Alice se encontraba en la bañera, sus mejillas estaban sonrojadas, su mente ya se había imaginado todo tipo de escenarios y su cuerpo estaba sediento de caricias y besos, se sentía extremadamente atraída por ese muchacho, no dejaba de pensar en su espalda, su cara, sus manos, era tan alto que estaba segura de que casi media uno noventa.
—Estar con él debe sentirse como estar en el paraíso… —expresa mientras se muerde los labios.
Yo no suelo actuar así, tampoco creí que seria capaz de sentir tantas cosas, cosas que me sobrepasan y son mas fuertes que yo, me siento mal por que siento que estoy abusando de él, de su juventud…pero no puedo controlarme, estoy a una caricia de ceder por completo.
Alice terminó de bañarse y puso todo su empeño para verse fabulosa, se arregló el cabello, se puso un vestido corto y se perfumo, al verse al espejo quedo satisfecha con el resultado.
Por otro lado, Hans estaba en el balcón, tenia la mirada fija y los brazos cruzados, le había caído un mensaje que lo había puesto de mal humor, había llegado a Madrid casi obligado y si no fuera por Alice su estancia ahí seria insoportable.
—Ah, perdón por tardar tanto… —le dice Alice con timidez.
—No te preocupes, llegaremos a tiempo para la reservación en el restaurante de lujo que te…conté…—los ojos de Hans recorrieron a Alice de pies a cabeza, se veía deslumbrante tanto que lo dejo sin palabras.
—¿Exageré con el maquillaje? Me puedo ir a cambiar si quieres. —le dice Alice con inseguridad.
—No, estas perfecta. —manifiesta Hans con una sonrisa tierna.
Alice se puso feliz al recibir su cumplido, tanto que no pudo disimular su alegría, sonrió mientras se encogía de hombros.
En cuanto Alice se dio la vuelta para coger su bolso, Hans la abrazo por la espalda con fuerza, clavando su cara en su cuello dejándola quieta.
—No creas lo peor de mí, solo me dieron ganas de abrazarte. —le dice Hans mientras la rodea con sus brazos.
Alice se giró quedando frente a él y continuaron abrazándose, ella estaba cómoda, él era cálido y su aroma era exquisito.
—¿Tu estas tan solo como yo verdad? Sigo sintiendo que tu corazón esta triste, no sé si también te rompieron el corazón, pero estas sediento de amor al igual que yo ¿no es así? ...—se dice Alice así misma mientras disfruta de la cercanía que puede tener con él.
—¿Te gustaría que actuáramos como una pareja estos tres días restantes? —le pregunta Hans con suavidad.
—¿Una pareja enamorada? —pregunta Alice ilusionada.
—Jaja, si, una que se ama con locura. —le responde Hans mientras la sostiene del rostro acercándose cada vez más a ella.
Alice estaba anhelando sus labios, sus ojos gritaban a gritos que la besara, sus ojos brillantes cautivaban a Hans y este la beso con pasión.
—Déjame marcarte…—le susurra Hans agitado y añadió lleno de pasión. —yo dejare que tu hagas lo mismo conmigo.
Alice asintió con la cabeza y Hans sonrió y succiono su lengua para después morderle el labio con fuerza, el dolor le saco las lagrimas a Alice y él se detuvo al ver que le había sacado la sangre.
—Lo siento…—Le susurra Hans sin dejar de mirarle los labios.
Alice se encogió de hombros debido al dolor y la mirada que le lanzo A Hans derritió su corazón, sus ojos cristalinos y brillantes eran semejantes a los de una foca bebé y este se enterneció inesperadamente.
—No creí que te había mordido tan fuerte, de verdad lo siento. —Hans se siente apenado al verle el labio inflamado y añadió arrepentido. —Dejare que tu me marques como quieras.
Alice se quedó pensativa, no sabía si su petición era demasiado egoísta y extremista y Hans sonrió al verla tan nerviosa.
—¿No sabes donde marcarme? —le pregunta con una pequeña sonrisa.
—Si se…es solo que dudo que quieras hacerlo.
—¿Pues que vas a hacerme? Jajaja.
—Hazte un tatuaje…—Le dice Alice con timidez.
—¿Qué? —Hans se queda tieso con la sugerencia inusual de Alice.
—M e gustaría marcarte con lo que más te guste de mi… así podrás recordarme, te será más difícil olvidarme.
Los ojos de Hans se iluminaron con la tierna pero inesperada petición de Alice y se lo pensó por un momento.
—¿Es mucho pedir?... Supongo que sí, jaja, un tatuaje es demasiado, en que estaba pensando, no tienes por que aceptar. —Le dice Alice apenada, pero se sorprendió al escuchar la respuesta de Hans.
—Está bien, lo hare.
—¿Lo harás?... —Alice se quedó sin palabras, estaba feliz de que Hans hubiera aceptado su petición.
—Si, fui yo quien te lo sugirió, no pensé que me pedirías algo así jaja, aunque… será tu problema si termino tatuándome tus caderas. —le dice Hans con una sonrisa burlona.
—Eres tu quien lo llevará de por vida. —expresa Alice apenada.
—Vámonos, tengo que tatuarme tus caderas. —Hans le agarra la mano y se la besa.
Alice había comenzado a sentir cosas por Hans, se sentía culpable, inmadura he irresponsable, pues Hans era del tipo de chico del que es imposible no enamorarse y sin querer había terminado involucrada con él y ya era demasiado tarde como para decir no.
Hans llevaba a Alice de la mano, el clima era muy frio esa tarde, pero ella se sentía feliz, tenía toda su atención y sus modales, sus cariños y su tiempo, incluso estaba sorprendida de que Hans no mirara a otras mujeres aparte de ella, no importaba lo atractivas que fueran, no sabia si el estaba fingiendo como habían a cordado, seguramente si, pues no creía que alguien como él, pudiera interesarse en una mujer casi divorciada y mayor como ella, pero aun así, con toda la posible falsedad, ella era feliz.
Hola queridas lectoras, gracias por leer este nuevo capítulo, si les gustó no olviden comentar y dejar su estrellita, nos vemos en el siguiente capítulo.