Mi único verdadero amor

Capítulo 9

Lucy estaba esperando en la puerta del Starbucks, maldecía el momento en que había salido de su casa tan temprano. Odiaba esperar. Carecía de paciencia, y el estar allí sola, con el riesgo de que Xavier nunca llegara -aunque no haría algo así- la ponía de los nervios.

-Hola.

Lucy dio un respingo. Se dio vuelta y se encontró con la hermosa sonrisa de Xavier.

-Me asustaste- le dijo ella, tratando de calmar los latidos de su corazón.

-Lo siento-Xavier no dejaba de sonreírle.

Ella bajó la vista sin saber que decir. Entonces él la agarró de la cintura y le plantó un beso en los labios.

-Xavier… aquí podrían vernos-Se quejó Lucy  soltándose y tomando distancia.

-Te quiero.

Lucy sonrío, no pudo evitarlo. Que le diga que la quería la hacía tan feliz.

Él la tomó de la mano y la condujo hacia el auto. Le abrió la puerta para que subiera, y luego subió él.

-Espero que te guste la comida francesa- le dijo.

Puso el auto en marcha. Lucy entornó los parpados.

-¿Comida francesa?- inquirió.

Xavier sonrío.

-Mi padre es francés, mi madre es italiana. Así que me ensañaron un par de recetas. Por tratarse de alguien tan especial como tú decidí sorprenderte con el mejor platillo- agregó-. Al menos el que mejor me sale a mí.

Lucy se rio.

-Suena bien. Nunca comí comida francesa.

-Bueno, siempre hay una primera vez.

-Sí, así dicen-Lucy suspiró y miró por la ventana.

Sí, siempre había una primera vez para todo. También había una primera vez para convertirse en una traidora.

Xavier manejaba tranquilo, relajado. Lucy lo miraba de reojo, y sonreía para sí misma. Era tan guapo. Quería gritar de la emoción, quería saltar del asiento y besarlo hasta el año siguiente. Quería que él algún día la amara. 

Xavier bajó del auto y le abrió la puerta a Lucy, para que bajara también.

-Gracias- susurró ella y le sonrío.

-Cada vez que me sonríes de esa forma, tengo ganas de comerte a besos-Le dijo Xavier al oído.

Lucy se ruborizó y se mordió el labio inferior.

-¡Ni hablar de cuando haces eso!- exclamó.

Xavier se rio. Ambos subieron al apartamento. En el ascensor Xavier tomó a Lucy por la cintura -parecía que le encantaba pillarla desprevenida- y la besó en los labios con voracidad. Así de apasionados estuvieron hasta que la puerta del ascensor se abrió dejándolos expuestos ante una mujer y su hijo que estaban esperando para bajar.

Lucy y Xavier explotaron en risas, y así entre besos, risas y protestas por parte de Lucy entraron en el apartamento de Xavier.

-¡Guau! Que chic- ironizó Lucy mirándolo con una ceja enarcada- ¿Y vives solo?

-¿Tú qué crees?

Lucy estaba fascinada con el lugar. Era todo blanco, con un sofá cama, un televisor pantalla plana, un equipo de música. Los almohadones del sofá eran rojos, y el sofá era blanco. Las grandes ventanas tenían vista hacia la ciudad. La mesa era de vidrio, y sus sillas eran rojas. Todo estaba exageradamente ordenado, y todo combinaba a la perfección. Parecía sacado de una revista de decoración.

-Debes de estar muy cómodo aquí. Esto es increíble.

-Y espera a que te enseñe el cuarto.

Xavier le hizo una seña para que lo siguiera. Lucy lo siguió por un pequeño pasillo muy bien decorado y entro un cuarto todo rojo. Allí había una cama de dos plazas con almohadones color beige y rojo. El acolchado era rojo fuerte. Y en frente de la cama había otro televisor pantalla plana. Había una puerta en la habitación que conducía al baño.

-Tú baño es un sueño- dijo mirando la bañera con canillas doradas, y felpudos en el suelo.

-Espera a ver el otro. Tiene Jacuzzi.

Lucy se dio la vuelta y lo miró con la boca abierta.

-¿De verdad?

-Sí, si quieres puedes usarlo- sugirió él con una sonrisa.

Lucy se ruborizó, pero también le sonrió.

-Ni lo sueñes- le dijo.

Salieron del cuarto y se dirigieron al otro baño.

-¡Po dios!- exclamó Lucy viendo el Jacuzzi-. Este baño en más grande que mi propio cuarto.

-Me alegra que te guste.

-¿Cómo no va a gustarme? Para mí sería un sueño vivir en un lugar así.

-¿Sabes lo que para mí sería un sueño?-Xavier cambió de voz y se acercó a Lucy mirándola fijamente. La acorraló contra la pared y cuando estaba a punto de besarla ella lo esquivó y se alejó de él.

