Mi venganza contra el amor

Una boda bien merecida

 

Por fin el gran día había llegado, todos los invitados estaban llegando a la recepción, Jena y Borg no tendrían una boda religiosa, porque él no creía en ningún ser divino, así que tendrían una boda en grande solo que en lugar de sacerdote un juez amigo de la familia los casaría, todos estaban desconcertados, Jena no aparecía por ningún lado.

Thomas estaba detrás de Borg, no se había atrevido a decirle nada, se quedó esperando a Alice en el hotel, pero nunca llegó, tenía la esperanza de verla en la boda y encararla con las pruebas de su infidelidad, pero no se veía por ningún lado, Borg notaba que Thomas estaba raro, pero con todo lo de la boda no había tenido tiempo de acercarse a él, tenia planeado escaparse al baño con Thomas y darle su despedida antes de irse de luna de miel, a pesar de que en pocas horas seria un hombre casado no dejaba de ser perverso he inmoral.

Por otro lado, Aurora se encontraba en el pasillo reclamándole a Hans por lo que le había confesado.

—¿Cómo que quieres romper el compromiso? ¿Cómo esta eso de que conociste a alguien más? ¡explícate! —gritó Aurora histérica, no había acompañado a Jena porque estaba ocupada enfrentando a su prometido.

—Deja de gritar, tu mejor que nadie sabes que este compromiso es por interés, no me interesa relacionarme contigo de ninguna manera, no quiero casarme contigo, estoy enamorado de otra mujer, la conocí mientras pasaba los días aquí, no quiero alejarme de su lado, cásate con un hombre al que si le intereses. —Hans le dio la espalda y Aurora lo agarro del brazo interrumpiendo su partida.

—¡No iras a ninguna parte! ¿Quién es esa zorra? ¡dime! ¿por qué mujerzuela me cambiaste? No voy a dejarte ir, no seré esposa de ningún otro hombre, soy tu prometida y tú eres mío. —aquella mujer dócil y sumisa se había esfumado por los celos que la consumían.

—Déjame en paz. —exclamó Hans furioso.

Mientras tanto…

—¿Las novias se demoran tanto? Porque mi futura esposa tiene mucho tiempo de retraso, de haber sabido que le gustaba tanto el drama me habría traído unos zapatos más cómodos.  —exclamó Borg con molestia, pero trataba de guardar la compostura.

En ese mismo momento, Jena entro al salón con un vestido negro y un ramo hecho de todas las capturas de pantalla con los mensajes obscenos de Thomas y Borg, pasó a un lado de Aurora y Hans, con una sonrisa brillante, ante el asombro de todos los invitados, se podría decir que ninguna fue tan divertida como la de Borg, estaba simplemente horrorizado, su elegante y distinguida novia parecía una gótica sacada de algún cuento siniestro.

—Pero qué demonios… —detrás de ella estaban sus cinco damas de honor, quienes vestían togas con las imágenes de Thomas y Borg besándose, y llevaban unas canastas donde le arrojaban a la gente las fotos de esos dos desvergonzados, Thomas y Borg no podían creer lo que estaba pasando.

—¿Qué está sucediendo? ¿Qué es todo esto? ¿Qué están haciendo malditas? —Borg quería volverse loco, estaba rojo de vergüenza, él y Thomas trataban de recoger su evidencia y entonces apareció Alice, tenía puesto un vestido rojo, el mismo que le había regalado Hans, en ese hotel había dos pasillos que unían al mismo salón, en un extremo estaban Jena y sus damas y Aurora que detenía a Hans y en el otro, Alice quien apretó un botón y los proyectores comenzaron a reproducir los audios y videos inapropiados de esos sinvergüenzas.

—¿Quién esta poniendo esos audios y videos? —Gritó Borg desesperado, le estaba hirviendo la sangre.

—No puede ser son unos asquerosos.

—¿Cómo pudieron hacerle esto a la novia?

—¿Siempre fueron amantes?

—Que asco, están haciéndolo dos gorilas repugnantes.

—¿Quién está haciendo esto? ¡da la cara maldita! Ya sé que eres tú perra…—gritó Borg enardecido.

Todos los presentes los miraban con despreció y comenzaron a arrojarles la comida que había en los banquetes, los abucheaban y los escupían, y entonces Alice tomó el micrófono.

—¡Que des la cara! —gritaba Borg lleno de ira.

Thomas, se llenó de una gran angustia, al pensar que Alice supiera toda la verdad, por más que miraba no la veía y su ansiedad crecía más y más al creer que podría haberla perdido para siempre.

—Felicidades a los amantes, ahora que ya todos conocemos sus sucios secretos podrán revolcarse como los cerdos que son sin ningún problema, ninguna de nosotras los queremos de vuelta en nuestras vidas. —dijo Alice saliendo a la luz con su precioso vestido rojo.

En ese momento, los ojos de Hans se clavaron en ella y cruzó la mirada con Alice quien lo vio de la mano con Aurora, ninguno de los dos se imaginó que coincidirían de esa forma, nuevamente el destino hacía de las suyas.

—Alice…

—Hans… —¿Por qué aurora te toma del brazo? ¿Qué haces aquí?... —pensó Alice en sus adentros.

Hans se hacia las mismas preguntas que Alice.

— ¿Qué haces aquí? ¿Esta era la boda en la que llevarías acabo tu venganza? en ese momento volteó a ver a Thomas y luego le regresó la mirada a Alice, quería correr a sus brazos y sacarla de ese horrible lugar.

—¿Es ella? ¿Alice es la mujer con la que me engañaste? —lo interrogó Aurora furiosa.

Hans la hizo aun lado, y trataba de abrirse paso entre la multitud que abucheaba he insultaba a Borg, los padres de este trataban de defenderlo al igual que sus familiares, los padres de Jena y Borg se estaban agarrando a golpes, quería arrancarle la cabeza a su hijo, pero su madre lo estaba ayudando a salir de ahí.

—¡Thomas ven con nosotros! Esto es una locura, ya no podemos seguir fingiendo, ven conmigo. —le gritó Borg mientras lo abofeteaban unas señoras.

—¡No! Tengo que ver a Alice. —Alice se dio cuenta de que Thomas se dirigía a ella lleno de sentimientos encontrados y se asustó, el ambiente estaba pesado, los invitados se habían vuelto locos y los encargados del lugar tuvieron que llamar a la policía, el padre de Jena por fin había alcanzado a Borg y le dio una paliza, él gritaba el nombre de Thomas para que fuera a ayudarlo, pero a este no podría importarle menos, él estaba enfocado en ir por Alice, ella se lleno de miedo y no hallaba como salir de ahí y cuando más asustada estaba , de entre la multitud salio Hans quien le extendió su mano para sacarla de ahí.




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