Mi Vecino, Un Gran Besador.

Prólogo.

El olor a alcohol, humo y sudor se mezclaba en el aire, una típica fiesta de esas que haces cuándo tus padres no están, algo muy normal, puesto que todos eran adolescentes hormonados. Me estoy incluyendo en ello.

Me sentía pesada y sabía perfectamente el porqué de aquello, había bebido tanto que tenía que arrastrar las palabras. La música taladraba mis oídos, ver a las personas bailar me provocaba ganas de querer hacerlo, pero mi estado no me lo permitía, es decir, si me lo permitía, pero probablemente parecería un fideo bailando.

Busqué a Grace con la vista, pero mi mejor amiga se había esfumado, probablemente había salido junto a Kendra al patio, o algo parecido. Pero la odiaba con toda mi alma, no podía creer que me haya dejado sola. No sabiendo cómo me pongo tan sólo con un vaso de cerveza.

Suspiré, antes de comenzar a subir torpemente las escaleras, sosteniéndome de la baranda e intentando respirar tranquilamente, no estaba tan ebria cómo para vomitar, pero temía tambalearme y caerme de la escalera o algo parecido. Varias personas pasaron a mi lado, parejas de todos tipos, chico y chico, chica y chica, chico y chica. Hasta tres personas se metían en la misma habitación.

Una vez terminé de subir las escaleras y toqué el segundo piso, pude sentir cómo el ruido de la música y las personas disminuía, cosa que me provocó gran alivio. Tomé una gran bocanada de aire, comenzando a caminar por el pasillo, escuché todo tipo de sonidos, desde nalgadas hasta gritos como "¡hazme tu gatita!". Y no, no estoy mintiendo.

Tomé el manojo de la puerta que creía era del baño y la abrí, notando que en realidad era una habitación, completamente vacía gracias a mi suerte, mis ganas de ir al baño se esfumaron, tan sólo quería lanzarme a esa cama y descansar.

Quité mis zapatos y los lancé a algún lugar de la habitación, antes de que pudiera lanzarme a aquella preciada cama, oí cómo la puerta de la habitación se abría detrás de mí y volteé.

━ Lo siento, creí que no había nadie en la habita... ━ el chico que estaba delante de la puerta era alto, un poco menos que la altura de la puerta. A pesar de la oscuridad de la habitación, podía notar, desde lejos, sus grandes y atrapantes ojos azules, adornados por largas pestañas. Me acerqué lentamente, notando que él también estaba observándome.

━ Descuida. – susurré, parándome delante de él y notando la alarmante diferencia de altura. Casi una cabeza y media. El chico parecía ser un poco mayor que yo, pero no estaba segura de eso. Mi mirada recorrió su rostro, desde sus cejas hasta sus labios, en los cuáles mantuve mi mirada. Podía notar lo carnosos y rosados que éstos eran. Mordí mi labio inferior, me encantaría probar esos labios.

━ Voy a irme. Tú necesitas esta habitación más que y...

No le dejé terminar. Tal vez era mi estado de ebriedad o mi abstinencia de contacto entre labios con alguna persona, tiré de su camiseta azul, haciendo que se inclinara hacia mí y estampando mis labios contra los suyos, teniendo que pararme sobre las puntas de mis pies para lograr hacer aquello, debido a que su esbelto cuerpo era mucho más grande que el mío. Sentí cómo sus manos pasaban por mi cintura hasta mis muslos, alzándome y pegando mi cuerpo al suyo, antes de comenzar a corresponder aquel fogoso beso que ambos estábamos compartiendo. Rodeé su cuello con mis brazos, sintiendo cómo apoyaba mi espalda contra la pared, usando su brazo izquierdo para sostenerme y el derecho para quitar todas las cosas sobre un estante, el ruido de los distintos objetos cayendo al suelo no me distrajo para nada, lo único que me importaba en ese momento eran los labios de aquel extraño que besaba cómo los dioses. Mordí su labio inferior, tirando de éste antes de introducir mi lengua en el beso, sintiendo cómo el chico desconocido tiraba de mí hasta sentarme sobre el mueble, provocando que yo soltara un pequeño quejido, cosa que interrumpió el beso por unos segundos. Separé mis labios de los suyos, intentando tomar aire, al igual que el chico frente a mí, el cuál poseía los ojos más atrapantes y hermosos que había visto, ojos que no podía dejar de ver, parecía que acababa de hipnotizarme en ese mismo momento. Sin que siquiera yo misma me lo esperara, apenas regulé mi respiración, uní mis labios nuevamente con los de él, pasando mis manos por su abundante cabello negro y sintiendo cómo nuestras lenguas jugueteaban entre ellas, mientras las manos del chico estaban en mi cintura y trasero, dando unas caricias extremadamente peligrosas, pero estaba ebria y aquello no me importaba ni un poco.

Separó sus labios de los míos luego de otro minuto de besuqueos, observándome atentamente, mientras yo observaba sus labios, los cuales estaban mucho más hinchados debido a la desesperada sesión de besos que acabábamos de tener, siendo dos completos extraños. Sin decir una palabra, él se separó lentamente de mí, sonriéndome de manera ladina antes de salir de la habitación.

Separó sus labios de los míos luego de otro minuto de besuqueos, observándome atentamente, mientras yo observaba sus labios, los cuales estaban mucho más hinchados debido a la desesperada sesión de besos que acabábamos de tener, siendo dos completos extraños. Sin decir una palabra, él se separó lentamente de mí, sonriéndome de manera ladina antes de salir de la habitación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.