Desde la puerta le dijo.

-Recuerda que me invitaste a cenar.

-No pienso hacerte nada, por ahora- Xavier le sonrío.

Lucy se mordió el labio, se dio la vuelta y se dirigió al comedor.

-¿De verdad sabes cocinar? Porque te diré que la cocina no es mi fuerte. En el caso de que pretendas que yo cocine, desde ya te advierto que no me hago cargo de los daños que pueda llegar a causar mi comida en tu organismo.

-Te invité a cenar, y planeo deslumbrarte con un plato hecho por mí. No hay por lo que preocuparse-Xavier le pasó las manos por la cintura y le dio un pequeño beso-.  Se cocinar, y muy bien.

Lucy esbozó una sonrisa, luego hizo un recorrido con la vista.

- Todo está tan limpió, que cuesta creer que alguien viva aquí- dijo Lucy mirando la cocina.

Se dio vuelta y se echó a reír al ver a Xavier poniéndose un delantal de color verde manzana.

-¿Es necesario que te pongas eso?-Inquirió Lucy.

-¿Acaso me queda mal?

-Pareces uno de esos que cocinan para la televisión. Pero no, no te queda mal.

Lucy vio que Xavier sacaba de la heladera una fuente, se trataba del plato  principal. Ya lo tenía hecho.

-Ya lo tenías hecho, eso es trampa- protestó Lucy.

-No es trampa, lo he hecho yo. Lo que voy a hacer ahora es una ensalada para acompañar, si quieres ayudarme en eso…

-Ok ¿Y qué es lo que vamos a comer?- le preguntó mirando la fuente.

-Baekcoffe, es un plato tradicional Alsaciano, muy unido a la costumbre culinaria de Estrasburgo-Xavier sacaba las verduras para hacer la ensalada mientras hablaba, parecía muy concentrado en lo que hacía y en lo que decía. Y Lucy no podía dejar de mirarlo, escuchando cada palabra. No quiso quedarse sin hacer nada, así que se puso a lavar la lechuga-. Tuve que hacerlo un día antes porque su preparación es una cocción muy lenta, tarda en cocinarse unas 24 horas-Le explicó Xavier.

-¿O sea que estas cocinando desde ayer?

-Sí-Respondió-. Mi padre era de Estrasburgo, me enseñó a hacer este plato porque ha sido su favorito. Y por ende el mío también.

-No imaginé que te gustaba cocinar.

Xavier se encogió de hombros.

-No soy un experto, pero algo sé.

Lucy le sonrío.

-¿Algunas vez has estado en Francia?

A Lucy le fascinaba Francia, la cuidad del amor. Cuando era chica soñaba con que le pedirían casamiento en Francia, justo en frente de la torre Eiffel. Un sueño muy vago, que cómo tantas otras cosas quedó en el pasado.

-Sí, fui dos veces. Tengo a mis abuelos allí, así que viajamos para la navidad de hace 3 años atrás.

-¿Y cómo es? ¿En qué lugares has estado?

-Bueno, mis abuelos vivían en una pequeña casa de Estrasburgo, así que pasamos la navidad allí y  unos cuantos días más. Luego nos alojamos en un hotel de Paris…

-¿Y viste la torre Eiffel?- preguntó Lucy fascinada.

-Tour Eiffel-Le dijo Xavier en Francés-.  Sí, estuve ahí. Es un lugar hermoso. Francia es hermosa. También estuvimos en la catedral de Notre-Dam  y en la Basílica de Coeur  que queda en Montmartre.

-Me encanta Francia, ojalá algún día pudiese ir- suspiró Lucy fascinada ante todo lo que decía Xavier.

Terminaron de hacer la ensalada y pusieron la mesa. Lucy vio que Xavier puso música, una música suave, y tan melodiosa que la hacía sentirse como si fuese una reina.

-Lucy, me olvidé la sal ¿Podrías ir a buscarla?-Le preguntó él.

Lucy asintió y se dirigió a la cocina cuando volvió al comedor vio que Xavier había apagado las luces, y estaba encendiendo unas velas.

-¿Qué…?-Lucy lo miró sin saber que decir.

-Cenaremos a la luz de las velas-Le dijo él con un guiño que a Lucy le hizo escapar un suspiro.

-No paras de sorprenderme-Le dijo ella sentándose en la silla en frente de Xavier.

-Es la idea- le respondió él.

Se sirvieron la comida cada uno en su plato, se miraban a los ojos de vez en cuando, por momentos Lucy se sentía nerviosa, pero por otros se sentía segura y querida.

Una canción que Lucy conocía comenzó a sonar. Miró a Xavier y el arqueó una ceja. Era increíble que un chico de 21 años escuchara Beethoven.

