Mi vecino es Kim Namjoon

8.

Pasaron algunos días desde el accidente, pero como fue nada grave estoy como nueva. Y por supuesto los analgésicos me ayudaron un montón para el dolor. Namjoon estaba exagerando un poco cuando reaccionó al verme caer. Desde que se fue del departamento me manda mensajes por la mañana, por la tarde y por la noche para saber si estoy bien o si necesito algo. No es como si hubiera recibido una herida de bala, solo fueron unos raspones, que dejaran marcas de por vida en mi piel. Pudo ser peor creo yo.

Pero, ¿quién soy yo para decirle al poderosísimo Kim Namjoon, mi presidente, que baje la intensidad y dejé de textearme? O sea, ¡por Dios! ¿Cuántas personas en el planeta tienen esa oportunidad sin ser familia, trabajo o amigos cercanos? Se pueden contar con los dedos eso es seguro.

Me levanto de la silla de mi escritorio, tomo mi bolso haciendo una pequeña mueca de dolor, sí todavía me duele un poco el brazo pero me aguanto como la hembra que soy; y me dirijo a la salida. Ya no hay personas trabajando en los cubículos. Al parecer soy la última en irse de la oficina. Bueno, se trabaja intenso o no se trabaja, ese es mi lema. Desde que llegué a Corea. Volteo mentalmente mis ojos. Camino hacia el ascensor y presiono el botón para llamar el elevador.

Al salir de este camino hacia la salida del edificio de la empresa en la que trabajo, y mi teléfono empieza a sonar. Miro el identificador, es Namjoon. Hablando del rey de roma.

- Ya estoy llegando a mi casa si por eso llamabas.

Digo de inmediato sin dejarlo saludar ni nada. Me detengo en medio pasillo.

- Lo siento. He sido un poco insistente, ¿no? -suelta esa tierna risa que hace cuando está avergonzado. Sonrío de tan solo imaginarlo.

- Insistente es poco -digo en tono sarcástico.

- Lo siento -se disculpa.

- Tranquilo.

- Llamaba porque salgo de viaje mañana y tengo a Monie conmigo mis padres se fueron hacer un viaje en pareja y no tengo quién lo cuide mientras. Es un viaje programado a último minuto fuera de la ciudad y quería saber si lo puedes cuidar.

- Oh, claro, no hay problema. ¿Admiten animales en el edificio?

- Sí.

- Ah, bueno, qué suerte.

- Ok, perfecto, entonces paso a dejarte a Rapmon en una hora y media, ¿está bien?

- Me parece bien, ahí estaré.

Ambos nos despedimos y colgamos al mismo tiempo.

Al llegar al edificio me encuentro con Namjoom en la entrada. Me dirijo casi corriendo en su dirección. Nos saludamos. Namjoon me da la correa de Monie.

- En serio te agradezco que cuides de él. Se suponía que se quedaría conmigo unos dos o tres días y regresaría a casa de mis padres, pero ya ves, no se pudo.

- No te preocupes, yo cuidaré de él. Es más nos vamos a divertir mucho, ya verás. Tendremos tanta diversión que ya no querrá regresar con su dueño. ¿Verdad Moni?

Me hinco y acaricio a Monie en la cabeza con cariño y le hablo en español como si de un bebé se tratase.

- Ya me estoy arrepintiendo.

Me levanto y lo miro.

- Ay, no es para tanto.

Namjoon estira la mano derecha que sostiene una bolsa de tela grande.

- Ay, no te hubieras molestado -digo con sarcasmo. Él ríe.

¡Ay, como amo esa sonrisa!

- Aquí está la comida, y unos juguetes.

- Ay, que amable. Pero prefiero las croquetas con sabor a carne.

Vuelve a reír. Sip, está decidido, esa será mi misión en esta vida mientras respire. Sacarle esa sonrisa.

Me da algunas instrucciones y luego se despide de mí y de Monie. El perro le ladra como si también dijera 'Adiós'. Una última vez le aseguro que estará en buenas manos y él se va tranquilo. O al menos eso creo.

Me doy la vuelta y me dirijo a la puerta giratoria de cristal que está en la entrada con Monie. Cuando apreto el botón del elevador una voz llama mi nombre. Al principio pensé que era Namjoon, pero su voz sonaba diferente. Volteé hacia atrás y allí lo vi de pie, frente a mí. Las puertas se abrieron y Rapmon salió disparado hacia el elevador llevándome consigo dentro. Caí al suelo con todo y los bolsos que traía cargando.

- ¡Lily!

Escuché gritar desde fuera. Corrió hacia mí, entró en el elevador y me ayudó a ponerme en pie.

- ¿Estás bien?

- Sí estoy bien, gracias por ayudarme.

- Claro. ¿Segura estás bien?

- Sí, claro, estoy bien.

Claro que no. Estoy en shock, eso es obvio. Las puertas se cerraron detrás de él. Se agachó tomó las bolsas y me preguntó si me ayudaba a llevarlas, le dije que sí.

- Diego, ¿qué haces aquí, en Corea?

Solté de bombazo.

- Vaya, ¿así saludas a tu prometido?

- No, claro que no, pero tampoco esperaba verte aquí.

- Sí, lo siento por eso, debí llamar.

- No te preocupes, no es nada.

El elevador es eterno. No puedo creer que Diego esté aquí en Corea. ¿Por qué de repente me siento tan nerviosa? Debe ser que como ha pasado tanto tiempo, ya se nos hace incómodo estar juntos. Ha pasado tanto tiempo lejos, lo extrañé demasiado y me siento feliz que esté aquí.

- ¿Y este perro?

- Es de un amigo, me pidió el favor de cuidarlo unos días mientras está fuera de la ciudad.

- ¿Y este amigo tiene nombre?

- Ñeee, no es importante, solo es mi vecino, que me pidió un favor y yo como buena persona que soy le dije que sí.

No puedo decirle quién es exactamente mi vecino, porqie si se entera que es el mismísimo genio detrás de las letras que tanto me gustan de seguro que enloquece. Además, no quiero traicionar la confianza que Namjoon me ha dado, me dolería perder su amistad después de todo este tipo. Al llegar a la entrada del departamento. lo dejo entrar primero. Le digo que deje sus zapatos en la entrada, le quito la correa a Monie y este sale corriendo a olfatear el lugar.

- ¿Quieres algo de beber?

- No, en realidad estoy cansado y quisiera descansar.



#26817 en Novela romántica
#4418 en Chick lit

En el texto hay: drama, bts, bts kim namjoon

Editado: 09.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.