El viaje se me hizo bastante corto a pesar de las casi 20 horas de vuelo, y la razón era Iván, ese chico tan hablador y extrovertido con el que había pasado todas esas horas hablando, si sé que son muchas horas, pero como ya he dicho es muy hablador, en todas esas horas lo he conocido bastante bien. Sé que es de las afueras de California, y es empresario, le gusta viajar y es soltero. Probablemente no nos volvamos a ver, no se en que hotel se va a hospedar, tampoco se su numero, se que pensareis que soy tonta por no haberle preguntado su numero, pero creo en el destino y si tengo que volvérmelo a encontrar lo haré.
Cogí las llaves de mi habitación, era una habitación bastante amplia y con bonitas vistas, he de decir que escogí un hotel humilde y un tanto alejado de la multitud del centro, prefería disfrutar de la tranquilidad, ya que en mi día a día era bastante imposible, teniendo en cuenta que resido en una de las ciudades mas céntricas de Ohio. Esa noche bajé al restaurante del hotel a cenar. Después de la cena salí a dar un paseo por la playa, estaba todo muy tranquilo así que pude disfrutar de mi paseo por la orilla.
A la mañana siguiente dí un paseo por la ciudad, visité algunas de las tiendas e hice algunas fotografías, cuando sentada ya en una de las cafeterías me encontré con alguien inesperado, era Iván, el destino pensé.
-Vaya que sorpresa Natty.-Me dijo, esbozando una sonrisa.
-Hola!, la verdad que no esperaba encontrarte aquí.-Le dije todavía sorprendida.
-He venido a dar un paseo, Comeré por aquí y volveré al hotel. Oye si no te importa podríamos comer juntos.-En ese preciso instante pensé que el corazón se me salía del pecho. Comimos en un restaurante muy bonito y acogedor, charlemos unas cuantas horas, y a la vuelta nos sorprendimos al darnos cuenta de que el hotel en el que el se hospedaba estaba a unas pocas calles del mio. En ese momento, en ese preciso instante, supe que el destino realmente existe, y lo que me deparaba no era precisamente un cuento de hadas.