-Quería de fondo algo de música tranquila. Además ya sabes que me gusta sorprenderte.

-Objetivo logrado. No hay nada que me sorprenda más que un chico de 21 años escuche “para Elisa” de Beethoven. Es algo que no se ve todos los días-Se llevó un bocado a la boca.

-Mi favorita es “La quinta sinfonía”-Le contó-.  Beethoven la compuso cuando ya estaba llegando a los 40 años, para entonces se encontraba muy angustiado porque estaba perdiendo la audición, además Europa estaba marcada por las guerras napoleónicas.

Lucy se llevó el vaso de vino a los labios. No le gustaba mucho, pero no podía arruinar el momento y pedirle que tomaran una coca cola.

-Sabes mucho-Concluyó ella-. Eres más culto de lo que pensé.

-¿Y tú? Quiero saber más sobre ti.

-No soy tan culta como tú, pero tengo mis conocimientos.

-No lo dudo. Se nota que sabes mucho.

-Todo lo que sé, lo sé porque leo. Leo demasiado, y ello me proporciona conocimiento. Podría nombrarte 5 drogas, y describirte con detalles sus consecuencias. Podría hablarte de sexo, como si fuese una experta. Podría darte una larga charla sobre el ocultismo, la Wicca, el esoterismo, el budismo… Y todo ello sin haberlo tenido que experimentar-Lucy bajó la vista. Sin darse cuenta, había dicho algo que tal vez no debía decir.

-Nunca te drogaste, no eres una experta en sexo-Xavier la miro al decirlo, y ella se ruborizó-. No eres bruja, espiritista, ni budista. Sin embargo puedes hablar del tema con convicción. Yo creo que sí eres una persona culta.

-Tal vez…-Lucy rogó que cambiaran de tema.

-¿Qué música te gusta?- Le preguntó Xavier tomando un trago de su vino-. Veo que conoces sobre Beethoven, pero no creo que sea la música que escuchas diariamente.

-No sé, me gusta de todo un poco. Siempre y cuando sus letras tengan algún sentido.

-Eso me gusta, en eso somos iguales.

Lucy sintió un escalofríos y miró a su alrededor. Era tan extraño todo lo que le estaba sucediendo. Era un sueño. Temía despertar en cualquier momento. Se alegraba de estar allí, a pesar de la culpa, y de los miedos internos. Le gustaba habérsela jugado por Xavier, lo valía.

-Me gusta estar contigo- dijo ella de repente.

Xavier dio un respingo al escucharla. Sabía cuán dura era Lucy para hablar sobre sus sentimientos. Y que le diga eso, ya era un gran avance.

-A mí también me encanta estar contigo…

Era difícil para Lucy no perderse mirando sus finos labios, era difícil resistirse a esa tentación de querer besarlo. Nunca antes en la vida había sentido tanto deseo hacia alguien. Era nuevo para ella todo lo que estaba viviendo. “Así que esto es enamorarse realmente” No podía definir lo que sentía hacia él de otra forma, era una locura. La forma en que lo deseaba, la forma en que sentía que ya estaba enamorada, aunque llevara poco tiempo de conocerlo. Era una locura.
Cuando Xavier se levantó a buscar el postre Lucy respiró aliviada, unos segundos sin mirarlo le haría bien. Estaba empezando a babear su plato.
Cuando volvió con el postre se alegró de que sean frutillas con crema porque era su postre favorito, pero luego recordó que las frutillas con crema estaban el ranking de comidas eróticas. Entonces se mordió el labio con nervios.

-Espero que te guste-le dijo.

-Me encanta- respondió ella.

Miró el plato, se veía delicioso.

-Eres un buen cocinero- comentó ella-. Y tienes mucha suerte porque las frutillas con crema son mi debilidad.

-No sabía que hacer de postre. Así que pensé en ti y dije “Debe de ser dulce como ella, sabroso como sus labios y fogoso cómo lo que sentimos al besarnos”.

Lucy se ruborizó, pero trató de disimular.

-Así que eres todo un poeta-Ironizó ella.

-Si se trata de ti puedo ser lo que quieras.

Lucy miró hacia la gran ventana, se veía las luces de la cuidad cómo si fuese un gran espectáculo.
Sí se trata de ti puedo ser lo que quieras” . Entonces conviértete en mi príncipe  azul, sé mi media naranja, mi alma gemela. Sé él único capaz de hacerme feliz. No lo dijo, claro. Pero lo pensó. Las palabras de Xavier resonaban en su cabeza y era lo mejor y lo más bonito que alguien  podía decirle en la vida.

Terminaron de comer el postre y se acostaron en el sofá para ver una película.

-¿Qué generó?- le pregunto él.
Ella desde el sofá le respondió.

