Mi venganza contra el amor

Brindemos por nosotros 2

 

Cuando una persona descubre que su compañero de vida le ha sido infiel, es similar a que te dispararan en le pecho y te dejaran desangrándote, mientras agonizas, recuerdas todas las cosas que pasaron juntos y una desesperación te invade, preguntas como… ¿Qué pasará con nosotros? ¿Qué voy hacer sin él o ella? ¿Cómo voy a recuperarme de esto? Se vuelven el pan de cada día, el dolor de la traición debería considerarse un intento de asesinato, un crimen penado por su violencia y crueldad que ejerce contra la víctima, en estos momentos Thomas está sintiendo lo mismo que yo sentí al enterarme de su infidelidad, sus entrañas deben estársele revolviendo y su corazón debe dolerle como si fuera ha darle un infarto, pero no le tengo compasión, estoy segura que yo sufrí más, yo intente quitarme la vida, yo si lo amaba, yo si fui su víctima, yo fui a quien traicionó.

Thomas se encontraba tirado en el piso, con uno de los vestidos de Alice en la mano, lloraba lleno de impotencia y sabia que estaba recibiendo una cucharada de su propia medicina, ahora estaba en el lugar de Alice, en sus pesados zapatos, ahora sabia lo que se sentía ser traicionado.

—¿Cuántas veces te arrebató la ropa ese extraño? ¿Quién es? ¿Dónde lo conociste? ¿por qué dejaste que llenara tu piel de sus besos y sus caricias? Tu piel pura que me pertenece…jamás imagine que me harías esto, tú eras devota a mí, yo era tu mundo y tu razón de ser… ¿Quién es él? Quisiera tenerlo enfrente y matarlo.

Alice le había mandado un mensaje a Thomas el cual decía:

—Nos vemos mañana en la boda.

Thomas lloró amargamente y la ira empezó a crecer en él como la lleva mala, sentía que no tenía derecho a reclamarle nada, pues él era más culpable que ella, pero aun así su orgullo le pedía justicia.

—¿Me engañaste porqué ya no te tocaba? ¿Tan necesitada estabas de un hombre? Estaba arrepentido…iba a cuidarte más, me iba a esforzar en atenderte, pero no pudiste contenerte, tu lujuria te consumió y me remplazaste con un desconocido, mi Dulce Alice, ya no eres la mujer pura que me pertenecía, ahora te ha poseído otro hombre, alguien que se aprovechó de tu inocencia y te hizo suya tantas veces quiso.

Aquella noche Thomas se emborracho hasta que perdió el conocimiento, se quedó tirado en el mismo lugar donde Alice intentó quitarse la vida.

—¿Estas bien? —le preguntó Jena a Alice quien la veía pensativa.

—Thomas descubrió que también le fui infiel, el chico que me ayudó le dejó una sorpresa en el hotel donde me quedaba.

—¿Qué? ¿y si intenta lastimarte? —le preguntó Jena preocupada.

—¿Qué va hacer? ¿matarme? Jaja…—ya no puede herirme, me ha destrozado la vida.

—No digas eso, tenemos que encontrar la manera de salir a delante sin ellos, sanar nuestras heridas para volver a ser felices.

—Lamento portarme tan pesimista, pero tu mejor que nadie sabes como me siento, por lo menos tú tienes amigas, a tu familia, yo me aleje de todo por él.

—Me tienes a mí, yo seré tu amiga, se que recuperaras todo lo que habías perdido por él, saldrás adelante, lose, porque eres fuerte.

—Tú también debes estar aterrada por mañana, no debe ser fácil usar la boda que soñabas por una venganza.

—Te equivocas, estoy ansiosa de que se llegue la hora, en estos momentos ese infeliz debe estar sonriendo y brindando pensando que jamás voy a descubrirlo, ha de creer que siempre me vera la cara de estúpida.

—Admiro tu valentía, quiero que sepas que no te dejare sola, te acompañare siempre que me necesites.

—¡Alice! ¡Se me acaba de ocurrir una idea!

—¿Cuál? —le pregunta Alice confundida.

—¡Vayámonos de viaje juntas! ¡celebremos que nos hemos desecho de esas cucarachas! Vivamos la vida como unas triunfadoras, si nos quedamos cada una por su lado, estaremos llorando y sumergidas en la depresión, por favor…si regreso a mi casa me sentiré fatal, sé que nos hará bien desintoxicarnos de ellos, que vivan la vida como quieran los muy cerdos y nosotras haremos lo mismo.

—¿No te sentirías mejor con tus amigas? Con alguna de tus damas, por ejemplo, siento que yo te traeré malos recuerdos.

—Ninguna de ellas me entiende como tú, además ya juramos que seriamos mejores amigas.

—¿Mejores amigas?

—Si,

—Está bien, mañana después de la boda nos iremos juntas a celebrar.

Alice y Jena se abrazaron haciendo un pacto, serian un apoyo incondicional la una de la otra.

—Lamento no haber convivido con tus damas, me siento avergonzada, no quiero que me vean con lastima. —le dijo Alice con tristeza.

—No te preocupes, te entiendo, me siento igual, aunque por lo menos yo las conozco, debes sentirte muy incómoda, perdón por no haber sido considerada contigo, no me puse a pensar en cómo podrías sentirte con ellas, lo siento. —exclamó Jena apenada.

—No, esta bien, por lo menos iré a saludarlas, no puedo huir de las personas o preocuparme por el que dirán, cualquier cosa que distraiga mi mente servirá.

—Te acompaño, voy a presentártelas, te van a caer bien.

—Ok….

Jena tomó a Alice de la mano y la llevó a donde estaban sus damas.

—Hola chicas, perdón por la demora, en un momento iremos a cenar, ella es Alice, la esposa de…bueno, ella es quien me ayudó a planear todo, es una buena chica, les agradecería si son empáticas con ella también.

—Hola, perdón por aparecer hasta ahora, no me sentía muy animada de salir, tenia miedo. —les dijo Alice con timidez.

—Por Dios, ustedes son preciosas ¿Qué diablos tenían sus hombres en la cabeza? Viles pedazos de porquería, ¿si las dejaron a ustedes que nos espera a nosotras? —exclamó Teodora llena de rabia.

—Todos los hombres son iguales, infieles desalmados. —dijo Melanie desilusionada.

—No digan eso, Aurora se casa en un mes. —manifestó Katherine queriendo ser cuidadosa.




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