Y ahí estaba Carter, con los brazos vendados, sin lentes y mirando por la ventana, tenia las manos en los bolsillos, se había puesto su pantalón de vestir, era un rebelde sin causa, le había exigido al doctor que lo diera de alta, porque tenia mucho trabajo por hacer, era el tipo de hombre que no podía estar si hacer algo productivo, no se en que tanto estaba pensando, pero no me escuchó entrar, tenía la mirada perdida entre los edificios que se alcanzaban a divisar a lo lejos, solo su camisa interior cubría su torso, dejando a la vista su espectacular figura, esa espalda ancha y esos brazos tonificados, sin lentes era muy parecido a Hans, solo que con el cabello corto.
—¿Puedo pasar? —preguntó Alice por tercera vez.
—Ya estas adentro. —le dijo mirándola de arriba abajo y añadió. — te vez intacta, me preocupaba que tuvieras alguna quemadura.
—No…estoy bien, en cambio tú…estas herido por mi culpa.
—No fue tu culpa, tu no incendiaste tu negocio ¿fue tu ex marido o me equivoco?
—Fue él y su amante…Borg, si no hubieras llegado a mi auxilio ahora estaría muerta, jamás podré agradecerte lo suficiente, fuiste muy valiente, arriesgaste tu vida por mí, no me conoces en lo absoluto y aun así…me salvaste.
Alice se sentía profundamente agradecida, se veía que aquellas quemaduras dolerían después de que el efecto de los analgésicos bajara, Carter era tan inexpresivo que parecía que jamás sonreía.
—Puedes agradecerme casándote conmigo, me queda claro que sin mí no vas a sobrevivir, no lo digo de manera orgullosa, si no que literalmente intentaron asesinarte, si se enteran de que estás viva, intentarán silenciarte y esta vez pueden salirse con la suya, pues estás sola he indefensa, eres un blanco fácil, además eres pobre.
—No soy pobre, no tengo tanto dinero como tú, pero…vivo cómodamente. —manifestó Alice avergonzada.
—Yo tengo el poder para mantenerte a salvo, mejor aún, tengo la influencia de despedazar a esos bastardos.
—¿Podríamos sentarnos y hacer esto de manera formal?
—Adelante, toma asiento. —le dijo Carter mientras sacaba unos documentos de su maletín.
—Esperan déjame ayudarte con eso, estas herido. —le dijo Alice con amabilidad.
—Es la carpeta azul, ahí encontraras mis clausulas y mis reglas. —exclamó Carter con seriedad.
Alice comenzó a leer el documento, se sentía muy nerviosa, pues eran muchas las reglas que Carter había estipulado, debía ser una esposa amorosa mientras su madre estuviera presente, tenía que usar ropa reveladora, escotes, tacones altos y siempre debería estar maquillada, dormirían en la misma habitación pero no mantendrían relaciones sexuales a menos que se necesitara engendrar un heredero y si la situación lo ameritaba deberían alargar el contrato de matrimonio, pero eso podría ser negociable, la honestidad era obligatoria, no podía acostarse con otro hombre y él haría lo mismo, así evitarían contagiarse de alguna enfermedad venérea si se daba lo de tener un hijo, el financiaría cualquier cirugía si ella la necesitara o la deseara, mensualmente estaría recibiendo una generosa cantidad de dinero y cuando su contrato terminará él se aseguraría de que pudiera pasar el resto de su vida cómodamente, además le pedía estudios clínicos y todo lo que una esposa de verdad haría, eso incluía atenderlo y cocinar, pues no confiaría en nadie más que en ella, pues tenía la impresión de que ya antes habían intentado envenenarlo.
—¿Por qué tienes esa cara? ¿hay algo que no comprendas o no quieras hacer? —le preguntó Carter mirándola con el ceño fruncido y de manera intimidante.
—Bueno…entiendo lo de dormir en la misma habitación, seria lo normal para unos recién casados, pero…
—¿Tienes miedo de que intente propasarme contigo?
—No, no es eso, es solo que…al principio me será incomodo, pues no te conozco muy bien, me salvaste la vida, así que se que puedo confiar en ti, solo tendré que acostumbrarme.
—¿Y lo de tener un hijo? ¿Qué piensas de eso? —le preguntó Carter con seriedad, era un témpano de hielo atractivo.
—Me quede sin palabras, la verdad es que siempre he querido ser madre, pero…no me gustaría que creciera en un matrimonio falso, además nuestro acuerdo solo durará de uno a dos años, eso me parece complicado para criar a un hijo sola.
—En caso de que quisieras seguir siendo mi esposa, no me negare, si tenemos un hijo en común será solo si es necesario, y si se da entonces extenderemos el tiempo que desees nuestro acuerdo, si res eficiente no me molestaría pasar la vida contigo.
—¿Y si en el proceso te enamoras de alguien que pasara? ¿Qué tal si conoces a una mujer y te gusta? ¿Si aún no termina el año entonces me retiro?
—No me interesa conocer a nadie y mucho menos enamorarme, es una perdida de tiempo, yo lo que quiero es vengarme de mi madre y su pareja, de cualquiera que este involucrado en la muerte de Luisa.
—Luisa…el amor de tu vida ¿Cómo es que murió? —preguntó Alice llena de curiosidad.
—La asesinaron de un tiro en la cabeza, me la arrebataron de los brazos, manipularon todo para que su muerte pareciera un suicidio, le quitaron la oportunidad de vivir una vida plena.
Entre el odio y el rencor de Carter se veía mucho dolor he impotencia, tenía un gran arrepentimiento, una gran culpa, por no haber estado a su lado para protegerla.
—Lo siento mucho. —le dijo Alice con empatía.
—Íbamos a casarnos, pero le cortaron las alas, le quitaron la vida, se la arrebataron, ella era modelo, tenía su carrera y con ella muchos escándalos, cosas que hizo en su pasado, drogas, anorexia, hombres, cuando yo la conocí ella estaba saliendo adelante, jamás la juzgue, ella era más que todos sus errores, me amaba, me veía por quien soy, me hacía feliz ¿Cómo podría enamorarme después de ella? ¿de quién? Si mi corazón se lo terminó llevando a la tumba, mi mente y mis fuerzas se concentran únicamente en encontrar a su asesino, no me importa si el culpable es mi hermano, mi madre o su amante o cualquier sirviente, yo le hare pagar al culpable con creces, llorará sangre y se arrastrará hacia mí pidiendo perdón.