Mi venganza contra el amor

El frio de tu ausencia

El frio de tu ausencia

No es que Aurora fuera fea, todo lo contrario, tenía una piel sonrosada, preciosos ojos color esmeralda que podrían encantar a cualquiera, su hermoso cabello dorado le caía como una suabe cascada, pero no era Alice.

—Vete a dormir…no quiero usarte para llenar un vacío que tu no dejaste. —le dijo Hans con total seriedad.

Los ojos de Aurora se llenaron de lágrimas y se rompió.

—¡Pues úsame! ¡no me importa! Lo único que quiero es dejar de sentir esta horrible soledad… así que no importa si no me amas, bésame como si fuera ella, tócame como lo harías con ella…pero deja de tenerme como un mueble más de esta casa…no sabes lo mucho que me duele.

Aurora lloraba desconsoladamente, se cubría el rostro avergonzada, pues no podía dejar los sollozos, todo su maquillaje se había estropeado, estaba temblando y solo necesitaba ser amada.

—Lo siento…por favor no llores…aunque no lo creas, me siento mal de verte así por mi culpa.

—lloro porque te amo, lloro porque mi amado no me corresponde…

—Me vi obligado a casarme contigo…fui claro desde el principio, este matrimonio lo aborrecí en cuanto me lo impusieron, los dos merecíamos casarnos con otras personas.

—Yo siempre te quise, para mí no existe otro hombre ¿Qué puedo hacer para enamorarte? Si tan solo me dieras una oportunidad, te aseguro que terminarías olvidándote de esa mujer.

Hans apretó los puños, no tenía el coraje de seguirla tratando tan indiferente, conmovido le colocó su saco encima y la acompaño hasta la habitación.

—Haré que te suban un té relajante, así podrás conciliar el sueño.

—¿Volverás a dormir en otra habitación? —le preguntó Aurora entre lágrimas.

—No, me quedare hasta que te duermas, no me iré a ningún lado si sigues despierta.

—Entonces no dormiré, si así puedo pasar tiempo contigo, no me rendiré ante el cansancio.

—Aurora…

Al final, Aurora termino durmiéndose a eso de las cuatro de la mañana, se durmió sosteniendo el borde de la camisa de Hans, él comenzaba a sentirse muy culpable por el sufrimiento que le estaba causando.

Los matrimonios arreglados siempre han sido una práctica común en el mundo con las personas con poder, que buscan incrementar sus riquezas y ventajas en este mundo tan competitivo.

Hans había sido una víctima más de estas prácticas sin corazón, al final las familias de los novios eran los que me nos sufrían y los que más se beneficiaban, en cambio el nuevo matrimonio, tenía que vivir bajo el desamor y la amargura por el resto de sus vidas.

Mientras tanto, en la mansión de la matriarca Miranda Walker…

—Buenos días cariño, te traje el desayuno a la cama. —le susurró Héctor mientras le besaba los hombros y la oreja.

—Que tierno eres amor ¿Qué ese no es el trabajo de las criadas? —le preguntó Miranda entre risitas.

—Es mi trabajo como esposo consentirte en todo mi bomboncito.

—jajaja, cuanta cursilería por Dios, jaja, pareciera que estamos recién casados. —exclamó Miranda mientras se acomodaba la sabana en el cuerpo, estaba desnuda, Héctor la mimaba de todas las maneras posibles, le sobaba los pies, los hombros, siempre trataba de ganársela, pero siempre para sus propios fines.

—Solo tenemos tres años de casados, aun me siento en la luna de miel jaja. —manifestó Héctor cariñoso y añadió. —Ahora que Hans y Aurora se casaron ¿Qué piensas hacer respecto a Carter? Él no piensa comprometerse con otra mujer, aun sigue empeñado en vivir con el fantasma de su ex prometida, es un rebelde sin causa, el otro día me enfrentó sin ningún reparo, yo solo trataba de exigirles respeto hacia ti, estabas en el hospital y no parecía importarles en lo absoluto, enfurecí de inmediato al ver su indiferencia.

—Gracias por preocuparte por mí, pero la educación de mis hijos no te corresponde, ya te dije que no debes meterte en esos asuntos.

—Como no voy a meterme si eres mi esposa, tus hijos han crecido siendo soberbios y creen que pueden vivir como quieren, me parte el corazón ver como sus acciones afectan en tu salud. —exclamó Héctor haciéndose la víctima.

—Tu sabes que aveces me siento mal de la nada, ese día ya me sentía mareada, pero Hans me sorprendió con su absurda idea de terminar con Aurora, ahora ya tienen seis meses casados, tarde o temprano tendrá que resignarse, así me case con su padre, era un completo extraño para mí y termino siendo un gran esposo y un amigo incondicional, así que confió en que Carter recapacitará y me dejará buscarle una esposa digna de su inteligencia y su capacidad para lograr con éxito todo lo que se propone, el odio y el resentimiento que tiene es normal, Lucia no era santo de mi devoción, pero murió de una forma lamentable, pero agradezco que haya desaparecido de la vida de mi hijo mayor, esa drogadicta y promiscua mujer solo traería vergüenzas a esta familia, no podría permitir escándalos después de la muerte de esta muchacha.

—Si tan solo confiaras más en mí, no tendrías porque depender de los matrimonios de tus hijos, yo podría sacar a delante este imperio que con tanto trabajo has mantenido, duplicaría, no, triplicaría todos los bienes y te aliviaría la carga para que pudieras recuperar tu salud, si tan solo pusieras las acciones a mi no…—Miranda interrumpió tajante mente a Héctor y le dijo con voz fuerte y clara.

—Ya te dije que ningún extraño puede dirigir esta empresa.

—¿Un extraño? Pero soy tu esposo….

—No eres un Walker, no tienes parte en esto, no permitiré que ningún hombre maneje mi dinero ni el dinero de mis hijos, tienes que conformarte con el puesto que te doy, no es que no confié en tus capacidades, pero seria un error dejarte todo en las manos, te amo, pero mis hijos y mi legado son primero y lo sabes.

Miranda le dio un beso en la frente y se fue a duchar, dejando a Héctor temblando de ira.




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