Mi Unico Amor.

Parte Cinco

—¿cómo fue que llegamos a esto?,¿cómo dejamos que todo se fuera a la basura?— preguntó Sophi con su corazón quebrado sin poder contener sus lágrimas, Michael trago saliva sintiendo que todo se resquebrajaba en su interior.

—¿Recuerdas mi último cumpleaños juntos?.— ella asintió en silencio, y él tomó aire apretando sus puños.

—¿Cómo olvidarlo? Fue el principio del fin, el peor día de mi vida.— recordo con lastima.

— habías preparado una sorpresa para mí, pero aquel día…

—Aquel dia te portaste como un completo imbécil, rompiste todo a tu paso, gritaste y maldijiste mi nombre, nunca supe porque.— interrumpió Sophi recordando el suceso, aun no entendía que había sucedido ese día.

—Esa tarde al salir del trabajo te segui, te vi ir a buscar a Stefan a la escuela y luego, encontrarte muy feliz con el infeliz de Edward.— Sophia abrio sus ojos escuchando aquello.— él debía tener unos nueve años… fueron al parque cercano a la escuela, los tres reían y estaban tan felices que yo simplemente.— trago saliva buscando que sus palabras no salieran estranguladas, —ese día me sentí ajeno a ti, ajeno a mi hijo, ajeno a mi familia.— la voz de Michael se quebró.— yo quería estar contigo todo el día pero me ignoraste, en ese momento, cuando los vi, sentí morir, sentí que ya no tenía cabida en tu vida, luego llegue a casa y estabas allí como si nada, esperándome con esa decoracion, esa comida, me sentí peor, mi mente reprodujo las imágenes de la tarde, recordando lo feliz que te veías sonriendo a su lado, como hacia días no lo hacias conmigo.— frunció el ceño dejando que las lágrimas cayeran sin contención.— eso me enojo, no me pude contener, no quería tu hipocresía, no quería estar allí sabiendo que horas antes estabas feliz con alguien más, no podía soportarlo, no quería.

—Michael…

—Cuando te enfrente, cuando decidí saber qué pasaba con el, que pasaba entre ustedes, nunca me hablaste, nunca fuiste capaz de desmentir si estuviste o no con el.

—Nunca estuve con el.— susurró Sophi con su corazón latiendo a mil por hora, descubrir esto solo la hacía sentirse como una estupida

Ambos se quedaron en silencio incapaces de decir algo, asimilando la nueva información que estaban recibiendo el uno del otro sin saber cómo proceder.

—Cuando fui a verte a tu oficina estabas con esa modelo.— habló por lo bajo.— se estaban besando e incluso le regalaste un collar, no lo niegues porque escuche perfectamente como te decía lo hermoso que estaba, en todos estos años no puedo quitarme esa voz de la cabeza y tu sonrisa.

—¿De qué hablas?.— cuestionó sin entender.

—No te hagas el desentendido.— gritó ofendida.

—Nunca bese a nadie, ni mucho menos le regale nada.

—Te vi, te vi cuando la besaste, la tenias de la nuca y, maldición, ni siquiera quiero recordarlo.— un nuevo sollozo salió de sus labios recordando aquella escena.

—No es como piensas, sostenía su nuca, si, eso no lo niego, pero no la estaba besando, por supuesto que no, soplaba su ojo, pues un pedazo de su rimel cayó en el interior ocasionando mucha irritación, no hubiera sido capaz de besar a ninguna mujer teniéndote a ti.

—¿Y le regalaste un collar como premio por dejarse soplar un ojo? no me hagas reir.— Michael suspiró y se puso de pie ayudando a Sophie a hacer lo mismo, una vez de pie y bajo su atenta mirada caminó hasta el interior de la habitación hurgando en algunos cajones mientras Sophie lo seguía con la mirada.

—¿Qué haces?.— preguntó ella confundida, él solo frunció el ceño mientras le mostraba una caja de terciopelo alargada.

 

—¿Hablas de este collar?.— abrió la caja dejando al descubierto una fina cadena de oro con un colgante en forma de rosa.— Esto era lo que le estaba mostrando a esa chica hace siete años atrás, estaba buscando una opinion.— Sophia no se atrevió a tocar la joya.— tiene nuestras iniciales grabadas atrás.— Michael la volteó dejando a la vista en letra cursiva.

«M. y S. Spencer»

—Nunca te he engañado, Sophia. Quería darte este collar, o relicario para nuestro aniversario, pero nunca llegamos a celebrarlo.— abrió el pequeño relicario dejando ver dos fotos en su interior, a un lado una foto de ellos sonrientes, al otro lado, una foto de sus tres hijos.

Todo aquello era muy sorpresivo para ambos, tantos años guardándose rencor y sin dirigirse la palabra callando todo lo que debieron decirse antes.

—Yo esa vez no estaba con Edward, no como salida romántica o cómo piensas que fue— Michael cerró la caja y la apretó en sus manos prestando atención a sus palabras.— La hermana de Edward es pastelera, le había encargado tu pastel de cumpleaños por mensaje pero no sabia donde ir a buscarlo, ese día Edward fue conmigo a buscar a Stefan y de allí me llevaría donde su hermana, quien trabajaba cerca de la escuela, en el camino Stefan quiso jugar un rato y no se lo negué, aún tenía tiempo para organizar todo para tu cumpleaños.

—¿Por qué no me dijiste?.— preguntó Michael algo perturbado, solo los vio felices en el parque, pero fue tal su enojo que decidió irse antes de ver más.

—¿Por qué no me dijiste lo del collar?.

—Porque era una sorpresa… ¡Mierda!.— gritó con frustración.— Aquel dia, cuando entraste a la oficina le quité la caja a la chica y la guardé porque era una sorpresa que no quería que vieras antes de tiempo.




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