Mi venganza contra el amor

Brindemos por nosotros

 

A pesar del dolor, era imposible que Alice le guardara rencor a Hans, en ese momento le dolía más su partida que la situación con Thomas, él le había reservado ese hotel para que ella estuviera los días que quisiera, y así pasó ese fatídico día nates de la boda, preparando todo para su venganza.

Thomas le había mandado unos audios a Alice para avisarle que llegaría esa misma noche junto con Borg y los demás caballeros, pero ella y Jena se rehusaban a pasar una sola noche con esos infelices, así que la novia ideo un plan.

—Le diremos a esos bastardos que he organizado una noche de chicas antes de la boda, con el pretexto de que el novio no debe ver a la novia antes de la boda, todas mis damas están al tanto de lo que ese malnacido me hizo y nos ayudarán en todo. —le dijo Jena a Alice, quien la había citado en el hotel que Hans había reservado.

—Te lo agradezco… no me puedo imaginar dormir al lado de Thomas, el solo hecho de pensarlo me revuelve el estómago.

—Yo soy la que debería agradecerte, si no me hubieras compartido esos audios y las fotos me estaría casando con ese asqueroso gorila afeminado, me salvaste de pasar la vida engañada, aunque seguro que lo descubriría tarde o temprano, ese par de animales no pueden despegarse por mucho tiempo, espero que después de esto queden exhibidos ante nuestro circulo social. —los ojos de Jena se llenaron de lágrimas y Alice le tomó la mano con delicadeza.

—No sé qué decirte o como consolarte, pero estoy contigo en esto. —le dijo Alice empática.

—No voy a volver a llorar por él, estoy segura de que ya no me quedan lágrimas, todos estos días han sido realmente difíciles, no les he dicho nada a mis padres porque se le irían encima sin pensarlo, quiero hacerlo sufrir por mí misma.

—Se cómo te sientes, ninguno de mis familiares sabe lo que Thomas me hizo, pienso igual que tú, mañana le hare todo el daño que pueda y mucho más.

—¿Cómo le haces para estar tan tranquila? Pareciera que has superado todo esto.

—Yo no diría que lo he superado, pero conocí a un chico hace unos días.

—¿Un chico? —preguntó Jena sorprendida.

—Si, ese día intente quitarme la vida, estaba deshecha por la traición de Thomas, rompí un vidrio y pensé en lastimarme y terminar con mi sufrimiento, pero algo dentro de mí me lo impidió, me metí a bañar y me fui de compras, me arregle el cabello y me consentí todo lo que pude, cuando se hizo tarde la tristeza regresó y me fui a caminar a un jardín que vi a lo lejos, era como un laberinto y en medio había una fuente y ahí estaba él, es como si el destino nos hubiese reunido y se ofreció a vengarse conmigo, le devolvería a Thomas todo lo que me había hecho, estaba buscando un amante para vengarme de él y resulto ser un hombre maravilloso, en estos días me ayudo a sanar mi corazón, a sentirme hermosa y valiosa, me hizo darme cuenta que puedo ser amada y que puedo empezar de nuevo. —le dijo Alice con una sonrisa triste.

—¿Y dónde está él?

—Se fue…

—Lo siento, eso debió ser duro para ti, de alguna forma fue tu anestesia para el dolor y ahora que ya no está…

—No era justo pedirle que se quedara, aunque me hubiera encantado retenerlo…me doy cuenta de que hizo suficiente por mí, gracias a él he sacado a Thomas de mi corazón para siempre.

—No creo que un clavo saque a otro clavo, al final tu corazón se lo ha llevado un extraño.

—Pero no me arrepiento, si pudiera regresar el tiempo, haría exactamente todo igual, iría hasta él y viviría todo de la misma manera.

—¿Todos los hombres serán iguales? —le preguntó Jena entre lágrimas.

—No, hay hombres buenos allá afuera, solo que estamos muy tristes ahora como para querer amar… —Alice y Jena se abrazaron y comenzaron a llorar amargamente, fue ese momento el que las unió de una manera que jamás imaginaron y de ahí nació una hermosa amistad.

—¿Tendrías algún problema si mis damas y yo pasamos el día contigo? No quiero regresar a mi hotel, no quero toparme con Borg ni de chiste.

—Adelante, pasemos un rato agradable antes del gran día, yo también no quiero estar sola.

—Gracias, les diré dónde estamos.

Al cabo de unas horas, las seis damas de honor de Jena habían llegado al hotel donde Alice y ella se encontraban, Jena era quien las había recibido mientras Alice se bañaba y alistaba, las damas de honor de Jena eran, Katherine, Elena, Ann, Teodora, Melanie y Aurora, ella las había recibido en la recepción mientras esperaban a Alice.

—Me siento llena de vergüenza, no quiero ser recordada como la mujer a la que le fueron infiel, el simple hecho de saber que la persona con la que me engañaron no era una mujer si no un hombre, lo vuelve más miserable, si Thomas me hubiera sido infiel con alguna secretaria, una amiga o cualquier mujer, me sentiría devastada, pero saber que fue con Borg, su mejor amigo y su amante desde que nos casamos…eso me revuelve el estómago ¿Cómo se compite con un hombre? ¿Qué le puede ofrecer un varón que su esposa no? Me da vergüenza que las damas de Jena sepan que fue mi esposo quien ocasionó todo esto, él y ese orangután asqueroso.

En ese mismo momento, el celular de Alice sonó, era Thomas quien insistía dejando varias llamadas perdidas, tenía setenta llamadas perdidas, la primera parte de su venganza ya estaba hecha.

—¿Qué es lo que quiere ese maldito?  Ya debió de haber encontrado la sorpresa que Hans y yo le preparamos—Alice mira su celular con desprecio, estaba saboreando la inseguridad, la rabia y la intranquilidad que Thomas debía estar sintiendo en esos momentos.

 —¿Qué se siente maldito bastardo? ¿Qué se siente saber que tu esposa te ha sido infiel? ¿Qué te ha regresado el golpe?

Thomas estaba histérico, estaba teniendo un ataque de ansiedad y frustración, Había llegado al hotel donde Alice había pasado las primeras noches, y en el momento en el que fue a recepción y pidió una llave para la habitación donde se hospedaba su esposa la recepcionista se quedó confundida.




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