Alice estaba muy asustada, le temblaban las piernas, aquel extraño la había tomado por la espalda y después de taparle la boca y sujetarla bien la aventó, fue ahí cuando sus ojos se abrieron de golpe al reconocer a Thomas y se llenó de un profundo miedo.
—Thomas…. —Alice retrocedió unos pasos hacia atrás y se recargó en el mostrador.
—Te dije que nos volveríamos a ver. —exclamó Thomas mirándola con desprecio.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? —le preguntó Alice temerosa.
—No te preocupes, esta vez no traigo un arma, en cuanto a cómo te ubiqué, bueno, te conozco, estuvimos casados varios años, se como piensas, siempre habías soñado con abrir tu propio negocio así que imagine que intentarías lograrlo, la pregunta es ¿Cómo? ¿con que dinero? De mí no has recibido ni un solo dólar y nunca lo harás.
—Ese ya no es asunto tuyo, ya no somos esposos, déjame en paz. —manifestó Alice molesta.
—¿Qué te deje en paz? Jaja ¿por qué haría eso? No solo dejaste mi reputación por los suelos, mis padres ya no quieren verme y soy el hazmerreír de la familia, todo por culpa tuya, te revolcaste como una perra en celo con otro hombre y me viste la cara.
—¡Ya cállate! Eres un hipócrita, tu fuiste quien me destruyo la vida a mí ¡pedazo de basura! Me hiciste vivir un infierno durante nuestro matrimonio, mientras me veías la cara de estúpida ibas y te acostabas con el mal nacido de Borg ¿Cómo te atreves ha reclamarme algo bastardo? ¿Cómo puedes tener el cinismo de acusarme de algo?
Alice le aventó cuanta cosa encontró en su camino y Thomas la tomó con mucha fuerza de las muñecas y comenzó a gritarle y a maltratarla.
—¡Fui débil! ¡no pude resistirme! Borg se esmeraba en complacerme y me hacia terminar y gemir de placer y tú ni siquiera sabias moverte ¡estabas gorda! ¡Eras una conformista patética! ¡Gracias a mí terminaste la universidad y mira! ¡mira como terminaste! Vendiendo pan y café como una mediocre.
—¡Suéltame!
—¡Yo soy hombre! ¡yo puedo serte infiel las veces que se me de la maldita gana perra! Pero tú eras mi mujer, mi esposa y fuiste a vengarte de mí de la peor manera, heriste mi reputación y mi orgullo ¿no te das cuenta que fuiste tu la que me orillo a serte infiel? En la cama todo era rutinario contigo, tenia que verte las lonjas y la celulitis, me asqueabas y ahora resulta que yo soy el culpable ¡no querías ir al gimnasio! ¡no querías hacer dieta! ¡tragabas como una cerda! Siempre llorando, siempre peleando y mírate ahora ¡eres una zorra! Una prostituta barata, me das asco maldita.
—Jajaja, jajaja… ¿dices que fue mi culpa que me engañaras con tu mejor amigo? ¿Cómo puedes decir eso? ¡te odio tanto! —Alice le dio una fuerte bofetada ha Thomas y añadió envuelta en llanto. — ¡estaba así por tu culpa! ¡querías hacer cosas que me dolían! Me lastimabas, me infectabas…querías replicar las porquerías que hacías con ese orangután ¡estaba llena de ansiedad y depresión por tu culpa! Quería morirme…no podía concebir que mi esposo me engañara con un hombre, me hiciste creer que estaba loca, pero siempre tuve razón ¡eres un cerdo afeminado! —en ese momento Thomas la calló de una bofetada y le sacó la sangre de la boca, pero a ella no le importó y siguió hablando.
—¿Dices que te fui infiel? Jaja, solo te di una probada de tu propio chocolate ¿Te gustó el sabor? ¿es amargo verdad? ¡sabe horrible! ¿Quieres saber cómo me sentía en los brazos del hombre con el que te engañe? Gracias a él supe lo que era un orgasmo, supe lo que era hacer el amor, me dio tanto amor que aun lo recuerdo y me enciendo, me erizaba la piel y me dejaba sin aliento, ni siquiera podía hablar, mucho menos podía recordar mi apellido, tú apellido.
—¡Ya cállate! ¡eres una mujerzuela! No tienes vergüenza.
—¡tú tampoco! ¡lárgate de mi vida! la próxima vez que te me acercas llamaré a la policía y te demandaré, no te tengo miedo, solo asco.
—Esto no se va a quedar así, no te desharás de mí tan fácilmente, me las vas a pagar.
Thomas se fue dejando a Alice horrorizada, una vez que salio del local ella se dejó caer de rodillas y comenzó a llorar a voz en cuello, no sabía que hacer con tanto dolor.
No cabe duda de que hay hombres que siempre fueron monstruos, seres malvados, lobos vestidos de ovejas, las mujeres vulnerables y enamoradas no logran descubrirlos hasta que es demasiado tarde y una vez que se les ha caído la máscara, muestras su verdadera cara, sacan sus afilados colmillos y quieren destruir lo que apenas si dejaron con vida.
A unos cuantos metros de distancia, Borg estaba esperando a Thomas y este se sorprendió mucho de verlo ahí.
—Borg…¿Qué haces aquí?
—¿Quieres vengarte de ella también? —le preguntó Borg de manera siniestra.
—¿Qué tienes en mente?
—Hacer una fogata con ella. —le dijo Borg mientras lo besaba y lo agarraba de la mano.
Esa noche Alice apenas si pudo pegar el ojo, tenía pesadillas recurrentes donde Thomas la agredía he intentaba asesinarla, ahora le tenía miedo, ella había cambiado su número de teléfono y sus redes sociales las había eliminado, pero aun así Thomas la había encontrado.
—No vas a destruirme, no voy a permitir que me hagas más daño.
Al día siguiente, Alice se levantó muy temprano a trabajar, se había bañado con agua fría para que los ojos se le deshincharán y se dio cuenta de que sus muñecas tenían las marcas de sus manos.
—Que poco hombre…
Alice estaba aislada de todo el mundo, solo trabajaba y dormía, extrañaba mucho a Hans, pero tenia todo el empeño de olvidarlo.
Una vez que se encontraba en su trabajo, se enfureció al ver que todo su local estaba rayado con palabras ofensivas hacia ella, palabras como, la dueña es una zorra, perra infiel y mujerzuela, se sintió impotente al ver ese acto de cobardía y no le extrañó pensar que Thomas era el responsable.
—Que inmaduro ¿Qué tan bajo esta dispuesto a caer para intimidarme?