Mi venganza contra el amor

Destruida

¿Cuántas veces se le puede romper el corazón a una persona? ¿Qué queda dentro de ella si solo hay pedazos? Aun así, el dolor es el mismo, monstruoso, despiadado y mortal.

—Señorita ¿le gustaría algo de comer? —le pregunta el sobrecargo con amabilidad.

—No, estoy bien…—Alice estaba ida, mirando a la ventana con una mirada perdida.

—De acuerdo, si necesita algo háganoslo saber.

—No gracias…—responde Alice tajante.

 —Ok…con permiso.

Una parte cruel de la ansiedad es que sobre piensas las cosas, revives escenarios dolorosos una y otra vez avivando el dolor que estas experiencias te causaron, haciendo un circulo vicioso del que es muy difícil salir.

—Me siento tan miserable, no puedo dejar de pensar en todo esto, ya no se si son ideas mías, si estoy juzgando a Borg por esos mensajes que quizás solo eran un juego, si de verdad estoy loca y todo es un invento mío… ¿Por qué mi esposo no ve esto? ¿Por qué me deja morir así? Las idas al psicólogo no le dicen nada, mi insomnio, mi migraña, mi baja autoestima, mis hábitos destructivos… ¿enserio Thomas cree que estoy exagerando? La amistad que tiene con él me está matando. —expresa Alice en sus adentros.

Recuerdo la vez que Borg y Thomas quedaron de verse para cenar, la vez que todo empezó, recuerdo haberlos visto estacionarse a unos metros de la casa y quedarse horas en el carro, se me hizo tan extraño que fui a su encuentro pensando que algo malo pasaba y al tocar la ventana, tardaron mucho en abrir y más me preocupe, cuando lo hicieron, mi corazón se comprimió al ver los labios de Tom hinchados, a partir de esa noche, las dudas en mi corazón se anidaron, nuestra sexualidad desmejoro drásticamente, pasamos de tener intimidad una vez a la semana a una vez al mes y luego a tener encuentros muy rara vez, pues según él yo no me cuidaba físicamente, me consume hasta el día de hoy el deseo por mi esposo y el anhelo de ser madre.

—les anunciamos a todos los pasajeros que estamos apunto de aterrizar, póngase los cinturones de seguridad y las visitas al baño quedan suspendidas.

El tiempo paso rápido, Alice no llamo a Jena para que pasara por ella al aeropuerto, no tenia ganas de ver a nadie, aparte de que no conocía a nadie, pidió un taxi que terminaría llevándola a su hotel, estaba cansada, hambrienta y muy decaída y una vez en su habitación se tiro en la cama, pidió mucha comida y prendió la televisión.

—De nada me sirve seguir pensando en esto, no vaya hacer una tontería…—Alice acababa de cenar, estaba satisfecha y repuesta con el baño de espuma que había tomado, había traído consigo, su maleta y una mochila donde tenía su Tablet y cosas que había decidido traer al viaje.

Al instante aquella mochila a la que no le había prestado atención comenzó a sonar, múltiples mensajes salían de aquella maletita y curiosa se asoma a observarla, se dio cuenta de que se había equivocado de mochila y se había traído la de su esposo por accidente.

—Estaba tan distraída que no me di cuenta…Thomas debe estar buscando su Tablet.

Alice saco la Tablet de la mochila pues múltiples mensajes seguían cayendo, desesperándola por completo, su rostro se oscureció cuando vio que los mensajes que caían con insistencia eran los de Borg, imágenes de él completamente desnudo.

—¿Qué es esto?...

Alice estaba horrorizada con la vulgaridad de aquellas imágenes que pasaban de sensuales a lo asquerosas, pero su corazón se detuvo cuando empezó a ver las respuestas de su esposo.

—¡No me mandes más fotos! Perdí mi Tablet, no la encuentro por ningún lado, encontré la mochila de Alice en el auto, debió llevarse la mía por error, si es así estamos muertos.

—¿Estas seguro? Debes haberla olvidado en otro lado, no te preocupes amor, mejor ven a mi casa y la pasamos bien.

—Deja de estar bromeando con eso Borg ¿no te das cuenta de que mi matrimonio puede terminar por esto? Solo a ti se te ocurre hacer esto.

—No solo el tuyo, yo no podría casarme, aunque la verdad no me molestaría que quedáramos libres ¿Por qué no le preguntas y ya? Quizás no es lo que tu piensas, además fuiste tu el que me pidió esto, me voy a dormir, te amo, te veo mañana.

—Te amo más, perdón por exaltarme, es solo que ya no soporto sus arranques de celos.

Alice se vio envuelta en unas nauseas terribles que la llevaron al baño, vacío todo su estomago en menos de dos minutos, sentía que iba a desmayarse, su celular sonaba como loco mientras ella entraba en una crisis de pánico, jamás se había sentido así, tenia ganas de morirse, morirse de la peor manera, para castigarse por ser tan estúpida he ingenua, su mundo termino de derrumbarse a las tres de la mañana, ocho horas de diferencia, cinco años de amargura y sufrimiento, ese bastardo la había dejado vacía.  

—Ya no puedo más…—Alice estaba dentro de la bañera, había roto un espejo con el que planeaba quitarse la vida, se había tomado una botella entera de alcohol y cuando estuvo apunto de cortarse, se detuvo.

—¿Por qué tengo que morir por esto? ¿Por qué debo ser yo la que reciba el castigo? Yo no hice nada malo…no es mi culpa. —Alice se pone de pie y se acerca al espejo que estaba en el baño y se contempla con tristeza.

—Mira lo que te han hecho…en lo que he permitido que te conviertan…Dios, ¿qué te hice?

Antes de Tom y de Borg tú eras feliz, alegre, eras plena, amabas pintar, escuchar música, salir a caminar, te amabas a ti misma, ahora estas irreconocible, tan triste….

Y esos desgraciados viven la gran vida como si nada, los que deberían estar así, son ellos, ellos son los que deberían querer morirse por todo el daño que me han causado y Thomas, sobre todo ese mal nacido mentiroso, ahora lo entiendo todo, por eso no quería tocarme…por eso no quería tener hijos conmigo…

Alice se paro erguida, se limpio las lagrimas y como si hubiese sido por arte de magia, el amor que le tenia a su esposo murió, es como si el poco cariño que se aferraba a ella, hubiese sido arrancado con brusquedad.




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