Mi único verdadero amor

Capítulo 7

 

 

Lucy estaba  sentada en el sofá. Trataba de distraerse mirando la televisión. Pero la realidad era que no podía dejar de mirar el reloj de pared. Faltaba una hora para las nueve. Le dolía en el alma el sólo pensar que Xavier la estaría esperando. Ella quería ir, pero su conciencia no la dejaba. No paraba de repetirse que no debía ir. Realmente le hacía sentir tan mal toda la situación. Xavier la quería, la quería a ella. Y ella lo quería a él ¿Por qué no podía ser diferente? ¿Por qué siempre tenía que suceder algo que lo complicara todo? Tal vez Xavier era para ella, tal vez juntos podían ser felices. Si Esme no estuviera enamorada de él… sería tan feliz.

 

Se abrazó las rodillas y miró una vez más el reloj.

 

¿Y sí nadie se enteraba? ¿Y sí finalmente Esme lo entendía? No quería volver a obligarse a olvidar a alguien. Estaba cansada de hacerlo. 

Se levantó del sofá y corrió escaleras arriba. En el camino se cruzó a Esme que le sonrío.

 

—¿Por qué tanta prisa?— le preguntó Esme.

 

Lucy agachó la cabeza. Se sentía avergonzada, e incapaz de mirar a Esme a los ojos.

 

—Por nada.

 

Se metió en su cuarto y buscó algo que ponerse. No le quedaba mucho, ya estaría llegando tarde. Se preparó rápido. Tomó una cartera y volvió a bajar las escaleras. Se había maquillado e incluso sacado las gafas.

 

—Mamá hoy no cenaré en casa. Voy a salir.

 

Su mamá dijo algo, pero Lucy no la escuchó. Abrió la puerta principal y se fue de camino a encontrarse con Xavier.

 

 

 

 

Cuando llegó no había nadie. Miró la hora en su celular, solo había pasado 5 minutos de la hora acordada. Miró a su alrededor pero no vio a nadie.

 

—Pensé que no venias.

 

Escuchó una voz a sus espaldas y se dio vuelta. Sonrío.

 

—Pero lo hice, aquí esto— dijo.

 

Xavier se acercó a ella también con una sonrisa.

 

— En el fondo sabía que sí vendrías.

 

—Estuve a punto de no hacerlo. Pero pensé en ti, y me diste algo de pena, así que sólo por eso vine- bromeó Lucy.

 

Era la primera vez que le hablaba bromeando. Xavier también reparó en ello así que le sonrío, a pesar de que era malísima haciéndose la graciosa, él le sonrió. 

 

—No vas a arrepentirte de haber venido. Te lo prometo— dijo él.

 

Lucy se encogió de hombros.

 

—Ok. Sí tú lo dices…

 

Juntos caminaron hasta la esquina donde Xavier había dejado su auto. Aunque Lucy se estaba muriendo de nervios, prefería demostrar lo contrario. Tampoco quería que se notara su inexperiencia en citas, y sobre todo en chicos. Quería mostrarse segura, pero sobre todo ser ella misma. Aunque ser ella misma era difícil. Lo había sido toda su vida, y no conoció muchos chicos que la quisieran por ser ella misma. De hecho solo hubo uno, o casi. 

 

Xavier le abrió la puerta del auto, Lucy le agradeció y subió “Estas a tiempo de arrepentirte. Estas a tiempo de no convertirte en una traidora”. Hizo oídos sordos a su conciencia que le decía lo más sensato. Pero su corazón se resistía a escuchar.

 

—¿A dónde vamos?— le preguntó Lucy una vez que Xavier puso el auto en marcha.

 

Él sonrió.

 

—Pensé en llevarte a comer a un restaurant. Pero seguro ya has ido a infinidades de restaurantes en una cita. No quiero ser como el resto. Quiero que tu primera impresión de mi sea la mejor de todas. 

 

Lucy se puso tensa. No, no había ido a infinidades de restaurantes y de hecho esta sería su primera cita. No había un “resto”. 

 

—Así que se me ocurrió algo un poco más original— Siguió diciendo Xavier—. Nos llevará un largo rato llegar pero te aseguro que valdrá la pena.

 

—¿Por qué? ¿A dónde es?

 

No es que Lucy sea una desconfiada pero aunque Xavier le encantaba, no lo conocía mucho. Debía de ser precavida.

 

—Será una sorpresa. Sólo puedo decirte que estaremos a salvo de quien debemos estar.

 

“Esme” se  refería a Esme. La llevaría a un lugar donde los ojos acusadores no llegaran. Dónde ella pudiera olvidarse de la culpa que le comía la cabeza. 

 

—Tenemos para rato— le dijo Xavier—.  Así que porque no me cuentas sobre ti.

 

Lucy se acomodó en el asiento.

 

—¿Y qué quieres que te cuente?

 

Xavier se encogió de hombros.

 

—Lo que quieras. Aunque sí quieres una ayuda empecemos por ¿Cuál es tu comida favorita?

 

Lucy se río. El hecho de que le preguntara algo tan simple, y fácil de responder la hacía sentirse más cómoda y eso le causaba risa.

 

—La pizza— le respondió—¿Y a ti? ¿Cuál es tu comida favorita?

 

—El sushi.

 

—¿El sushi? ¿En serio?

 

Xavier se río. No es que estuviera mal que le gustara el sushi, pero al parecer de Lucy el sushi era una comida muy fina, y poco apetecible. Estaba sobrevalorada. 

 

—Yo odio el pescado— le confesó ella. Luego preguntó—¿Y tú  película favorita?

 

—No tengo. Me gustan muchas, no sabría cual decirte.

 

—Me pasa lo mismo— admitió Lucy—¿Te gusta leer?

 

—Stephen King, mi ídolo— dijo Xavier.

 

A Lucy se le iluminaron los ojos. Ella leía de pequeña, y nunca había conocido a un chico que leyera. Bueno, al menos, que no leyera por obligación. 

 

—¿De verdad? Carrie es mi favorito.

 

—El mío también. Bueno en realidad todos los de él son mis favoritos.

 

Ambos se rieron. Luego se quedaron callados. Xavier miraba la ruta, y Lucy por la ventanilla.

 

—Eres hermosa— dijo Xavier de repente.




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