Emma🦋
Después de aburrirme de la horrenda monotonía que ya hacía en mi hogar aproveché para sacar a mi perro a dar una vuelta por el residencial que como siempre permanecía tranquilo. Hay cosas que me parecen bastantes inútiles como por ejemplo el portón automático que se acaba de cerrar detrás de mí después de salir.Sí te ahorras fuerza al empujarlo pero no ahorra energía. Eh tratado de explicarle esto papá pero dice que simplemente digo cosas estúpidas.Es injusto.
Si me fui en todas las casas del residencial todo por catarro del océano y modernas que son, Los lindos paneles encaden entrada el césped un montón de cosas más pero ¿esto me sorprende?.
No.
Se hubiera un muchacho de 19 A la cual la llevaban a Dubai por cada cumpleaños y por cualquier logro a Italia. Estoy siendo presumida solo digo que pertenezco a una familia bastante vanidosa y nunca he tenido la emoción de sorprenderme de algo. Siento un jalón que viene de la mano con la que sostengo la correa de Rufo, este corre haciéndome correr.
-¡Detente!-Grito mientras que mis piernas se mueven involuntariamente.
Miro a los lados en busca de ayuda y en cambio recibo las carcajadas de un chico sentado en la acera.
-¡Solo suéltalo!-Me grita el sujeto tratando de aguantar la risa.
No hago caso omiso y Rufo se detiene y luego empieza a correr de nuevo haciendo que me tambaleara y cayera en medio de la calle, lo veo alejarse de mi detrás de él otro perro a quien perseguía. Miro a mi lado y veo al chico riéndose mientras guarda el vape-Qué no había notado- en su bolsillo.
Le lanzo una mirada fulminante e intento levantarme, pero mi tobillo duele.
Genial.
-¿Me puedes ayudar?
Deja de reír y me hace una mueca.
-Déjame pensarlo, tengo la agenda llena -dice, mientras se agacha, me levanta y me carga sobre su hombro como si fuera un saco de papas.
-¿No hay otra forma de llevarme? -pregunto con un quejido.
-¿Qué? ¿Quieres que te lleve como una damisela en apuros? Ni siquiera te conozco.
Me mantengo en silencio, reprimiendo las ganas de dejarlo inconsciente a golpes. Pero no lo hago, porque acabo de fracturarme el tobillo. Llegamos al portón de mi casa, y al abrirse, Jad me nota.
El chico, al entrar, empuja la puerta y pasa como si fuera su casa. Me deja caer en el sofá y toma mi tobillo lastimado con suavidad.
-No está suelto, solo lastimado -dice mientras lo mueve. Suelto un quejido-. Pareces una muñeca de trapo.
-Ya puedes irte -respondo con fastidio.
Suelta una risa seca y luego me ignora, caminando por la sala mientras toca cosas. Me encojo en el asiento y rebusco en mis bolsillos en busca de mi celular, pero no lo encuentro por ninguna parte. Entonces, él camina hacia mí y me extiende justo lo que estaba buscando.
-Me llamo Cristopher -dijo mientras metía las manos en los bolsillos, justo después de entregarme el celular.
-Vaya, hasta que por fin muestras un poco de educación -murmuré, sin apartar la mirada de él.
-Lo dice quien me echó apenas la dejó en su sofá, sin un mísero "gracias" -replicó con una ceja alzada.
Sus ojos brillaron con burla, como si disfrutara cada segundo de mi incomodidad. Lo observé de pies a cabeza. No parecía de por aquí. Jamás lo había visto, y en este vecindario eso era raro.
Con un suspiro resignado, rebusqué de nuevo en mi bolsillo y saqué un billete de mil pesos.
-Toma. Gracias. Cómprate algo de comer... o lo que sea.
Ethan enarcó las cejas, evidentemente ofendido. No dijo nada, simplemente se dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta por donde había entrado.
-Maldita sea -masculló lo suficientemente alto como para que lo escuchara.
Dio un portazo que retumbó por toda la casa... y se fue.
Next Day...
Estábamos tiradas en el sofá viendo Euphoria, como dos espectadoras recurrentes de una tragedia que, por alguna razón, nos era familiar. Íbamos por la tercera vuelta. A nosotras no nos aburre lo intenso, sino lo vacío.
—¿Viste al nuevo vecino? Se mudó hace dos días. Está buenísimo —dijo Emely de repente.
Fruncí el ceño.
—Mhm. No.
—Tiene tatuajes. Se le ven... —dijo con una sonrisa maliciosa mientras se llevaba el dedo índice a la boca.
—Eso es acoso.
—Eso es observación científica —corrigió ella, sin pizca de culpa.
Emely siempre había sido así. Amante de lo masculino, sin tiempo para las emociones duraderas. Se había paseado por herederos de bancos, políticos, capos en formación. No le importaba el origen, solo dos cosas: que fueran listos y que se vieran bien.
Yo, en cambio, a mis diecinueve, solo había tenido un novio. Hélios. Tan perfecto como una trampa.
Sus ojos azules eran espejos donde me perdía, y sus labios rojos prometían más de lo que cumplían. Me destruyó en silencio, a fuego lento. Filtró fotos, secretos, mi alma. Fui el escándalo de mi colegio a los 17, humillada sin justicia. Perdí la confianza de mis padres, mis profesores. Todos me señalaron. Pero el mundo olvidó... y eso fue suficiente para sobrevivir.
Pero luego llegó Albert y cambio todo.
—¿Dices que se llama Christopher? Por casualidad...—pregunté de pronto.
—Déjame chequear en su Instagram.
—¿Tienes su Instagram?
—Obvio, lo investigué.
Reí, sin sorpresa. Esperé su mensaje. Cuando llegó, abrí el enlace.
@theycallmeperez
Las fotos eran una mezcla de dembow de letras vulgares y selfies calculadamente descuidadas. Camisetas rotas, cadenas gruesas, y una mirada que gritaba: mírame, pero no te acerques.
—Es un chopo —dije, justo antes de presionar "seguir".
—¿Y qué? Está bueno.
Y lo estaba. Pero no lo decía por sus gustos musicales. Lo decía porque todo en él, en conjunto, era un recordatorio de todo lo que aprendí a evitar... pero a veces no puedes evitar mirar.
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Larguito el cap ¿No?. Gracias por leer, deja tu voto.
God bless u🤍