Mi único verdadero amor

Capítulo 3

 

 

El teléfono de Lucy sonó estridentemente en medio de toda la clase. El profesor la arrasó con la mirada, y ella le hizo una mueca a modo de disculpas. Pidió permiso y salió a fuera para poder contestar. En cuento vio en la pantalla el nombre de Esme dio un bufido ¿Qué podía querer?

 

En cuento atendió, las primeras palabras que escuchó fueron:

 

—¡¡Hoy es el día!! ¡¡Xavier va pedirme que sea su novia!!—Lucy intentó decir algo, pero Esme no la  dejó—. Me citó en un restaurant a las ocho. Sé que yo ya sabía que iba a pasar, pero no puedo evitar sorprenderme ¿Es que cuanto ha pasado desde que fue a casa? ¿3 días? Yo…

 

—Esme, Esme espera un segundo— La interrumpió Lucy.

 

—Oh sí, lo siento—se rió—. Es que estoy tan feliz que necesitaba contártelo.

 

—Sí, lo sé. Pero estoy en la universidad y…

 

—Sí entiendo— Interrumpió ahora Esme— ¿Pero no te pones contenta por mí?

 

Lucy se quedó callada unos segundos ¿Estaba contenta? ¿La alegraba por Esme? Sí, por Esme le alegraba, pero por ella misma, le deprimía.

 

—¿Hola?— dijo Esme.

 

—Sí, Esme me alegro por ti, de verdad— dijo con la voz apagada.

 

—Por la forma en que lo dices, me lo pones en duda ¿Estas bien?

 

—Sí, sí estoy bien—Se apresuró a decir—.  Es que estaba en un examen, y…

 

—Ok, ok. No quiero seguir molestándote, así que te dejo. Gracias prima, te quiero.

 

—Adiós…

 

Colgó y guardó el teléfono en su bolso. Ya está, Xavier iba a ser el novio de Esme. No tenía sentido pensar en él. Lucy se propuso olvidar el tema, y disculparse con Esme por haberse mostrado tan insensible. Al fin y al cabo ella solo había llamado para contarle algo que le hacía muy feliz y  a ella como buena prima le correspondía sentirse feliz, por Esme.

 

 

 

 

 

 

A Lucy le gustaba decir que su cuarto era su refugio. Podía pasar horas metida ahí dentro, rodeada de sus libros y de todas sus cosas. También podía pasar horas escribiendo en su computadora. Escribir le servía de mucha ayuda cuando el mundo se le ponía al revés, y hoy su día había sido algo movido. Primero la llamada de Esme diciéndole que Xavier le iba a pedir que sea su novia, que la había invitado a una cita. Luego ir al psicólogo. Habían vuelto a hablar de su madre, y Lucy se animó y le contó sobre Xavier. Le contó cómo fue que lo vio por primera vez. Le contó que pasó los siguientes  días soñando con él como una tonta. Y le contó lo triste que se sintió cuando se enteró que su prima estaba enamorada de él. El doctor Muñoz le dijo que tenía que pensar más respecto a lo que sentía por Xavier. Pero para Lucy no había nada que pensar, fue un chico que le pareció muy lindo, tal vez demasiado. Pero nada más. Y ahora lo olvidaría, lo vería como el novio de su prima, como debía ser. A demás Xavier jamás se fijaría en ella, teniendo a alguien como Esme al lado. Eso Lucy lo sabía. Siempre había sido así ¿Por qué elegirla cuando había chicas mejores?  

 

 

 

Estaba sentada en su cama escribiendo en la notebook cuando Esme entró en su cuarto con los ojos rojos por haber estado llorando y con un zapato en la mano.

 

Lucy hizo la computadora a un lado, y preocupada le preguntó.

 

—¿Qué te pasó?

 

—Xavier me cortó el rostro. Me dijo que no quería nada conmigo.

 

Lo dijo con rabia, un tipo de rabia que venía con todo. 

 

Se sentó en la cama, y Lucy vio que tenía el maquillaje corrido. Le dolió ver a Esme así. Pero su corazón sintió algo muy diferente.

 

Esme sollozó.

 

—Yo no sé lo que pasó. Entre nosotros las cosas iban muy bien. La pasábamos muy bien, y hoy, hoy…—Tragó saliva cerrando los ojos—. Me dijo que no quería crearme ilusiones que no podría cumplir. Que las cosas no eran iguales a cuando nos conocimos. Me metió el estúpido discursito de que soy una chica hermosa, y de que cualquier chico moriría por estar conmigo. Yo le dije que a mí no me importaba cualquier chico, que yo lo quería a él. Pero igual él siguió diciéndome que no podíamos estar juntos.

 

—¿Y no te dijo el por qué?— le preguntó Lucy corriéndole un mechón de pelo que se le había caído sobre un ojo.

 

Esme se sorbió la nariz.

 

—No, solo me dijo eso. Le pregunté si era porque había conocido a otra chica, y me dijo que ese no era el punto. Le pregunté si tenía que ver con la edad, y dijo que no. Pero yo creo que es porque conoció a otra chica.

 

  Lucy no supo que decir. Que este con otra chica era mejor ¿Qué? ¿Qué estaba diciendo? ¿Cómo podía pensar algo así cuando su prima, su casi hermana estaba sufriendo?

 

—Esme no vale la pena, hay chicos mejores— dijo, aunque Lucy no conocía ninguno.

 

—No me interesa. Solo quiero a Xavier. Él es todo para mí. Desde que lo conocí me enamoré. Y sé que el sentía algo por mí, siempre nos lanzábamos miraditas, sonrisitas y esas cosas. Y cuando salíamos a bailar acabamos besándonos, lo pasábamos genial—Esme puso cara de confusión—.  No sé qué paso.

 

Se quedaron unos segundos en silencio mientras Esme miraba el zapato plateado de tacón que sostenía en sus manos.

 

—Encima se me rompió este zapato de mierda—dijo.

 

—Oh Esme no estés así. No tiene sentido.

 

—Sí, tiene mucho sentido. Porque yo de Xavier me he enamorado, y estaba segura de que íbamos a estar juntos. Y la idea de que esté con otra simplemente me enfurece,  lo juro.

 

Lucy hizo una mueca. Esme estaba muy triste, y muy enojada. Y ella no sabía que decirle. Tal vez podía confesarle que a ella también le gustaba, y juntas llorar porque se había ido con otra, según las deducciones de Esme. O bien seguir fingiendo, y consolándola. Lo cual acabó haciendo.




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