Mi venganza contra el amor

Mi realidad

 

Paso las noches en vela pensando en ti, me consume la ansiedad dejándome sin esperanza, me invaden preguntas que me exigen una respuesta ¿Volveremos a estar juntos? ¿también me extrañas? Dijiste que no querías estar conmigo, no puedo culparte, al final no fui honesto contigo, todo lo que vivimos ameritaba honestidad, tu fuiste transparente y sin embargo el miedo me dejo sin palabras ¿acaso la edad es tan importante para ti? ¿no pudiste perdonarme? ¿Qué voy a hacer con tu recuerdo? Me sigue enamorando más y más de ti…

Varios días después….

Alice se encontraba tomando el desayuno en el jardín junto con Carter, el tenía en las manos un periódico, llevaba sus gafas y fumaba un puro, las vendas en sus brazos le lucían bien, Alice llevaba puesto un vestido amarillo floreado, y tenia el cabello recogido, su cuello esbelto y elegante la hacia lucir como una flor.

Había lapsos de un absoluto y sepulcral silencio entre ellos, pero no era algo para morirse, se sentían en paz el uno con el otro, a pesar de que Carter era un tempano de hielo, era una grata compañía.

—¡Mira un conejo! —exclamó Alice sorprendida he hizo brincar a Carter del susto.

—Suelen acercarse para que les des comida, parecen ardillas. —manifestó Carter con el corazón acelerado.

—Es tan bonito, ay no…es un bebé…es demasiado pequeño… ¿dónde estará su mamá? —preguntó Alice angustiada.

—Tal vez la mató un zorro. —exclamó Carter como si nada.

—¿Qué? Espero que no… ¿debería acercarme?

—Déjalo en paz, podría morderte y pegarte una infección, los animales son sucios y tienen lombrices.

—¿No te gustan los animales? —le preguntó Alice mientras se acercaba cuidadosa al conejito, le estaba ofreciendo manzana.

—Mi madre nunca nos dejó tener mascotas, así que me resigne y termine aceptando el hecho de que no son para mí.

—Pero mira sus ojitos…necesita un papá… —exclamó Alice con ojos de venado.

—¿Ya lo tienes en brazos? No se quien tiene la mirada más rara, si tu o esa cosa. —le dijo Carter haciendo una mueca de asco.

—Dale una oportunidad…está chiquito, además me gustaría tener a alguien con quien hablar, tú eres muy serio. —manifestó Alice frunciendo el ceño.

—Los animales no hablan, además ¿cómo piensas cuidarlo? Tu lo dijiste, es muy pequeño, necesitará muchos cuidados y yo no seré el papá de un conejo.

—Te prometo que la vida de un humano se vuelve mejor cuando hay una mascota.

Carter no estaba convencido de que fuera buena idea, pero sabía que Alice había sufrido mucho y no quería negarle la oportunidad de ser feliz con ese conejo.

—¿Cómo lo llamaras?

—¿Enserio dejarás que me lo quede? —le preguntó Alice con los ojos bien abiertos, eran tan hermosos que brillaban emocionados.

—Voy a complacerte con esto, quiero que seas feliz el tiempo que estes conmigo, tengo la cara, pero no soy un tirano amargado.

—¡Sí! ¡te quedarás con nosotros rabito! —exclamó Alice radiante.

—¿Rabito? ¿no crees que es un nombre ofensivo? ¿Por qué no polar o pie grande? Rabito es casi igual de feo que pelusa y bony.

—Tiene cara de llamarse rabito. —le dijo Alice mirando al conejo con ternura.

—Bien, pues así se llamará esa cosa, mandare a Roberto a comprar las cosas que “rabito necesita”

—Te lo agradezco.

—Esta noche será la cena con mi familia, te presentare oficialmente como mi esposa, no olvides comportarte como te dije, te he comprado ropa para esta ocasión, se que te pedí que te vistieras con escotes, pero si sientes que es muy incomodo ponte lo que mejor te parezca, tampoco se trata de que tomes un resfriado ¿estas nerviosa?

—Un poco…se que no les caeré bien, pero, estoy preparad para todo, hasta para que me tiren un plato de comida en la cara jaja.

—No bromees con eso, jamás permitiría que te falten al respeto, si alguien se atreve a ofenderte nos marcharemos dejándoles claro que a ti te respetan. —exclamó Carter con gran seriedad y Alice se quedo admirada y el corazón le latió de repente.

—Oh…gracias…—respondió apenada.

—No te voy a mentir, pero mi familia es complicada, me da vergüenza la forma en la que se comportan, especialmente el esposo de mi madre, Héctor, ese es un reptil a quien no debes depositarle tu confianza, es despreciable y como la serpiente que es, te morderá a la primera oportunidad.

—Ya estuve con un hombre así, el amante de Thomas es de la misma manera, ojalá estuviera…. —Alice respiró profundo y se calló.

—Te prometo que mas pronto que tarde, tendrás noticias de ellos, pagaran muy caro lo que te hicieron.

—Después de lo que paso se dieron a la fuga, me pregunto si se habrán ido del país, si es así será más dificil encontrarlos…quizás nunca paguen por lo que hicieron. —exclamó Alice con frustración y Carter le agarró la barbilla y la miró fijamente y le dijo con autoridad.

—Yo tengo el poder y las ganas de hacerles pagar por todo el daño, veras que no seré amable ni compasivo con ellos.

—Yo lo sé…confió en ti.

Mientras ellos hablaban Amelía los miraba de lejos, estaba apretando el sacudidor con rabia.

—¿por qué estas flojeando Amelia? Ponte a trabajar, hay mucho que hacer la familia del patrón vendrá a cenar esta noche. —le dijo Greta con molestia, pues todos estaban muy apurados por el evento.

—¿Ya viste como le agarró la barbilla a esa fea? Quien sabe de que tanto hablaran, estoy tan enojada por tenerla en la mansión, te aseguro que es una inútil.

—¡Y a ti que te importa! ¡deja de estar de chismosa y ponte a sacudir! Todos nos estamos partiendo el lomo limpiando y tu como si nada mirando por la ventana, mira nada más.

—¡Ya te dije que me dejes en paz! ¡soy más rápida que tu vieja gruñona! Terminare antes de tiempo. —le dijo Amelia de manera irrespetuosa.

—Ay no…si fueras mi hija ya te habría dado unas buenas cachetadas…




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