Capítulo 9 – Caos matutino
POV Sienna
El sonido de la alarma me taladró los oídos. Abrí los ojos y lo primero que vi fue… un pecho masculino. Me incorporé de golpe y me di cuenta de que me había quedado dormida en el sofá, con la cabeza recostada contra Mick.
—¡No, no, no! —me levanté tan rápido que terminé chocando contra él.
—¡Auch! —exclamamos los dos al unísono cuando nuestras frentes se estrellaron.
Burbuja comenzó a ladrar como loca, saltando alrededor del sofá como si estuviera anunciando el fin del mundo.
—¡Es tarde, es tarde, es tarde! —corrí hacia la mesa, recogiendo hojas y el portátil.
—Dios, cálmate —gruñó Mick, frotándose la frente.
—¡Cállate y imprime el ensayo! —le solté mientras buscaba a tientas el USB.
Corrí hacia el baño, me di la ducha más rápida de la historia y salí con el cabello mojado, la primera ropa que encontré puesta y una zapatilla de cada color. Burbuja estaba mordiendo otra vez el zapato de Mick.
—¡Pensé que ya éramos amigos! —se quejó él, levantando el pie mientras ella gruñía—. ¡No me muerdas, gremlin!
Le arrebaté el ensayo recién impreso de sus manos.
—¡Gracias!
—Oye —me detuvo en la puerta—. Discúlpate.
—¿Qué?
—Discúlpate conmigo por tratarme mal.
—Eso nunca. —Le lancé una mirada asesina—. Quítate de la puerta, voy tarde.
Él sonrió con esa insolencia que me sacaba de quicio, sacó un post-it del bolsillo y me lo pegó en la frente.
> “He ganado la apuesta. Usa zapatos cómodos. Te vemos a las 9 p.m. Trae energía y unas disculpas.”
—¡Eres insoportable! —bufé, arrancando el papel mientras corría escaleras abajo.
Detrás de mí, aún podía escucharlo riéndose junto con los ladridos de Burbuja.
(...)
Llegué corriendo a la universidad, el cabello aún húmedo y la primera ropa que encontré puesta, con Burbuja caminando a mi lado, todavía un poco agitada por la mañana caótica. Al entrar al patio, mis ojos se encontraron con Andrés, que me miraba con una expresión de “¿qué te pasó?”.
—¡Andrés! —sonreí, inclinándome para besarlo.
Él se apartó suavemente, girando la cara para que mis labios rozaran solo su mejilla.
Me quedé congelada un segundo.
—¿Pasa algo?
Él suspiró y sacó su móvil del bolsillo. En la pantalla estaba el vídeo de los mochis de wasabi, junto al de los dulces raros que había hecho con Mick. Los dos estaban explotando en TikTok.
—Mira esto. Son virales. Todos piensan que ustedes dos están saliendo. Y eso… me deja en una posición incómoda.
—Pero no estamos saliendo, tú lo sabes —dije rápido, casi suplicando.
Andrés me sostuvo la mirada con calma, casi condescendiente.
—Sí, yo sé que alguien como él no se fijaría realmente en alguien como tú. Solo te está usando. Pero, aun así… prefiero mantener lo nuestro bajo cuerdas por ahora. No me interesa entrar en un show mediático ni que me empiecen a comparar con ese chico.
Sentí un pinchazo en el estómago. Bajé la mirada.
—Tienes razón, lo siento. No habrá más vídeos de TikTok. Se lo he dejado claro.
—Gracias, Sienna. —Me sonrió amablemente, como si acabara de hacerle un favor.
Yo intenté devolverle la sonrisa, aunque por dentro me ardía.
—Ve a por un café, se nota que has salido corriendo —dijo, tendiéndome la mano—. Come algo antes de entrar. Te espero en clase.
Le pasé la carpeta con el ensayo, confiada, agradecida incluso.
—Sí, la verdad es que no desayuné. Gracias. Nos vemos adentro.
Él asintió, y antes de girarse, me dio un beso rápido y travieso en los labios.
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POV Mick
El departamento parecía zona de guerra: platos sucios, ropa tirada, botellas vacías por todos lados. Normalmente me daba igual, pero hoy estaba fregando mesas y recogiendo calcetines como si fuera una misión de vida o muerte.
Marlon apareció en la puerta con su café, arqueando una ceja.
—¿Dónde estuviste anoche? ¿Fiesta sin mí?
—Jamás saldría sin ti. —gruñí mientras metía unas latas en la bolsa de basura—. Estaba estudiando.
Marlon casi se atraganta con el café.
—¿Estudiando? ¿Mick Lennon… estudiando?
—Sí… dijo que era bruto y le demostré que soy más listo de lo que imagina.
Marlon soltó una carcajada y se recostó en el marco de la puerta.
—Ajá… claro… el mismo Mick que juraba que no iba a mandarla a terapia y que solo quería usarla para TikTok y nuestra música. Y ahora estás fregando el suelo. Me pregunto si también estás horneando galletas en forma de corazón.
—Cierra la boca —gruñí, acomodando los cojines.
—Bro… en serio. —Se rió, señalando la escoba—. Vas a terminar enamorado y ni te das cuenta. Antes hablabas de seguidores, planes, marketing… ¡y ahora estás aquí, como un héroe de comedia romántica!
—No… —intenté sonar firme, pero mis manos temblaban mientras organizaba los platos—. Esto es voluntario.
—Voluntario dice… —Marlon se dejó caer en el sofá—. Claro… voluntario. Me imagino que ella te va a mandar a terapia a ti antes que tú a ella.
—¡No! —bufé, girando hacia él—. Solo quiero que no piense que vivo como un cavernícola.
—Ajá, el cavernícola culto y limpio —Marlon tocó un acorde con su guitarra—. Bro, ¿sabías que cada trapo que pasas y cada plato que lavas te delata más que cualquier palabra?
—¡Ya basta! —gruñí, apuntando la escoba como si fuera una espada.
—No, espera… —Marlon se levantó, todavía sonriendo—. Me fascina. Limpiando, estudiando, organizando… Vamos, dime que al menos no has empezado a pensar en proponer matrimonio.
Suspiré, rodando los ojos mientras dejaba un vaso en el fregadero.
—Hoy, después de que ella y yo entrenemos, tú y yo nos vamos de fiesta como en los viejos tiempos. Para que veas que nada ha cambiado. Soy el mismo, solo que más limpio.
Marlon me miró con una mezcla de incredulidad y diversión, y finalmente soltó una carcajada que llenó todo el departamento. Yo volví a fregar, pero por dentro no pude evitar sonreír también.
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Editado: 29.10.2025