Mi venganza contra el amor

El duelo

 

Aquel día había sido uno de los peores de la vida de Alice, salió huyendo de aquel lugar y tomó el primer avión con destino a Nueva York, estaba sumergida en una tristeza profunda, no había nada que pudiera pegar su corazón hecho pedazos, llegó a España sintiéndose devastada y se fue sintiéndose peor, había logrado cumplir su venganza, había destruido la reputación de Thomas y Borg, humillándolos de la peor manera, lo que no sabia era que ellos no se quedarían de brazos cruzados.

Thomas había sido arrestado por la policía y fue sospechoso por intento de homicidio, pero salio gracias a que Borg pago una jugosa cantidad de dinero para que lo liberaran, Hans había salido en busca de Alice, pero jamás la encontró, Aurora no declaró en contra de Thomas y más bien acuso a Alice de ser la responsable de todo ese alboroto, pero con el soborno de Borg la policía ya no indago en el tema.

Al final, Jena no pudo tener ese viaje con Alice, todo se complico más de la cuenta y las dos terminaron hundiéndose en una depresión severa, ahora que se encontraban solas el dolor les pegaba más fuerte, Alice había comprado un departamento con lo que le había dado Hans y durante todo un mes no le había avisado a su familia que se había separado de Thomas, no sabia como explicarles todo lo que había sucedido.

No comía, no salía y no podía dejar de llorar, no soportaba la idea de haber dejado ir a Hans y su cabeza se llenaba de pensamientos intrusivos.

—¿Por qué no me fui con él? ¿Por qué le dije que no quería estar a su lado? Que mentirosa soy…me estoy muriendo de amor por él y ahora Hans debe estar en el altar con ella…pero así debe de ser, yo fui egoísta desde que lo conocí, ya era hora de que pensara en él y su futuro, es tan joven…y yo lo amo tanto… —Alice lloró amargamente, a voz en cuello, cada día sentía que el dolor la consumía.

 Hans había regresado a Nueva York por su cuenta después de que perdiera todo rastro de Alice, dejó a Aurora convencido de que jamás se casará con ella, pero una vez que llegó a su mansión y le contó a su madre lo que quería hacer, ella se desvaneció y fue a dar al hospital.

(Cosas que pasaron hace un mes)

—¿Quieres matar a tu madre de un infarto? —le reclamo Héctor con una aparente molestia.

—¿De que estas hablando? ¿estas furioso por que aun respira? —le dijo Hans quien sabia que Héctor solo estaba con su madre por interés.

—¡Cuidado con lo que dices! —le gritó Héctor empujándolo.

—Ten cuidado tú, ambos sabemos que eres una serpiente, estas esperando el momento en que deveras le de un infarto a esa mujer para que te quedes con todo, pero ninguno de los dos lo va a permitir. —le dijo Carter agarrándolo fuertemente del brazo.

—Son unos soberbios esquizofrénicos, que mal trabajo hizo su madre en criarlos, si yo hubiera sido su padre los habría molido agolpes, entonces serian más educados. —les dijo Héctor mirándolos con rabia y se fue furioso.

—Vas a tener que casarte con Aurora, por el bien de nuestra familia. —Le dijo Carter a Hans dejándolo solos, ellos no se llevaban bien, no eran cercanos y desde la muerte de Luisa, Carter se volvió más frio que nunca.

—¡Cásate tú con ella! Por favor… —exclamó Hans mientras Carter le daba la espalda.

—Yo ya tengo a la esposa perfecta en mente, yo también me amarrare a una desconocida por el patrimonio familiar hermanito.

—Maldición… ¡maldita sea! —Hans golpeó la pared lleno de frustración y por la salud de su madre terminó casándose con Aurora.

Tanto fue su odio que el día de la boda cuando el cura dijo “puede besar a la novia” el ni la volteó a ver, aun con todos esos desprecios Aurora se aferraba a la idea de conquistar su corazón.

—No importa cuanto me desprecies, hare todo lo que este en mis manos para que te olvides de ella y te enamores de mí. —se dijo Aurora en sus adentros tratando de sonreír.

En la luna de miel ella trató de seducirlo, a pesar de que era hermosa y tenia un cuerpo hermoso Hans se rehusó a tocarla.

—Algún día tendremos que engendrar un hijo, yo me desnudare ante ti todos los días, eres hombre, terminaras deseándome. —le dijo Aurora mientras colocaba su mano en sus pechos.

Hans subió su mano hasta la cara de Aurora y le apretó la cara y la miro fijamente.

—Yo nunca voy a tomarte. —le dijo esto mientras se salía de la habitación.

Él estaba viviendo su duelo a su manera, estaba roto, deshecho, creía que estaba condenado a recordar a Alice por el resto de su vida, aquel tatuaje le recordaba a su primer amor.

—¿Dónde estarás ahora? ¿Piensas en mí como yo en ti? Porque yo me estoy muriendo en vida.

Y así pasaron seis meses, Alice y Hans intentaron seguir con sus vidas, tratando de olvidarse el uno al otro, era tanta su tristeza que los estaba destruyendo, por su bien, decidieron olvidarse.

Thomas se había rehusado a darle el divorcio a Alice, pero con todas las pruebas de infidelidad la corte se lo había otorgado, oficialmente era una mujer libre, pero Thomas no se quedaría con los brazos cruzados y Borg mucho menos, la odiaba más que nunca, Thomas y Borg se habían ido a vivir juntos, seguían viviendo en Phoenix, pero Thomas había tomado unos días para decir que iría a ver a su familia en Nueva York y se fue en busca de Alice, algo que por supuesto Borg no le creyó, pero sabia que ahora más que amarla Thomas la aborrecía por lo que había hecho.

—Ojalá la mates, si no lo haces lo hare yo… —dijo Borg mientras lo despedía desde la ventana.

Borg había estado planeando su venganza, quería hacerle todo el daño posible a Alice, se aseguró de que Thomas no le diera nada después del divorcio y la dejara en la calle, lo que no sabía es que Hans ya se había hecho cargo de ella.

Además de haber comprado su departamento, Alice compro una cafetería, era un lugar que vendía todo tipo de bebidas frías y calientes y panes recién horneados, le iba bien a pesar de que recién había abierto, era muy trabajadora y sus productos se iban haciendo conocidos por toda la avenida principal y sus alrededores.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.