veo la mano que fue tomada por la de Patrick, no me la volveré a lavar nunca, puedes decirme que es realmente lo más aniñado que has oído, y lo acepto, pero es que fue tan hermoso, su mano es tan suave, y la dejó ahí por más de 15 segundos.

Hasta que reaccione, voltee a ver y corte la magia.

...

– ¡Disculpame! – dice él chico con timidez, ahora se que no debí decir que nunca me lavaría la mano, porque ese nunca llegó.

– esta bien – digo meneando la mano – no tiene mucha importancia – veo mi blusa, brazos y manos manchadas con jugo de limón, por lo que me ciento pegajosa.

Lamentablemente debo ir a limpiarme, así que quitare la bella evidencia de que su mano estuvo sobre la mía.

— me hubiese empapado a mi y yo te juro que... – dice Beca sin terminar la frase, y luego suspira con pesadez
– no fue nada, lo único malo es que mi blusa esta mojada
–si y tendrás que estar el resto del día así
– pronto se secara
– lo se, pero mientras tanto, tendrás la horrible sensación de pegajosidad sobre ti
– eres dramática lo sabes 
– oye, oye, oye, apenas llevamos 4 días en conocernos y me conoces tan bien, por Dios, ¡¿como es eso posible?! – eleva sus manos exagerando la situación, yo ruedo los ojos
– vamos, ya acabe – digo terminando de secar mis manos, al salir nos dirigimos al salón de química, con libros en mano.

Ahora me pregunto, ¿quien es la chica que le ha hecho sufrir a Patrick?

Regreso a casa luego de un día pesado, me dirijo a la ducha mientras mi madre llega y al salir dejo mi ropa en la lavadora, cuando mi madre llega tomo mi cena y comemos juntas.

– ¿que tal tu día?– pregunta luego de tomar un sorbo de su jugo de naranja
– lo que cabe en lo normal– respondo ensartando el tenedor en un trozo de carne 
– bien, ¿y que es lo normal?– pregunta con intriga
– biología, química clases que tengan que ver con la medicina – respondo tomando el último trozo de carne – ¿el tuyo que tal? – pregunto, sospechando que ella tiene el deseo de decir algo, pues casi nunca hablamos en la cena, en lugar de eso vemos la televisión, hoy en cambio mamá se sentó sin encender de este mismo. 
Ella sólo se remueve en la silla con expresión pensativa.



#40021 en Novela romántica

En el texto hay: romance, tren, cruel destino

Editado: 27.09.2019

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