Mi venganza contra el amor

Sensaciones

 

Alice estaba impresionada del liderazgo y seguridad que tenia Hans, estaba claro que él tenía el mando, pero por alguna razón eso no la molestaba, quizá era demasiado pronto, demasiado superficial y hasta engañoso, pero estaba feliz de que la presumieran por la calle con tanto orgullo, nadie sospecharía que esos dos se acababan de conocer horas atrás.

—Aún no se si esto está mal, pero seguro es algo que la gente reprocharía, voy de la mano con un desconocido que me hace sentir muy cómoda, estoy casada, aun que mi esposo me engaño primero, algo de mi se siente culpable, pero algo más grande que yo quiere vengarse, aun que probablemente Thomas no me ame y lo que termine herido de él no sea su corazón si no su orgullo, pero si puedo lastimarlo y hacerle, aunque sea un poco de daño, no me importa como sea, solo quiero que sufra. (se dice Alice en sus adentros)

La mano de Hans es muy suabe, no puedo dejar de compararlo con mi esposo, cada que Borg estaba presente, Thomas me hacia aun lado, no me mostraba afecto, no estaba conmigo, cada que quería tomarlo de la mano me rechazaba y podía notar como su mirada se desviaba hacia Borg, quería cerciorarse de que no estuviera mirando, me orilló a competir por su amor, a los celos, a la inseguridad, al dolor…y al desprecio mismo, por eso voy adormir todo sentimiento de culpa y aunque sea por esta noche trataré de olvidarlo en los brazos de otro. —se decía Alice en sus adentros.

—Te sudan las manos ¿estas nerviosa? —le pregunta Hans mientras están en el elevador.

—Si…lo siento. —Alice le había pedido a Hans que fueran a su habitación de Hotel de último momento, quería que hubiera pruebas suficientes para que Thomas recibiera su merecido.

—Ahora que lo pienso no se mucho de ti, Hablas español, pero ¿de dónde eres originalmente? ¿estás de vacaciones? ¿viniste con tu familia? ¿amigos? —le pregunta Alice nerviosa, pues están por llegar a su habitación.

—Vine por un asunto familiar, la verdad es que no quería venir. —le responde Hans mientras la mira divertido, pues Alice trata de abrir la puerta pero sus manos están temblando.

—Aun lado, yo lo hare. —Hans abre la puerta de un solo y los dos entran.

—Solo por curiosidad… ¿tú no estás engañando a nadie cierto? —le pregunta Alice con culpa.

—¿Te preocupa hacerme pecar? —le dice Hans con una sonrisa traviesa.

—Pues te estoy orillando hacer algo muy feo… y no quiero que tu le hagas algo así a tu novia, si estas saliendo con alguien por favor vete, se muy bien lo que se siente y no quiero herir a nadie.

 

—No existe Alguien que yo ame en este momento, ni que me ame tampoco, por ende, a nadie le romperé el corazón.

Alice se queda sorprendida con su respuesta, ¿Cómo era posible que no tuviera novia? Era absurdo, seguramente muchas mujeres se morían por su atención, pero se sentía egoísta y no se atrevió a indagar más en el tema.

—Ponte cómodo…te serviré una copa de vino.

—Relájate estas muy nerviosa, mejor siéntate conmigo. —Hans la toma de la cintura y la sienta junto a él en la cama.

—Perdón, es que no soy buena para esto, no sé cómo seducirte o coquetearte…

—Empieza con mirarme a los ojos. —Hans la agarra de la barbilla y direcciona su rostro hacia él.

—¿Hace cuanto que no haces esto? —le pregunta Hans con suavidad, dejando a relucir su seductora voz profunda.

—¿Hacer qué? … —Alice traga saliva, estaba segura que ese hombre era un seductor, quizás un demonio de la pasión disfrazado de hombre.

—El amor ¿hace cuanto que no te ama un hombre? —Hans desvía su mirada hacia los labios rojizos de Alice y ella tartamudea incontrolable mente.

—No lo sé, hace mucho…hace meses que no estoy con un hombre… pero no recuerdo la ultima vez que hice el amor con alguien. —responde Alice con los ojos brillantes.

—¿Qué te parece si los dos fingimos amarnos? Esta noche fingiré que eres el amor de mi vida y tu puedes hacer lo mismo…—le susurra Hans al límite de su resistencia.

—Actúa tan bien que pueda correr el riesgo de creérmela, yo te daré todo el amor que tengo guardado. — Alice cierra los ojos y recibe un tierno beso de Hans.

Sus besos eran mágicos, suabes, húmedos y frescos, su lengua era un mensajero de placer incontrolable que la sometía a las sensaciones más extremas y sobre naturales Hans estaba embriagado por su dulzura, su pureza y su dolor, abrió los ojos de golpe cuando sintió como las lagrimas rodaban de los ojos de su amante, ahí se dio cuenta que aquella indefensa mujer estaba realmente rota y no pudo continuar con su excitación, no era el hombre más integro del mundo, pero solo por esta noche, no sería un patán.

 

Así que decidió besarle toda la cara, el cuello, los hombros, las manos y la abrazo con fuerza.

—Parte de estar enamorado es estar en los infiernos de la persona amada, así que puedes llorar todo lo que quieras, no me iré a ningún lado, ni te pediré nada a cambio, solo acurrúcate en mi pecho y llora.

Alice soltó el nudo que tenia en la garganta y se agarro fuerte de Hans y lloró como una niña, tan amargamente lloró que él se conmovió.

—Me siento tan rota…me estoy muriendo por dentro… ¿Cómo puede vivir sabiendo lo que hizo? ¿Cómo pudo herirme tanto y burlarse de mi así? Era mi esposo, yo lo amaba tanto, él era todo para mí… ¿por qué me destrozo el alma de esta manera? Hubiera preferido que me abandonara, que me pidiera el divorcio y me fuese sincero, así no me habría sufrir tanto, me estoy muriendo de dolor

Decía Alice entre sollozos y lágrimas.

—Por que los hombres somos unos idiotas…..

 

 




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