Mi venganza contra el amor

Pesadilla

Pesadilla

Ojalá uno pudiera decidir de quien enamorarse, me estoy volviendo una experta en ponerme sonrisas falsas, aveces, solo estoy tan triste que quisiera desaparecer, al final las personas no te conocen de verdad, algunas ni siquiera se fijan en ti, he pasado los últimos seis meses llorando por ti ¿tu piensas en mí? ¿te habrás enamorado de tu esposa? No creí que la ansiedad fuera tan destructiva, te mata el alma y empiezo a creer que estas ojeras en un par de meses más, no las podrá tapar el maquillaje, si sigo así terminare viéndome demacrada, querido Hans, me enseñaste amar, pero no me enseñaste a olvidarte, Carter es un buen hombre, me es fácil estar cerca de él, me juré a mí misma que no me enamoraría de nadie más, pero te soy sincera…a ti podría amarte una vez más, mil veces más, la vida me ha tratado muy mal, de todo este sufrimiento, tu fuiste lo único bueno, aveces me pregunto qué habría sido de nosotros si me hubiera quedado a tu lado, vivo de arrepentimientos mi chico guapo, la paranoia de que ames a Aurora me carcome el alma, pero por nuestro bien, espero que nunca volvamos a vernos, nuestro amor se volvió un imposible, viviré el resto de mis días tratando de olvidarte, ojala mi cerebro cree una amnesia permanente, una laguna mental para que mi corazón deje de quejarse diciendo que te extraña.

La hora de la cena había llegado, Carter le había pedido a Alice un favor, que no bajará hasta que él la llamará, estaba terminando de poderse su perfume, tenia el cabello recogido, un vestido negro largo, con un escote que mostraba sus encantos, se sentía como un robot, uno que ha aprendido a obedecer pese a sentir que es un cadáver andante, un zombi, tanto dolor la tenía así.

La familia de Carter ya se encontraba en su mansión, Miranda, Héctor, Aurora y Hans.

—¿Por qué no cenamos de una vez? ¿a quien estamos esperando? —preguntó Héctor hambriento.

—¿Tienes algo que decirnos hijo? Normalmente no nos invitas a tu casa, debo confesar que nos sorprendiste a todos, aveces pareciera que no somos familia. —le dijo Miranda mientras se dirigía la copa a su boca.

—Tu casa es muy bonita cuñado, tienes buen gusto con la decoración, ahora veo de donde saco Hans su estilo. —exclamó Aurora quien llevaba un vestido azul y el cabello recogido.

Hans estaba muy serio, no quería ir a esa cena, no le gustaba fingir que tenía una familia unida y feliz, todo esto le parecía un fastidio.

—Los invite por que efectivamente tengo algo muy importante que decirles, me pareció respetuoso decírselos en persona, antes de que se enteraran por algún otro medio.

—¿De que se trata? Cuanto misterio por Dios.

—Como todos saben, asesinaron a mi prometida hace un año, desde su partida me negué a conocer a más mujeres y la idea de casarme con una mujer que no fuera ella, me parecía absurdo, pero con el tiempo entendí que lo mejor para sanar una herida es cambiar de pagina y seguir adelante con tu vida, así que eso hice.

—¿Qué esta diciendo? —se preguntaban todos confundidos.

—No estamos entendiendo hijo ¿puedes ser más claro? Esto es demasiado enredo. —le dijo Miranda un poco fastidiada.

—Claro que si Miranda, desde hoy dejarás de buscarme esposa como si yo no pudiera conseguirme una por mí mismo, te he ahorrado esa tarea innecesaria, les presento a mi esposa, ya tenemos seis meses de casados, espero que se alegren con nosotros. —exclamó Carter con una sonrisa enorme.

—¿Qué? ¿pero que demonios estas diciendo Carter?

—Te dije que tus hijos son unos rebeldes. —murmuró Héctor dándole un sorbo a su vino.

Incluso Hans estaba sorprendido con las palabras de su hermano, no hace mucho peleaba con todos por que se rehusaba a casarse y de la nada resulta que ya está casado.

 —Adelante esposa, te presento a mi honorable familia.

Alice entro al gran comedor y en cuanto puso un píe en el salón, todos en la mesa giraron las cabezas para conocer a la susodicha, sus tacones resonaban en el piso marmoleado y cuando levantó la cabeza y miró que Hans era uno de los invitados sintió que se moría, solo ellos podrían explicar lo que sintieron, el mundo terminó de caérseles encima.

 —Alice….

—¿Hans?...

El rostro de Hans reflejaba un dolor inexplicable, todos se quedaron extrañados al escuchar que esos dos pronunciaban sus nombres como si estuvieran diciendo sus últimas palabras.

—¿Qué haces tu aquí? ¿eres la esposa de Carter? —Aurora se paro de la mesa, apretó los puños con fuerza, no podía concebirlo.

—¿Se conocen? —le pregunto Carter confundido.

—Claro que la conozco…esta zorra… ¡esta mujerzuela intento robarme a mi esposo! Ella es la mujer por la que intentó romper nuestro compromiso. —manifestó Aurora delante de todos incluyendo la servidumbre que les servía.

—¿Qué? ¿Cómo te atreves a meterte entre mis hijos? ¿Qué estas tramando? —le recrimino Miranda furiosa.

—Entonces…mi hermano era el hombre que te ayudo… —susurró Carter sabiendo el lío en el que todos estaban metidos.

—¡Largo de aquí! Si esa mujer no se va entonces lo haré yo. —exclamó Aurora histérica.

Todo se había salido de control, a pesar de todo el escándalo, Alice y Hans no percibían a nadie en ese lugar, solo estaban inmersos el uno en el otro, estaban tiesos, completamente en shock.

—Esto no puede estar pasando…

Alice se dio la vuelta y salio corriendo de ahí, en el camino fue aventando esos estorbosos tacones, quería morirse, desaparecer de esta tierra, no podía quedarse a seguir mirando el rostro de Hans que se sumergía en una confusión y una tristeza inmensa.

—No…no vuelvas a desaparecer… —Hans dejo todo y fue tras ella, Miranda y Aurora trataron de detenerlo, pero él era más fuerte y ante la mirada de confusión de su hermano se fue tras el amor de su vida.

—No volveré a dejarte ir…por favor ya no huyas de mí… —se decía Hans mientras corría.




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