Mi vecino infernal

17

Capítulo 17 – Notificaciones

POV Sienna

El despertador me taladró los oídos. Me levanté con el cerebro todavía pegado al recuerdo del mensaje de anoche. Intenté ignorarlo mientras recogía los libros de la mesa, pero ahí estaba, quemándome la cabeza.

Las chicas seguían acampadas en la sala como si fuera un campamento improvisado: colchonetas, bolsas de chucherías abiertas y una manta que claramente había sido robada de mi cama. Roncaban a medias, con la tele encendida en mute.

Me escabullí en puntillas hasta la cocina, bebí un sorbo de café frío de la jarra y, antes de salir, desbloqueé el móvil.

Escribí lo primero que me salió de los dedos:
Yo: Buenos días, ¿dormiste bien?

A los tres segundos ya estaba arrepentida.
—¿Dormiste bien? ¡¿En serio, Sienna?! —susurré, saliendo por la puerta como si huyera de un crimen—. Dios, qué patético. No tengo idea de cómo coquetear.

Me mordí el labio, guardé el móvil en el bolsillo y apreté el paso hacia la parada. El aire fresco de la mañana no sirvió para enfriar la vergüenza que me quemaba la cara.

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POV Mick

El pitido del móvil me despertó. La pantalla iluminó la habitación con su respuesta.
Buenos días, ¿dormiste bien?

La leí tres veces. Cerré los ojos.
—¿Dormí bien? Claro que no dormí bien —bufé, tirando el teléfono a un lado—. Y ahora estoy peor.

Me pasé una mano por el pelo, intentando no pensar demasiado. Pero era imposible. Me está evadiendo. No quiere rechazarme de frente. Eso es todo.

Me levanté de golpe, me puse las zapatillas y salí a trotar sin siquiera desayunar. Corrí hasta que el pecho me ardió, hasta que las piernas me temblaron. Y aún así, la idea me perseguía:
No le gustó. Es evidente. Ella es demasiado inteligente. Yo demasiado básico. No tenemos nada en común.

Cuando por fin volví al piso, empapado en sudor y con la respiración descontrolada, agarré el móvil. Escribí lo más neutro posible, fingiendo tranquilidad:

Mick: Dormí como siempre. ¿Y ustedes?

Miré la pantalla, apreté enviar y dejé caer el teléfono en la mesa. Una respuesta sin riesgos, sin señales. Como si no me importara, cuando en realidad me estaba consumiendo.

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POV Sienna

Me senté en el pupitre, fingiendo que tomaba notas, pero en realidad lo único que hacía era leer una y otra vez el mensaje en mi pantalla:

Mick: Dormí como siempre. ¿Y ustedes?

Lo miré, lo releí, lo diseccioné como si fuera un texto sagrado.
“Como siempre.”
¿Qué significa como siempre? ¿Que el beso no significó nada? ¿Que él está tan tranquilo mientras yo lo repito en mi cabeza como si fuera la escena final de mi serie favorita de Netflix?

Me hundí en la silla, tragándome un suspiro. Genial, Sienna. Tú flotando en las nubes y él… durmiendo como siempre.

—Sienna —la voz de la profesora me sacó de golpe del universo paralelo. Levanté la mirada como quien despierta de un sueño prohibido.
—¿Sí?
—Recuerda que tienes hasta mañana para demostrar que el ensayo es tuyo y presentar el caso al consejo de profesores. De lo contrario… tendrás repercusiones.
—Sí, lo sé. Gracias por recordármelo. —Forcé una sonrisa mientras me hervía el estómago.

Cuando terminó la clase, salí al pasillo con la cabeza a punto de explotar. Genial. Ni he reescrito el primer ensayo, ni he empezado el segundo. Y yo aquí, dramatizando mensajes de WhatsApp.

Me detuve en medio del pasillo y resoplé.
—No tengo tiempo para esto. —Saqué el móvil y empecé a teclear.

Yo: Tengo 24 horas para salvar mi reputación estudiantil, mi nota y Sociología. Ayudaaa.

La respuesta no tardó en llegar:

Mick: ¿Ensayo?

Rodé los ojos, medio sonriendo.
Yo: X2.

Apagué la pantalla y respiré hondo, como si con ese simple intercambio pudiera equilibrar todo el caos que me rodeaba. Pero la verdad era que acababa de abrir otra caja de Pandora.

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POV Mick

El móvil vibraba sobre la mesa. Yo lo miraba como si fuera un tesoro maldito: quería tocarlo, quería ignorarlo, quería todo al mismo tiempo.

Marlon me observaba desde el sofá, con la consola apagada y los brazos cruzados.
—Es la primera vez en toda tu vida que te veo así.

Fruncí el ceño.
—¿Así cómo?

Sonrió, disfrutando cada segundo de mi incomodidad.
—Como si tuvieras doce años y la chica de tus sueños acaba de saludarte por el pasillo del cole.

Me eché hacia atrás, dejando caer la cabeza en el respaldo.
—Así me siento.

Él soltó una carcajada corta. Yo volví a mirar el móvil, repasando los mensajes:
Sociología. Ensayo. X2.
Ignoró el beso. Como si nunca hubiera pasado. Solo quiere que hagamos dos ensayos.

—Excusa perfecta para una noche romántica —dijo Marlon, levantándose para servirse un vaso de agua.

—Excusa perfecta para mandarme directo a la friend zone. —Me pasé las manos por la cara, como si pudiera borrar el calor de mis mejillas.

Marlon bebió un sorbo y me señaló con el vaso.
—Eso depende de ti, bro. Tú decides si llevas libros o si llevas velas.

Rodé los ojos, aunque la idea no me parecía tan absurda. El problema era otro: yo no quería que Sienna pensara que todo era un truco más de Mick Lennon.

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POV Sienna

—Tienen que irse —Cerré el portátil con un golpe seco y las miré muy seria.

Las tres se quedaron congeladas.

—¿Cómo que irnos? —Isla abrió los ojos como platos—. ¡Prometemos no hacer ruido!

—No. —Me crucé de brazos, intentando sonar más firme de lo que me sentía—. Tienen que irse.

—Joder, Sienna… —Mila puso cara de indignación—. ¿Nos estás echando de tu propia casa? Esto es increíble.

—Exacto. —Kath se levantó con parsimonia, ajustándose el abrigo—. Pero que conste que mañana a las siete de la tarde estaremos aquí, y nos vas a confesar todo.

—Y además —añadió Mila con malicia— nos harás una tarta de chocolate como disculpa por echarnos a la calle de esta manera.




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