-Terror.

Xavier la miró con una sonrisa y le mostró dos películas.

-¿Suspenso o Gore?

Lucy hizo una mueca pensando.

-Gore-  decidió.

No sabía porque había elegido una película del cine splatter, por lo general no le gustaban. Pero podía ser divertido.

-¿De verdad? No tienes pinta de que te gusten esas películas-Xavier miró una con una mueca-.  The last house on the left o Turistas.

-No vi ninguna, pero he oído hablar de turistas así que podría ser esa.

Xavier sonrío.

-Qué suerte, the last house on the left es una estupidez.

Se sentó a su lado en el sofá y le pasó el brazo por los hombros. Ella sintió el calor que desprendía Xavier y tuvo miedo de cómo podían terminar las cosas. Hoy no era el día.  Tal vez más adelante, seguro que más adelante. Pero no hoy.

Lucy abrió los ojos, se quiso mover pero no pudo. Sonrío al descubrir que Xavier la rodeaba por la cintura abrazándola. En un principio se asustó, pero al ver que ambos estaban con ropa se relajó. Se permitió disfrutar de su proximidad. El hecho de sentir su aliento en la nuca, sus manos en su vientre le hacía feliz. No se movió por miedo a despertarlo. Así que se quedó quieta, a su lado por unos minutos más.

-Anoche te quedaste dormida-le dijo Xavier que acababa de despertarse.

Ella giró un poco la cabeza para poder mirarlo.

-Me di cuenta ¿Tú me trajiste hasta la cama?

-Claro, no iba a dejarte allí. Ni mucho menos iba a despertarte.

Lucy lo miró atentamente.

-¿Por qué estas sin remera?

Él se observó el torso desnudo e hizo un gesto de indiferencia.

-Yo duermo así.

-Y veo también que te has tomado otras atribuciones.

-Solo te quité las zapatillas y el suéter. Quería que estés cómoda- argumentó.

Lucy sonrió y se acurrucó más a él.

-Me gusta estar así contigo-Le confesó con un tono de voz tranquilo y relajado. Pero por dentro se moría de vergüenza.

-A mí también- dijo él-. Podría estar así toda una vida.

Se quedaron callados, abrazados. Lucy sentía la respiración de Xavier en su nuca, sentía como su pecho se levantaba y bajaba al ritmo de su respiración. Le pareció que hasta podía oír latir su corazón. Y era magnifico estar tan enamorada. Era tan lindo tenerlo a él así de cerca. No quería alejarse, no quería ni siquiera moverse. Quería permanecer en aquella posición para siempre.

-¿Quieres desayunar?-le pregunto él al oído.

-¿Tienes que levantarte? Entonces no-Respondió.

-Es una pena que no tengamos poderes para hacer que el desayuno se prepare solo y vuele hasta nosotros- dijo Xavier.

-Sí, una verdadera pena- coincidió Lucy-. Espera un rato ¿Sí?-Le pidió.

Xavier le dio un beso en la sien.

-Como digas.

A veces los silencios eran incomodos, pero en ese momento no. Estar callados, abrazados era todo un placer. Y lo mejor era que Lucy se sentía bien, libre cómoda y feliz. Nunca se había sentido así estando con un chico. Quería saborear el momento con delicadeza para no olvidarlo jamás. No sabía que una podía sentirse así de satisfecha con tan sólo un abrazo y una proximidad tan íntima.

-¿Qué hora es?- le preguntó.

Xavier giró la cabeza para poder mirar su reloj.

-Las 10:00 de la mañana.

-Deberíamos levantarnos ¿No?

-Sí tú quieres, yo no tengo nada que hacer hoy. Puede estar así todo el día.

Lucy giró el cuerpo y quedó frente a Xavier.

-Una carrera hasta la cocina- le dijo con una sonrisa pícara.

Entonces con la velocidad de un rayo se levantó de la cama y salió corriendo. Xavier tardó en reaccionar, pero al hacerlo hizo lo mismo.

Lucy llegó a la cocina primera, cuando se dio vuelta para ver dónde había quedado Xavier él la tomó por la cintura levantándola en brazos y besándola en los labios.

-Gané ¿Qué me darás de premio?- le preguntó entre besos.

-Lo que quieras- le respondió.

La sentó sobre la mesa de la cocina. Se miraron unos segundos y siguieron besándose frenéticamente.

-Espera. Espera- pidió Lucy-. Tenemos que desayunar.

-¿Y luego?

-Y luego debó irme a casa.

Se bajó de la mesa y juntos prepararon un desayuno. Luego Xavier llevó a Lucy a su casa pero ella pidió que la dejara una cuadra antes. Por miedo a que Esme los viera. Todavía no le diría nada. Quería encontrar el momento justo.




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