Mi Venganza

Capítulo 2

Elian

Isabella se había ido sin importarle dejarme aquí varado, su desplante lo hizo enfadar, pero que se podía esperar de una persona como ella de bajos recursos, seguramente ni habrá terminado el bachillerato.

A pesar de mi molestia por su falta de educación, seguía intrigado con ella, es tan bonita y joven, le he calculado unos dieciocho años, no creo que pase de más de ahí, no entiendo cómo es que apenas vengo a conocerla, no es que me interese la vida de los empleados, pero su madre lleva mucho tiempo trabajando para nosotros, ¿como es que nunca la había traído a la casa? Ella y mis padres se la llevan muy bien, incluso es la empleada a la que más confianza le tienen, ¿Será que ellos ya la conocían? No lo sé, pero por mi parte habría jurado que Amanda no tenía hijos.

Mientras pensaba en ella le escribía un mensaje a mis amigos para indicarles que no iría hoy al club, quería quedarme en casa para poder tener otra oportunidad de hablar con Isabella.

Me dispuse a retroceder con el auto para devolverme a la casa, cuando a través del retrovisor divisé la delgada figura de la chica que en apenas unos solos minutos de conocerla ya había acaparado mis pensamientos.

Continué avanzando hacia atrás hasta que me detuve a su lado.

— ¿Te vas tan pronto? — pregunté intrigado.

Apenas y acababa de llegar. Pensé.

— Si, es que solo he venido a traerle a mi madre algo importante que olvidó en la casa, y como ya cumplí con lo que debía hacer, ahora debo irme. — contestó como si nada.

— ¿Si quieres puedo llevarte? ¿Hacia dónde te diriges? — pregunté con interés.

No podía perder la oportunidad de conocerla mejor, estoy seguro que si la dejo ir hoy, no volveré a tener otra oportunidad de verla o tan siquiera hablarle.

— No te preocupes, yo puedo tomar un taxi de vuelta a casa. — negué.

— No es ninguna molestia, además no sería un caballero si te dejo ir sola. Sube.

Abrí la puerta del coche y me miró con cierta duda.

— ¿Seguro que no es una molestia para tí? — negué de inmediato.

— Bueno, entonces aceptaré el aventón— sonrió con inocencia dejándome totalmente hechizado.

Se subió y el olor a vainilla de su perfume se concentró en el auto, aspiré dejando que su olor entrara por mis fozas nasales, aparte de ser hermosa olía exquisito.

Estaba decidido a no dejarla ir, necesitaba saber más de ella, tenía que convencerla de salir conmigo.

— Antes de llevarte a tu casa, ¿aceptarías tomar algo conmigo? — me miró con el ceño fruncido y pensé que lo había arruinado.

— ¿A que te refieres cuando dices tomar algo? Yo no tomo licor, si a eso te refieres. 

Negué avergonzado, claro que me refería a licor, pero tuve que disimular mi error frente a ella.

— Hablaba de un café o una malteada, no pensé alcohol. — mentí.

Asintió ruborizada, era tan inocente que creyó mi mentira.

— Está bien — aceptó y cambié el rumbo hasta la cafetería a la cual solía ir con mis amigos de vez en cuando.

Durante el trayecto estuvimos conversando y me contó que había salido de la preparatoria y que hace poco presentó el exámen de admisión para entrar a estudiar a una de las mejores universidades del país, gracias a una beca que le habían otorgado por sus excelentes notas. 

La verdad es que me sorprendió saber todo eso, creí que ni siquiera había terminado la preparatoria y resulta que es toda una nerd, aparte de bonita inteligente, esa es una combinación que pocas chicas poseen. 

Isabella resultó ser una caja de pandora que cada vez me atrae más a ella.

Llegamos al sitio y me bajo del auto para abrirle la puerta, quería impresionarla y por ese motivo me estaba esforzando en comportarme como un caballero, entramos al lugar y las miradas de los presentes recayeron sobre nosotros, sobretodo en mí, es primera vez que traigo una chica a este sitio.

Y no es que ella sea especial, lo que pasa es que nunca me había topado con una joven que no bebiera licor, las mayoría de chicas que suelo frecuentar, las llevo a bares y a discotecas, después de una noche llena de tragos y baile, las llevo a mi departamento de soltero donde hago con ellas todo lo que quiero en la cama, todas estan claras como va a terminar todo, asi que después de una rica sesión de sexo desenfrenado las llevo a sus casas y no volvemos a vernos a menos que yo quiera.

— ¿Bueno, que me recomiendas? — preguntó sacándome de mis pensamientos.

Estaba concentrada mirando la carta y no podía dejar de mirarla.

— La malteada de chocolate que hacen aquí, es la mejor que he probado en mi vida — sonrió.

— Aunque también puedo recomendarte la de fresa, pero mi favorita es la de chocolate.

— Entonces te tomaré la palabra y pediré una malteada de chocolate, veamos si es tan rica como dices — bromeó.

— Juro que no te arrepentirás.

Hicimos el pedido y mientras esperábamos seguimos conversando a gusto, hasta que la campana de la puerta de entrada sonó y por ella entraron mis amigos.

Valentino, Lucas y Adriano al verme lo primero que hicieron fue acercarse hasta la mesa.

— Pero mira que sorpresa tan grande, nuestro querido amigo se encuentra aquí con una hermosa chica — habló Valentino.

— Mucho gusto señorita, nosotros somos los mejores amigos de Elian — se presentó Lucas.

Podía ver la burla en sus ojos, estaban siendo amables pero al mismo tiempo estaban disfrutando de verme incómodo.

—  ¿Qué hacen aquí? — pregunté y no pude evitar que mi tono saliera con brusquedad.

Los conozco demasiado para saber que no van a largarse hasta que no sepan quien es Isabella y yo en estos momentos lo menos que quiero es estar dando explicaciones de nada. Además me avergüenza decir que es la hija de mi sirvienta.

— Llegamos de casualidad y justo te encontramos aquí con esta hermosura — Adriano miró a Isabella con morbo.

Podía ver la cara de incomodidad de ella y yo no estaba dispuesto a qué me arruinaran el momento, así que me levanté de mi asiento.




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